Hoy cedo esta página a un usuario del blog que me ha envíado el siguiente texto a mi correo electrónico:
"Otoño, coño, qué no ves que está entrando el otoño, y tu atribuyes sus turbulencias a algo de lo que no entiendes nada, el cambio climático, siendo esas turbulencias, simplemente, producto del cambio de estación. No te acuerdas ya de lo que contaste cuando cambiaste de estación, de Amsterdam a Atocha, te robaron la cartera.
El cambio climático es un concepto que excede de tus conocimientos, de tus capacidades, deberías centrarte, como antes,
en los cambios de estación. El otoño como despedida del verano, esa estación que, como tu mismo has dicho, es la mejor del año, con independencia de las temperturas, pues es la temporada en la que más muslos, medios glúteos y pechos enteros
de mujer nos alegran la vida, incluso a los que como tú ya deben haber olvidado la práctica del sexo.
El verano es, sobre todo, la luz. Dentro de muy poco veremos acortar las tardes, la oscuridad nos empujará al sedentarismo, nada de festivales musicales, verbenas, cabalgatas, incluso tan absurdas como lo de Avila ahora, nada de salidas nocturnas prolongadas ni ambientazo urbano a las dos de la madrugada, y tú, todo el rato quejándote este verano del calor, que si escribes menos, como si tu escritura importara a alguien además de a tí, por favor, a ver si aprendes
a disfrutar del momento, dejas de quejarte, y te haces mayor de una vez.
Otoño, coño, solo es un momento más en la continuidad de la vida, como el verano, y no hay ninguna razón especial, biológica, o no, para que percibamos las variaciones estacionales como una amenaza, o una oportunidad, sino como una muestra de que la vida continúa, cualesquiera que sean las condiciones meteorológicas que prevalezcan, haga frío o calor, nieve o truene, salvo para aquellas personas directamente afectadas por fenómenos extraordinarios que, esas si,
tienen motivos para temer los cambios, pero no por tu tonto argumento sobre el cambio climático, sino por las turbulencias extremas que nos acompañan desde siempre. ¿Que estoy diciendo?. Se vé que, por seguir demasiado tu blog, se me pega tu estupidez.
Otoño, coño. La estación de los puentes festivos, sí. A despecho de tu pesimismo sobre el próximo octubre, ya hemos alquilado una casa en Albarracín, para el próximo puente festivo del 9 de octubre. Ahora, lo del 12 de octubre, la celebración de España como un todo, no sé como será, si aún estara entera, o a trozos, pero eso a mí, me da lo mismo
porque mi patria siempre ha sido mi barrio, donde transcurre mi vida, nada más.
Otoño, coño. No vamos a Albarracín con la intención de contemplar la compleja belleza púrpura y dorada de los chopos del río, porque sospecho, después de contemplar en el parque más grande del barrio la cama de hojas secas que ya ha dejado el viento, que los chopos de interior ya estarán secos de hojas cuando vayamos por allí.
Para terminar, un ruego. Deja de amargarnos con tu insistencia en las consecuencias del cambio climático, olvidate, también, de la política, de los politicos, hazme un favor, escribe una página sobre el otoño, como hacías antes cuando se avecinaba un cambio de estación."
Pa' qué, tío, si ya lo has hecho tú.
En fin. Otoño.
LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 10 09 17.
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