domingo, 24 de septiembre de 2017

HOJAS

"He bajado a la Fuente, he tomado un café, un agua Lunares y me he quedado un rato contemplando las hojas de los árboles. No sé porqué, ha vuelto a mi memoria el poemario 'Hojas de Hierba' de Walt Whitman, en particular, su 'Canto a mi mismo'.

 "Yo mismo me celebro y a mi mismo me canto/ Y mis pretensiones, son las tuyas/ Pues que cada átomo mío también te pertenece/Vago y a mi alma la incito/ Vago y holgazaneo a mi antojo/ contemplando la brizna de hoja estival..."

Los últimos árboles que plantaron en las aceras del barrio van escasos de raíces, para evitar que interfieran en las instalaciones del subsuelo urbano, supongo, pero en caso de un episodio extremo huracanado, las hojas resistirían, pero los troncos, duros, rígidos, sin apenas raíces, caerían uno tras otro.

Contemplo las hojas de los árboles plantados en las aceras, iluminadas por el sol de otoño, brillan como joyas pulidas por algún orfebre, son muy distintas de las de los grandes ficus plantados en los setos, de los cipreses que elevan su verticalidad simbólica hacia el cielo de octubre, de la variedad de coníferas que crecen más allá, de las hojas de los setos, plantados o surgidos porque sí, pero todas tienen una característica común, la flexibilidad, que les permite permanecer de manera perenne en el paisaje urbano.

Es una pena que no aprendamos de la naturaleza, las ventajas de la flexibilidad, los inconvenientes de la rigidez, para perdurar en el paisaje social. Una lección que sospecho que acabará por aprender la derecha política de este país, siempre que abandone la dureza característica desde los tiempos de su fundación, por un ex ministro franquista, a veces se olvida.

Esa característica no fué solo de la clase política pos franquista, conocí a un sujeto, emparentado con un consejero del BBVA que, en ocasión de otra crisis financiera, de las varias que hubo hace décadas, proclamaba la medida de subvencionar los garbanzos, es decir, mantener los salarios bajos, como solución a los problemas del país.

Ya ven, el mismo partido de entonces, sigue con la política de salarios bajos, en connivencia con lo peor del empresariado, y ni siquiera propone ya subvencionar los garbanzos.

Tengo la sensación, subjetiva, naturalmente, de que el Partido Popular está en trance, si no de desaparición, de quedarse en un papel únicamente testimonial, sin poder para gobernar, ni siquiera en coalición.

Su tronco viejo, rígido, no parece estar en condiciones de soportar el viento huracanado de sus propios errores, de su falta de flexibilidad, de capacidad negociadora, inmerso en la retórica de una constitución devorada por el tiempo, con la cantinela insistente del Estado de derecho, cuando son ellos los que lo han torcido.

Pero yo quiero hablar de hojas, es Whitman quien me ha inspirado hoy estas tonterías. Están las hojas de los árboles, luego las de los periódicos, pero hoy renuncio a leerlas, incapaz de entender la realidad, voy a fundirme con ella.

Ahora mismo, en cuanto acabe esta página, nos vamos al centro histórico, a tomar unas cervecitas, a mezclarnos con gente a la que ni siquiera conocemos, para compartir con ellos el sol del otoño y, porqué no, para que cada uno de nuestros átomos, también les pertenezca."

En fin. Hojas.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 24 09 17.

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