lunes, 26 de diciembre de 2016

ADICCIONES

"Cuando empecé a fumar, 'Bisonte', a los trece años, no tenía ni idea de hasta donde me conduciría la adicción al tabaco. Entonces tuve una sana motivación para empezar a fumar, pues las chicas que asistían a los guateques del barrio lo hacían, aunque con una marca diferente, 'Piper', unos cigarrillos mentolados que ahora Lucky ha recuperado con sus versiones de sabores, limón, menta, mojito, etc.

Entonces era impensable ligar si no imitabas, aunque fuera en plan cutre, a Humprey Bogart, que fué nuestro maestro de vida en aquellas pelis en blanco y negro de los cincuenta y sesenta, de modo que no quedaba otro remedio que imitarlo, o no te comías una rosca.

Ahora miro la mesa donde tengo el ordenador y esto del tabaco, en mi caso, sesenta años después, me parece una locura. Describo el inventario de lo que tengo sobre la mesa:

Un paquete de tabaco Pueblo, para liar, una maquinita de liar, llamada, muy propiamente, 'Locos', que he comprado esta mañana en el estanco y aún no sé manejar. Una caja de cien 'cigarette filter tubes' ya saben cigarrillos hechos a los que solo falta añadir el tabaco, un librito de papel de fumar Smoking, para liar cigarrillos a mano, un mondadientes, que me sirve para acomodar el final del tabaco en el cigarrillo cuando los lío, mal, a mano, otra máquina de liar, que me regaló Antoni, que tampoco he sabido manejar, una pitillera, también regalo de Antoni, para guardar los cigarrillos ya liados, una bolsa para guardar todos esos útiles, lo mejor es que también tengo un paquete de West azul, cigarrillos convencionales ya elaborados, que son los que de momento sigo fumando, porque no me aclaro, oiga, con toda esta parafernalia.

Además, media docena de encendedores dispersos por la mesa y, claro, un cenicero, que tengo costumbre de vaciar cuando se acumulan tres colillas.

Leo esto y asumo que soy un adicto, sí, aunque un poco raro, porque una cosa es seguir fumando, a mi edad, y otra montar esta feria de tabaco en mi mesa de trabajo, teniendo además un diagnóstico de Epoc, parcial, en el pulmón izquierdo, que de momento no me supone ninguna molestia, aunque supongo que tampoco ningún beneficio.

Confieso que una vez intenté dejar de fumar, formé parte de un grupo de terapia que asistía a las sesiones dirigidas por una psicóloga, aquello me costó seiscientos pavos, pero solo conseguí cambiar de marca, en fín.

Contemplando esta evolución de mi condición de fumador a lo largo del tiempo, --ya he contado en otra página que también he intentado sustituir el tabaco por cigarrillos herbales de mi invención, pero esa pulsión experimental duró solo quince días-- desde mi experiencia personal digo a todos aquellos jóvenes que aún no han comenzado a fumar, que no lo hagan.

Ahora bien, si ya son fumadores, no voy a dar ningún consejo para dejarlo vista mi experiencia desastrosa. Por otro lado, a mi no me molestan los fumadores y yo trato de molestar lo menos posible. En concreto hace años que no tiro una colilla al suelo, o la arena de la playa, desde que mi mujer me hizo ver que si un pez, o un pájaro, se tragan un filtro, son bicho muerto, así que en esto tengo un especial cuidado.

Por cierto, lo que más me molesta de ser fumador, no son tanto los efectos nocivos de esa adicción, sino aguantar la actitud de los que yo llamo 'conversos', personas que han fumado durante buena parte de su vida, luego han conseguido dejarlo, y son, más o menos, tan pelmas como los testigos de Jehová, por no hablar de los delegados del EI que van por ahí buscando creyentes para su nefasta causa. Fanáticos, todos ellos.

No me gusta, cuando salimos del aula de teatro a tomar café al chino, que cada día se produzca una discusión sobre si hay que hacer caso a los fumadores y salir a la terraza, o son los fumadores los que deben someterse a la disciplina de quienes no fuman, quedarse sin fumar en el interior del local. Es la hostia, oiga. Ya sé que lo normal sería conciliar ambas posturas, martes en la terraza, jueves, no. Pues no señor, no me sale de los huevos conciliar nada. Soy fumador, lo seré hasta el día de mi muerte, de hecho pienso llevar un paquete en el bolsillo para el viaje en la barca de Caronte, pasa algo?

Bueno, demasiada chulería, lo que quiero decir es que venimos a este mundo sin vicios ni costumbres y luego, la presión social, la disposición de cada uno para resistirla o no, o vete tu a saber qué, te pueden convertir en un adicto al tabaco, en un abstemio, o lo peor de todo, en un 'converso' que hace la vida imposible a los demás.

No se me ocurre que más puedo añadir sobre mi experiencia de fumador que no haya dicho ya en otras páginas, por ejemplo 'Smoke', que les recomiendo. Así que, dejo ya la página, tomo un papel smoking, una porción de tabaco Pueblo, y me dispongo a fumarme un cigarrillo bastante mal liado, porque tanta maquinita de liar, que aún no he aprendido a manejar, me pone de los nervios, oiga."

Cuando he comenzado la página, pensaba incluir algunas otras adicciones, además del tabaco, pero las ganas de fumar que me han entrado aconsejan dejarlo para otro día.

En Fin. Adicciones

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 26 12 16.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios