miércoles, 11 de marzo de 2009

CONFIDENCIAL

Esta expresión tiene su raíz, según el Espasa, en la confianza, pero también en el secreto, añado yo. La confidencialidad es algo que se cuece, se hace, o se dice en confianza o con seguridad recíproca entre dos o mas personas. Lo confidencial también tiene su presencia en los argumentos y ficciones teatrales, cinematográficas y políticas, que tanto da. Las expresiones, solo para sus ojos, o quemar después de leer, son ejemplos de lo confidencial llevado a la literatura del crimen y a la pantalla.

Lo confidencial lleva implícita la figura del confidente. Si será importante esta figura en la empresa y en la política, por citar solo dos ámbitos de su actuación, que hasta hay sillas de confidente. Esas sillas sin brazos donde se sienta el comunicador de confianza, el empleado o el político subalterno para largar todo lo que sabe en la intimidad del encuentro bilateral con el jefe.

Siendo como es lo confidencial cosa de pocos, de dos o tres, uno no entiende que el Consell de Heliópolis se ampare en la confidencialidad para negar el conocimiento público de mas de una decena de contratos suscritos entre sus Consellerías y algunos entes privados. Porque, vamos a ver, quienes han firmado esos contratos del lado público, lo han hecho por delegación de cinco millones de personas que han puesto en su mano, mediante el voto, la capacidad de contratar, pero en modo alguno esa representación delegada lleva aparejada la ocultación al público de esas condiciones contractuales.¿ Es que se han vuelto locos, o que?

Da la sensación de que la patrimonialización de la gestión pública, el sentimiento de que no administran lo nuestro, sino que disponen de lo suyo, se ha generalizado entre los políticos de Heliópolis, aunque no solo de aquí. Está visto que la política no tiene enmienda. Le das a un tipo la capacidad de administrar, mediante el voto, el patrimonio común, y se cree que es una finca al servicio del señorito. Del señorito Serafín Castellano, ni hablemos. Un tipo que confunde lo legal o regular, con lo ético, necesita urgentemente unas clases de ética Kantiana, y desde luego hay que echarlo enseguida de la vida pública, para ver si aún está a tiempo de regenerarse.

En mi opinión, lo importante de todo esto no es el contenido de esos contratos, que se oculta al conocimiento público, que también, sino las actitudes de nuestros políticos electos que, cuando fueron elegidos, se dejaron llevar por la retórica habitual. Gobernarían para todos, dijeron. Ahora, la oposición, que representa a una parte importante del electorado, les reclama un nivel de transparencia acorde con aquellas promesas y se llaman andana.

No me acostumbro a las debilidades de la democracia formal. Asumo que es infinitamente mejor que la ausencia de democracia parlamentaria, que la dictadura. Cualquiera que haya vivido en un entorno de sistemas políticos autoritarios, caracterizados, entre otras cosas, por una opacidad absoluta y una impunidad permanente de los gobiernos, suscribirá esta preferencia, pero siempre hay un montón de tipos dispuestos a vaciar la democracia de sus mejores virtudes, de la transparencia en las acciones de gobierno, de la publicidad de los contratos que suscriben los gobiernos.

¿Que nos queda a los ciudadanos que sufrimos ese menoscabo de la vida democrática, en un entorno formalmente democrático? Nos queda el poder del voto, que no es poco. Pero los aparatos de propaganda de los partidos, las políticas orientadas a cautivar, a seducir a los votantes, por medio de la poderosa maquinaria que engrasan los gigantescos presupuestos que controlan, parecen tener mas peso que el voto crítico consciente de la necesidad de un cambio en las estructuras anquilosadas después de una larga temporada de mayorías absolutas.

No solo sucede aquí, en Heliópolis, ahí está Chaves gobernando Andalucía desde ni se sabe. Las mayorías absolutas son cómodas para los partidos, pero no me parecen en absoluto saludables para los gobernados, y hasta que los electorados no tomen conciencia del peligro que supone dar un cheque en blanco a una determinada opción política, y renovarlo indefinidamente, los abusos de poder perpetrados por esas mayorías no disminuirán.

Al parecer, está en la naturaleza de algunos políticos. Les das un voto para que administren un patrimonio común, y se comportan como si fuera una finca suya.

En fin. Confidencial.

LOHENGRIN. (CIBERLOHENGRIN.COM) 11-03-09.

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