lunes, 3 de marzo de 2014

GOBERNAR

Uno de los manuales de gobierno mas antiguos y famosos, sobre todo entre quienes gobiernan, es 'El Príncipe', de Maquiavelo. Hace tanto tiempo que lo leí, que no me atrevo a glosarlo, menos a citarlo literalmente, pero creo recordar que aquel príncipe debía estar mas pendiente de quienes, ocultos tras una cortina, conspiraban contra el, que del bienestar del pueblo.

En eso, como en otras cosas, pasan los siglos y las cosas no cambian demasiado, si juzgamos por el titular y la foto de la siete de 'Levante' de ayer, en la que aparecen, junto a Fabra, el prescindible, dos de sus lugartenientes, Castellano y Rus, con las manos enlazadas en un gesto simbólico de unidad, desmentido por la letra de esa música celestial, 'Rus desafía de nuevo a Fabra y reclama que solo expulse a diputados condenados'.

Da la impresión de que el tiempo transcurre a través de las etapas que luego nombran los historiadores, medievo, renacimiento, barroco, esas cosas, pero la naturaleza de los hombres permanece inalterable. Vean esa tremenda expresión, 'diputados condenados', ¿No parece de una obra sobre Ricardo III, no nos remite a un espacio conspirativo, además de corrupto, propio de tiempos anteriores a las democracias modernas? (...)  
Con la que está cayendo, desde hace ya mas de cinco años, quienes nos gobiernan siguen enredados en su tela de araña principesca, mas atentos a los codazos que reciben de uno y otro lado que a lo que podríamos denominar, de un modo ingénuo, por supuesto, la buena administración, la reconstrucción, en este caso, de la casa común. No es que no sepan, es que no se dedican. 

Estas gentes que nos gobiernan, y sus voceros, son las que claman a la democracia cuando el hartazgo popular se manifiesta mediante protestas en sus domicilios y presionan para que se legisle contra esos legítimos desahogos. 

No son conscientes de que esas ligeras reprimendas están lejos de los castigos ejemplares que la tribu propinaba al brujo cuando el resultado de sus hechizos no favorecía a la comunidad tribal. En el mejor de los casos, se le exiliaba en otra tribu, en el peor, se lo comían en el caldero, después de aderezarlo con clavo y canela. 

Nos quieren convencer de que gobernar en estos malos tiempos es un sacrificio para quienes lo hacen. Yo digo que no, gobernar, ahora, como en otro tiempo, es, básicamente, hacer uso de innumerables privilegios, estar muy atento para que los hermanos en el poder no te los arrebaten, y ensayar cada día un gesto compungido para lanzar mensajes con mucho contenido, pero falso, de tal modo que la plebe escuche, por ejemplo aquí, que cuando cierras un medio de comunicación audiovisual con varias décadas de existencia, sus usuarios comprendan que lo haces para defender la existencia de hospitales y colegios públicos.

¿Adonde habrían mandado a Fabra el prescindible en tiempos mas tribales los destinatarios de esos falsos mensajes?, por lo menos, al exilio, digo yo, aunque,probablemente, serán sus propios correligionarios quienes lo devoren en el aquelarre de las listas electorales, en cuanto puedan.

En fin. Gobernar.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 3-03-14.

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