lunes, 17 de marzo de 2014

CRÓNICAS DESDE BENICÀSSIM (2)

El primer día completo. Hoy hace un día soleado. En el hall del hotel hay prensa de variado pelaje, antes de la visita a la Vila Real, que tenemos concertada para mas tarde, doy un vistazo a El País, El Mundo, Mediterráneo, y encuentro un artículo de Ignacio Sotelo que me parece interesante reseñar aquí.

Sotelo reflexiona sobre la evolución del capitalismo y se centra, a grandes rasgos, en tres etapas.
(...)
Capitalismo mercantil, cuando la economía se movía alrededor de transacciones comerciales, antes de que aflorara la industria. La fase de capitalismo industrial posterior, que demandó una gran cantidad de mano de obra y provocó los éxodos de las poblaciones rurales hacia las aglomeraciones urbanas. Se caracterizó por el auge de la minería, la invención de la máquina de vapor, el ferrocarril. Supuso la etapa de la economía productiva por excelencia, con las grandes acerías a pleno rendimiento. Una civilización básicamente industrial. 

Ahora, al parecer, vivimos en pleno capitalismo financiero, disociado de la economía productiva.Los listos han descubierto que no hace falta producir nada --que fabriquen los tontos-- para forrarse con operaciones especulativas, meramente monetarias o bolsísticas, sin necesidad de dar un palo al agua.

Pasados de moda el mercantilismo y el industrialismo, quienes se sientan en los consejos de la gran banca, cierran sucursales, despiden empleados a millares y claman, otra vez, contra las trabas que dificultan la libertad de los negocios, como sus antecesores hicieron al final del feudalismo y al principio del mercantilismo.

Sus quejas se dirigen ahora a los ineficientes estados sociales, con la intención de cargárselos, sin que hayan llegado a consolidarse. De modo que, según Sotelo, el capitalismo ha pasado por esas tres etapas, mercantilismo, industrialismo y economía financiera predominante.

Según yo mismo, es muy posible que buena parte de las familias que han protagonizado esas fases históricas sean, básicamente, las mismas, y entre ellas es probable que perdure una buena porción de hijos de puta. 

Terminada la lectura de la prensa, después de pasar por el comedor que merece un aprobado tirando a notable -Hotel Orange, del grupo Intur, 4 estrellas- nos vamos a visitar la Vila Real.

Vila Real pasa por ser el feudo de los Soriano (Porcelanosa), y los Roig, ya saben, equipo de fútbol en primera, aquel mítico equipo de baloncesto, Pamesa, --no se como se llama ahora-- industria cerámica, Mercadona, muchos Mercadona, pero también hay otras cosas, por ejemplo, la Iglesia de San Pascual Bailón.

¿Bailón?, le pregunto a la simpática guía que nos acompaña. ¿También le daba a la salsa y los bailes coreografíados?. --Creo que viene de la palabra Baile, nombre de algunos magistrados antiguos. -Ah...

La Iglesia está dotada con un carillón de unas ochenta campanas y tiene algunas otras peculiaridades, quizás la mas apreciada por aquí es la figura yacente del santo, realizada en plata de ley por un artista local quien, según nos dice la guía, falleció hace unos días. 

Esa escultura yacente descansa sobre un túmulo de granito oscuro que, supuestamente, contiene los restos mortales del santo que fueron incorruptos hasta que los anarquistas quemaron la iglesia con los restos dentro.

Terminada la visita a San Pascual Bailón, hago una sugerencia al oído de la guía, una hipótesis descabellada, seguramente. ¿No pudieron ser fascistas infiltrados quienes dieron fuego a la iglesia, para culpar a los anarquistas de la catástrofe? 

Para mi sorpresa, la guía se toma en serio mi ocurrencia y compromete su esfuerzo para averiguar lo que pasó, toma notas en su cuaderno, y me dice que si tiene éxito en sus pesquisas, si averigua lo que pasó realmente, estará encantada de contármelo, siempre que yo vuelva por aquí el año próximo.

Me parece una idea sugerente volver aquí, hasta ahora lo poco que he visto me ha parecido estupendo, en particular los frondosos arbolados que he visto alrededor de las residencias que hay en las playas, algo poco frecuente en otros lugares, y que merece no una sola visita, sino varias.

Después fuimos a visitar la Casa Polo, un foco de cultura local. El tal Polo fue un pionero de la exportación de naranjas. Vivía en Burriana, pero en una casa tan cercana al 'pantanet' que se lo comían los mosquitos, así que se hizo otra casa en la Vila Real, la que estamos visitando. 

Ahora esa casa, convertida en Museo, expone las obras de un pintor local, que parece haber pasado por el realismo, el post cubismo de los cincuenta, el impresionismo, y todos los ismos que cabe imaginar. 

En una de las obras expuestas, de factura realista, aparecen dos mujeres desnudas en actitud mútua significativamente receptiva. Me pareció escuchar a una mujer que formaba parte de la expedición turística decirle a otra, --Que no son dos hombres, no ves que tienen tetas.. 

Terminada la visita a la Vila Real, regresamos al hotel, dimos otro vistazo a los periódicos del día, pero como tengo un lío de cojones en las notas que he tomado, dejo para otro día más comentarios sobre la actualidad informativa.

Después de cenar, copiosamente, pues había que cargar las pilas para bajar a la discoteca, conseguimos meter un tango, un mambo y un pasodoble, entre la abrumadora presencia de los bailes coreografíados --Encarna no se perdió ni uno, la paloma, el gallo, el coyote...porqué siempre les ponen nombres de animales?-- y luego nos fuimos a la cama, completamente hechos polvo, lo juro.

En fin. Crónicas desde Benicàssim (2) 

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 17-03-14.

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