miércoles, 21 de diciembre de 2016

BIG DATA

"Hoy no he comenzado el día con buen pié, la verdad. Digo yo que será a causa de los efectos secundarios de la media pastilla que me ha recomendado la doctora que tome para dormir ocho horas de un tirón. Anoche, atendiendo su recomendación la tomé sin considerar que hoy tenía que madrugar para llevar en el coche a mi mujer al Hospital Dr. Peset, para someterse a una ecografía hepática que, por cierto, se la han hecho enseguida, prácticamente sin espera, algo que me ha parecido insólito, en fin, felicidades al personal del Dr. Peset por su profesionalidad, eficacia y rapìdez al cumplir su cometido asistencial.

Lo cierto es que esa pugna entre la pastilla que pretendía mantenerme dormido, y la necesidad de madrugar, se ha traducido en algún puntual íncidente de incomunicacióin colérica, que solo sucede cuando coincidimos en el mismo coche, un conductor ya con la torpeza de la edad, y una mujer que fué conductora pero lo dejó, y ahora sufre una fobia al tráfico agudizada, en ocasiones puntuales, por mis errores al volante.

Cuando salimos la otra tarde del concierto en la Iglesia de Monteolivete, mi mujer me reprochó que en cierta ocasión, --yo lo había olvidado-- la eché del coche para que se fuera andando a casa, en uno de esos episodios en los que yo presentí que nos podíamos matar si seguíamos los dos al volante, yo al volante de verdad, ella al volante virtual, dándome órdenes sin parar, algo que me saca de quicio.

Algo así ha sucedido esta mañana, cuando nos dirigíamos al hospital, no recuerdo los términos del episodio, pero sí que le he dicho, 'no digas nada', lo que equivale a una forma moderada de ¡cállate!, y al regreso, al arrancar para volver a casa, he oído que decía, 'hay una puerta abierta', no sabía muy bien de que se trataba, si del cierre de seguridad o qué, y le he preguntado, ¿sigo, o no?. No ha contestado. Al parecer mi volúmen de voz es cada vez mas bajo, y mi mujer, sospecho, está un poco sorda. Total, que no nos hemos entendido, y eso ha provocado en mí una reacción inapropiada, quejándome de que no atendemos cuando nos hablamos el uno al otro.

Sobre todo sucede, cuando mi mujer está ocupada, cada vez mas tiempo, cada vez de forma más reiterada, con su nuevo juguete de wassap, al que, paradójicamente, yo la he empujado, dando su número de teléfono a mis 'Amigos Ingobernables', que no paran de mandar vídeos a todas horas.

Ya está, me he desahogado, ahora puedo avisar de qué va a ir la entrada de hoy. De Comunicación. De Incomunicación, sí, las dos caras de la misma moneda de la revolución tecnológica.

Mi mujer se ha bajado del coche antes de llegar a casa, supongo que afectada por el opresivo silencio que ha seguido al puntual incidente de la puerta abierta , yo he continuado hasta estacionar el coche cerca del parque de bomberos.

Luego he ido al Maravillas, mientras tomaba un cortado, el gitano evangelista me ha pedido un cigarrillo, se lo he dado, me ha exigido otro, yo, por ahí no paso, me he largado a La Fuente y allí, por fín me he podido relajar, al sol, en su terraza, mirando 'Levante', que he comprado esta mañana en el quiosco, antes de salir hacia el hospital, y que no he podido pagar porque no llevaba suelto.

Antes de comenzar la lectura de las páginas 44, 45 de Levante cuyo contenido me inspira el título de la página de hoy, he entrado al WC de La Fuente. No hay luz, es la segunda vez, en dos días, que no hay luz. Se lo he dicho a la china, ha hecho un mohín dirigido a Paco, el camarero, que no ha dicho nada. Lo cierto es que he tenido que ponerme al sol, para que se seque la leve mancha de orín de mi pantalón debido a que no soy un experto en la micción a oscuras. Lo digo por si Paco me lée, y arreglan la luz del WC de una puta vez.

