miércoles, 28 de diciembre de 2016

LOS CINCO MIL

"Vengo de la calle. Mi mujer permanece en cama, con el típico trancazo navideño y yo he debido salir a hacer unos recaditos. El primero, a la farmacia, Couldina para Encarna, para mí, Ketoconazol --el Elidel no me lo dés, tengo varios tubos en casa. --Son treinta céntimos. --Joder con el copago, los viejos no estamos ya exentos del Copago?. El gobierno de Rajoy no concede exenciones sobre el copago. Es la Generalitat quien concede esas exenciones a determinados grupos sociales y quien asume el pago al gobierno central.

Celebro no formar parte de esos grupos desfavorecidos, pero me toca las pelotas que deba usar esos productos dermatológicos, para paliar los daños de otro producto que tomo por mi condición de paciente crónico, y encima, tener que pagar. --Feliz año nuevo, ha cortado, amablemente, la farmacéutica mis protestas, he salido y me he dirigido a la óptica.

Allí le he mostrado al óptico unas gafas viejas, de esas casi sin montura, con unas ligeras varillas metálicas, de hace unos veinte años. ¿Podrías enderezar las patillas, mira, las llevo algo desenfocadas. El óptico ha tomado las gafas las ha palpado y ha dicho, no me atrevo a tocarlas, el material de la patilla se ha enducerido tanto que, si las tocamos, se rompen. ¿Te urge, mucho?. --Me operan de cataratas el mes que viene.--Entonces, te cambiará la graduación, te sugiero que te apañes hasta entonces con esto, están algo desviadas, pero aún puedes usarlas hasta enero.

He salido del óptico igual que he entrado, con las gafas torcidas, y me he dirigido a la biblioteca municipal Al Russafí, con una bolsita conteniendo una novela que Encarna pensaba devolver hoy. Al sacar el libro para devolverlo, he visto que era una novela de Carmen Posadas, y eso me ha dado el título de la entrada de hoy, no por la trama de la novela, por el nombre de la autora, tampoco, porque he recordado que Carmen estuvo casada con el entonces gobernador del Banco de España, y me he dicho, hoy va a ir de banqueros.

Ustedes sabrán que la palabra banquero viene de cuando los pioneros de la incipiente actividad financiera que despertó la Revolución Industrial hacian sus negocios, más o menos usurarios, en los bancos de los parques.

 Allí se formalizaban préstamos y otras operaciones bancarias, aunque el cine de Hollywood nos ha mostrado banqueros ya establecidos en los pueblos del Far West, eso fué consecuencia del desarrollo del ferrocarril. Antes de aquello, al parecer, los negocios financieros se hacían en los bancos, pero de los parques, todavía no existían los Bancos Centrales, como el que gobernó quien fué marido de la Posadas, Mariano Navarro Rubio, aunque tuvo que dejar sus tareas de gobierno por asuntos dudosos en los que no entro.

Ha llovido, ha tronado, ha helado, hace un calor que te cagas, desde entonces, y desde el siglo XVIII aquí ha aparecido una nueva clase social dirigente, los banqueros, que tienen unas sedes como los palacios que erigieron en Florencia los mecenas de Leonardo da Vinci que, aunque también guerreaban, no le hacían ascos a la actividad financiera de entonces, que también la hubo, sobre todo a la emisión de cartas de crédito en favor de los grandes viajeros  que, cuando llegaban a su destino, exhibían aquellas cartas ante los banqueros judíos, como hoy lo hacemos con la tarjeta de crédito.

Ignoro que concepto tienen de la banca y los banqueros los ciudadanos de a pié, de ahora, la mayoría se relacionan con ellos a través de sus hipotecas, aunque los banqueros modernos, prácticamente todos, tienen fundaciones y otros aparatos para mostrar a la sociedad un perfil humano, preocupado por las artes, las ciencias y las actividades solidarias.

Estamos observando que esas actividades sociales de la banca, esas migajas de solidaridad muy publicitada, son compatibles con las estafas masivas realizadas a través de la contratación de hipotecas con cláusulas suelo.

Los medios que están comenzando a escribir sobre la sentencia de un tribunal europeo que obliga a devolver parte de esos intereses fraudulentos, citan la cifra de 5.000 millones de euros, si se cumplen los términos de la sentencia. Al mismo tiempo, he leído en el artículo de un especialista financiero, que el uso que se hace del Euribor, el tipo de referencia para la actividad crediticia en España, podría, si se interviniera mal en su funcionamiento, desestabilizar nuestro sistema financiero. Me ha parecido una crítica velada a la sentencia del tribunal europeo, un curarse en salud, una excusa para tapar los excesos de la banca en España.

Pero lo que más me llama la atención de este asunto, lo que me ha dado el título de la entrada, son otros 5.000 millones. Los que tendrá que pagar el erario público por la aventura frustrada de las últimas autopistas de peaje madrileñas --de Gallardón, sí. Si esto es así, considerando que quienes están detrás de ese fracaso de planificación son, precisamente, los bancos que lo financiaron, fíjense, que casualidad, por un lado la banca ha de pagar 5000 millones a los estafados con el Euribor o lo que sea, por otro, todos nosotros, incluyendo esos estafados, por la vía del dinero público, que no se olvide, es del público, les vamos a dar otros 5.000 millones por las autovías, o sea, cuenta con paga.

Supongo que esto habrá sido idea del señor que sufría por los efectos del Euribor en la salud de nuestro sistema financiero. En cualquier caso, sea esto algo premeditado, o una mera coincidencia, permítanme despedir esta página con una imágen navideña:

Los banqueros actuales que gobiernan el BBVA, CAIXABANK, SANTANDER, y demás, brindan con un cóctel de Dom Perignon coronado por una cigala pelada sujeta con un bastoncito de mando, frente a un árbol de navidad, en la pared del despacho cuelga un retrato del desaparecido Botín, y otro de su sucesora, que no ha podido asistir porque esas cosas ella las celebra en N. York, mientras en un butacón se explaya la humanidad de Alierta quien, aunque no es banquero, controla unos bancos de información a través de Movistar y sociedades afines, una sustancia, la macroinformación, que se está revelando casi más importante que el dinero."

Feliz año nuevo. Los banqueros se despiden, se marchan de sus despachos, elucubrando sobre quien ganará el año que viene la nueva pugna, el dinero bancario, o la Big data.

En fin. LOS CINCO MIL.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 28 12 16.

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