domingo, 10 de septiembre de 2017

EL SUEÑO

"He tenido un sueño. Vivía en un espacio onírico ciudadano en el que no había políticos, porque la formación y madurez de los ciudadanos permitía mediante un sistema de consultas garantizado la toma de decisiones para la vida colectiva consensuada, sin necesidad de broncas, agresiones, zancadillas y otros vicios que ya son cosa del pasado, después de la reeducación de la vieja política, cuyos protagonistas ahora se dedican a otra cosa, porque el ejercicio de la política ha dejado de ser negocio para ellos.

No recuerdo exactamente en que espacio temporal sucedía eso, pero ha debido ser en un futuro muy lejano, pues en los entornos físicos donde sucedía el sueño no se obervaban grandes perturbacioones, lo que parece indicar que, desde que las prioridades ciudadanas se aplican sin intermediarios, la salud del medio ambiente ha debido mejorar muchísimo, ya que las oscilaciones del clima han vuelto a ser las propias de los cambios estacionales que se observaban con una cierta regularidad estadística hace, ¿cuanto?, ¿seis milenios?, no sé.

Puede parecer que la ausencia de una clase política solo puede conducir a formas más sutiles y ocultas de dominio, pero en el sueño no he percibido nada de eso, aunque, ahora, al recordarlo, no es la paz social y medioambiental lo que me parece más fantasioso, sino la idea de que cualquier sistema, sea el que fuere, sea capaz de conseguir eso, tal nivel de formación, madurez y capacidad de consenso en los ciudadanos que haga innecesaria una clase específica para conducir y garantizar el orden social."

--¿Sabes lo que me parece que motiva tu sueño?

 --No.

--Tu incapacidad para asumir la existencia del conflicto y su solución dialogada. En tu sueño, no existe el conflicto, todo es una balsa de aceite, cuando el conflicto es consustancial a las relaciones humanas, y no debe ser su existencia lo que asusta, como a tí, sino la incapacidad de entenderlo, sopesar sus razonables motivaciones, los legítimos intereses de las partes en conflicto, en una palabra, ofrecer soluciones.

--¿Estás hablando de Catalunya?

--Que vá, no de la Catalunya de ahora, de esa merienda de negros, consecuencia de errores acumulados, de actitudes absurdas por las dos partes, de la ausencia de medidas a tiempo que lo habrían reconducido, del choque de banderías en que se ha convertido algo bastante razonable en su origen.

Hablo, en realidad, de la capacidad del diálogo para la resolución de conflictos, algo que, antes o después deberá hacer acto de presencia entre las partes enfrentadas.

--O sea, ¿otro sueño?

--No sé.

 Tu no quieres asumir que la bronca existe, solo quieres negar la realidad, o a través del sueño, o por medio de tus argumentos, a veces tan alejados de la realidad, que parecen también oníricos.

 --Te soy sincero?

 --Sí, por favor...

--No es nada de eso...es que esta tarde de domingo se me hace muy larga, me aburro a tope, y por eso me he puesto a escribir estas chorradas, no le busques tres piés al gato, solo es eso..

 --Podías haberlo dicho antes, me habría ahorrado el esfuerzo de preguntarte.

 En fin. El Sueño.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 10 09 17.

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