lunes, 12 de diciembre de 2016

COMO SALVAR UNA FIDEUÁ MAL HECHA

"Estaba yo comentando con mi mujer la página del blog 'Un País. Un Sistema', que terminé de escribir anoche, por cierto la más vista de los últimos tiempos, algo crítica con el diario El País, aunque no solo, cuando me ha dicho, no critiques tanto a la gente y ponte a hacer la fideuá.

--En la nevera tienes caldo de pescado, enriquecido con el jugo de las cabezas de seis gambones, que yo no las chupo, como tú, las guardo para caldo, perejil fresco, los lomitos de bacalao que ya están descongelados, en la alhacena están los fideos medianos, no pongas más de ciento cincuenta gramos, que luego sobra, ah..y no te pases con el pimentón y el tomate, menos aún con el aceite, vale?.

Total que, sería la una y media, un poco tarde para lo lento que soy yo en la cocina, cuando he puesto la paella al fuego, le he puesto aceite, sin pasarme, tres dientes de ajo morado, he enharinado el bacalao y lo he sofrito con el ajo, añadiendo, fuera del fuego, el pimentón dulce de la Vera y el tomate de brick, con prudencia.

Mientras tanto, en un cacharro de vidrio Pirex he puesto a hervir el magnífico caldo de Encarna, enriquecido con el jugo de las cabezas de gamba. Lo he catado y estaba, de verdad, de ensueño.

Lo que ha sucedido después ha sido una sucesión de errores que han dado al traste con lo que yo, antes de hacerla, había nombrado como la mejor fideuá del año.

Para empezar, no había picado aún el perejil, antes de poner el caldo en la paella, cosa que siempre hago, pero hoy no. Soy tan torpe y tan lento para picar el perejil en la tabla de madera que, para cuando ha estado listo, una buena porción del caldo se había evaporado, antes de echar los fideos, algo que tampoco hago nunca, dejar el caldo hervir un rato antes de añadir los fideos.

He echado el perejil en la paella y luego los fideos, no me he fijado para nada en el reloj, confiando en mi sabiduría de cocinero aficionado y en mi estimación al ojeo de cuando están en su punto. Cuando el caldo se ha consumido, he supuesto, sin comprobarlo, que los fideos ya estaban al punto. Los he dejado reposar unos minutos, he ido a poner la mesa y he servido la fideuá, junto a dos copas de verdejo, en la mesa del comedor, muy soleado hoy, eso ha sido lo mejor.

La fideuá tenía una pinta buenísima, el color, el aroma, su aspecto uniforme, el verde del perejil combinando con el ocre algo anaranjado del plato terminado. El mejor del año, pensaba yo.

Los fideos han resultado estar casi crudos, durísimos, imposibles de comer. Tras varios intentos, en los que yo no alcanzaba a reconocer mi enorme metida de pata, le he dicho a mi mujer, esto está incomible, ¿que hacemos?.

Hemos vuelto a la cocina con la paella y, en el mismo cacharro de Pìrex de antes, Encarna ha volcado un caldo de verduras que tenía en la nevera, lo hemos puesto a hervir, hemos vuelto a echar los fideos en ese caldo y los hemos dejado cocer cinco minutos más. Sé que no me van a creer, pero el resultado ha sido, después de corregir la metida de pata, la mejor fideuá de todo este año, sin duda, debido al jugo de las seis cabezas de gambón, que ha resistido perfectamente la segunda cocción de la pasta con caldo de verduras.

Increíble, pero cierto.

La moraleja de este cuento es evidente, mi mujer tiene razón, cómo me atrevo a criticar a los profesionales de la prensa, con sus carreras periodísticas de más de tres décadas, cuya competencia ha sido demostrada en situaciones difíciles con una conducta independiente y arriesgada, si yo no soy capaz de mantener un mínimo de dignidad y coherencia en esta sección de Cocina del Blog, dando consejos y recetas a los aficionados al buen comer, si cuando me pongo a la práctica me salen desastres como el de hoy.

Tengo que reflexionar, aunque, a lo mejor, una cosa no tiene que ver con la otra. No sé."

En fin. Como salvar una fideuá mal hecha.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 13 12 16.

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