'El Big data llega para quedarse', la lectura de los contenidos de estas páginas ha iluminado mi entendimiento, en relación con las preguntas que me he hecho en alguna página del blog sobre el uso de los datos de los internautas por las grandes corporaciones que manejan el cotarro.

'Los expertos destacan la importancia del análisis de la ingente cantidad de datos sobre las personas por la revolución digital' 'Kim Faura advierte de que es esencial que las empresas transformen su cultura de trabajo para aprovechar la tecnología al máximo.'

'Los grandes de internet logran los ingresos de los datos'. 'Matías de la Barra, jefe de Análisis de Datos de Prensa Ibérica..Google o Facebook han logrado convertir su producto en 'la excusa'. Los grandes ingresos los obtienen de la gestión de datos. El poder reside en la capacidad de gestionar esos datos. El usuario recibe los servicios de forma gratuita, pero proporciona datos que las compañías utilizan para el 'Big Data'.

¿Que coño es eso del Big data?

 Según Wikipedia "se trata del almacenamiento de grandes cantidades de datos y de los procedimientos (algoritmos idiotas?) usados para encontrar patrones repetitivos en esos datos.." Por fin encuentro la respuesta a los correos electrónicos que recibo ahora, de manera recurrente, para ofrecerme empleo, a mí, que vivo en situación de júbilo y ya he cumplido los setenta y tres, por parte de link no se qué, quienes, además, tienen que haber comprado en algún sitio mi identificación personal, al margen del anonimato que yo creía mantener en mi blog.

En otras páginas me he referido a los medios de comunicación escrita en España, concluyendo, con Cebrián, que todos son parte del sistema económico, político, y poco social, que asoma en nuestro tiempo.

La revolución tecnológica digital, que tiene un ámbito planetario, incide de modo cada vez más potente en el seno de la comunicación cibernauta, en el que cada vez surgen más dispositivos físicos, ordenadores, tablet, telefonía movil, relojes, y supongo que en nada también juguetes, lo he vislumbrado al adquirir los juguetes para mis nietos, se diría que estamos ante el estallido de una nube tecnológica de cuyos efectos nadie esta libre, a menos que, como sugería un artículo de 'Levante', el otro día, permanezcamos en una cueva, ajenos a todo ese ruído mediático/digital, la cueva primigenia en la que al parecer comenzó todo.

Paradójicamente, este estallido que eleva la comunicación a una dimensión, a un nivel, antes desconocido, y que tiene vertientes interesantes, por ejemplo, en mi caso, la existencia del blog, coexiste con conflictos puntuales que son la evidencia de que los seres humanos caemos, por diversas causas, a veces, en la incomunicación.

Es lo que me sucede en mi relación personal, cotidiana, con mi mujer, aunque sea de modo puntual me perocupa, demasiadas palabras no escuchadas, sin respuesta, porque el interlocutor está en otra cosa, demasiados cortes que invitan al silencio, cállate, o no digas nada, como respuesta a algo que te incomoda, sea en el ámbito de la conducción en el fárrago del tráfico urbano, sea viendo un programa de televisión, por no hablar de la cada vez más frecuente incompatibilidad entre la atención al wassap y la conversación directa en lo cotidiano.

No encuentro, en realidad, un conflicto entre las nuevas formas de comunicación derivadas de la revolución tecnológica y el contacto verbal personal y cotidiano inherente a la convivencia doméstica, --el tema de la dinámica entre conductor y acompañante es otra cosa-- me parecen perfectamente compatibles ambos sistemas de comunicación, el virtual, el oral, pero creo que esa aceptación acrítica se deriva del hecho de que, cuando me apetece, me meto en mi cueva a escribir, en solitario, una forma de incomunicación si se quiere, pero a mi, me resulta muy relajante, sobre todo cuando comienzo el día con mal pié, como ha sucedido hoy.

En fin. Big Data.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 21 12 06.

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