Intuitivamente, el metabolismo parece un proceso complejo a través del cual el organismo humano
toma recursos del exterior, los transforma siguiendo pautas de distinta naturaleza, y de este modo alimenta las necesidades corporales.
A veces, estos procesos no funcionan de modo adecuado y de esa disfunción se derivan inconvenientes y enfermedades que afectan a la salud de las personas, generalmente, por exceso o defecto de las sustancias ingeridas o excretadas en el transcurso de los procesos metabólicos que las transforman.
Como la vida se suele manifestar con ciertas similitudes entre lo grande y lo pequeño, se puede intentar describir las causas y los efectos de la crisis económica y financiera que afecta al sistema (algo demasiado grande para llegar a entenderlo cabalmente) como un fracaso metabólico, algo mas cercano y comprensible, al referirse a las personas, de las que el sistema es, en cierta medida, con relaciones complejas añadidas, un reflejo ampliado.
Con mayor rigor, mi diccionario define el metabolismo como un “Conjunto de mecanismos bioquímicos por los que el organismo se mantiene en estado de equilibrio (..) en intercambio con el medio, tomando de él alimentos y oxígeno, y liberando productos de excreción y dióxido de carbono.”
Por otro lado, los viejos manuales que, en un momento de lucidez, tiré al contenedor de papel para su reciclaje, recuerdo que definían la Economía como una ciencia que se ocupa de la asignación óptima de recursos escasos, susceptibles de usos alternativos.
Como se puede apreciar, el rigor lingüístico y académico no contradicen demasiado mi proposición que intenta analizar la crisis como si fuera un proceso metabólico, por lo que voy a seguir mi línea intuitiva, sin saber, exactamente, adonde conduce.
Si ingerimos una cantidad excesiva de azúcar, sal, café, alcohol, o hacemos un uso inmoderado del tabaco y otras sustancias en nuestros hábitos cotidianos, esa ausencia de moderación convierte esos hábitos en tóxicos. Si, además, hay propensión en nuestra naturaleza a replicar con estados patológicos que habrían permanecido latentes en ausencia de esos factores de riesgo, la probabilidad de que nuestros procesos metabólicos deriven en disfunciones, inconvenientes, enfermedades y hasta crisis agudas que pueden amenazar la supervivencia del organismo humano, crece a un ritmo exponencial.
Algunas personas asocian la moderación con el aburrimiento, y declaran preferir una vida mas corta, pero intensa, a otra mas larga y aburrida. Declaro rotundamente que, en mi opinión, la moderación no tiene nada que ver con el aburrimiento y citaré dos ejemplos en apoyo de esta proposición. La moderación orientada a mantener un sano equilibrio físico, suele producir efectos espectaculares, por ejemplo, en nuestra capacidad sexual, y supongo que los usuarios que me lean estarán de acuerdo conmigo en que el sexo es una de las actividades mas divertidas, placenteras y gratificantes que puede acometer el ser humano.
Por otro lado, la moderación en los hábitos, alimentarios y no alimentarios, no excluye la radicalidad en otros aspectos de la vida, que requieren de nuestra máxima energía y entrega.
Criticar de un modo radical los excesos de los poderosos, los errores del sistema, es perfectamente compatible, incluso cuando se aproxima uno al exceso, --la radicalidad en la actitud crítica no parece suficiente, a la vista de los escasos resultados que obtiene--- con la moderación en los hábitos cotidianos, y además para algunos de nosotros, que aún no hemos perdido la fe en su práctica cotidiana, es la sal añadida a la vida, que previamente hemos eliminado de nuestra dieta cotidiana.
Todo esto nos lleva a reconocer que las causas y los efectos de la crisis que tiene atribuladas a tantas personas, están vinculadas al hecho de que, quienes han tenido el poder de decisión en los sistemas económicos y financieros en la última década, han permanecido instalados durante demasiado tiempo en unas conductas que tienen una sorprendente semejanza con las disfunciones en los procesos metabólicos. Durante un tiempo indeterminado, pero que se puede situar en los últimos diez o quince años, estas personas poderosas han estado inmersas en los excesos de un proceso de sobreabundancia de recursos financieros, que han canalizado hasta sus propias economías domésticas, por el procedimiento de envenenar el metabolismo de los sistemas financieros con productos tóxicos, hasta provocar una reacción semejante a la del metabolismo humano, una réplica materializada en un estado patológico que ha roto todos los equilibrios del sistema, que se revela así, no solo como un concepto abstracto, sino como un organismo vivo, no personal, no individual, pero vivo.
Nada de esto habría sucedido si, quienes podían hacerlo, hubieran optado por la moderación, en lugar del exceso, pero al igual que hay personas que sostienen que prefieren el exceso y el riesgo de una vida intensa, aunque corta, al aburrimiento que, según ellos, acompaña la moderación, por primera vez en la historia reciente se han conjugado una seria de elementos que han coincidido para que los actores de los procesos financieros, banqueros, reguladores, brokers, autoridades monetarias, todo el conjunto de personas y entidades, responsables en otro tiempo de mantener el equilibro de los sistemas financieros, se hayan lanzado a una orgía sin precedentes cercanos, como si en lugar de guiar sus actitudes y sus hechos por la tradicional prudencia y responsabilidad social que se suele atribuir a quienes tienen en su mano la salud financiera del planeta, estuvieran totalmente pasados de cocaína y otras sustancias mas o menos prohibidas.
Lo demás, ya lo sabemos. La respuesta del metabolismo del sistema a los excesos de quienes lo alimentaban, es bastante semejante a la de un organismo vivo, individual, maltratado por los excesos de quien está obligado a cuidarlo. La réplica de ese sistema metabólico a las agresiones recibidas, en forma de patologías financieras y económicas que se extienden por un sistema de intercambios sin apenas fronteras, es lo que hemos dado en llamar “La crisis”, pero así como en las dolencias individuales el médico tiene a su disposición un arsenal de tratamientos y métodos terapéuticos potencialmente eficaces para tratar al enfermo, de las dolencias del sistema, que se sepa, no hay ningún chamán que pueda ocuparse con eficacia.
Volver, cuando sea posible, a una senda de moderación, pueda que sea, tal vez, una de las opciones a elegir. Si usted sabe de otras, no deje de hacerlas públicas, por el bien de nuestro equilibrio metabólico, el del sistema, el de todos nosotros.
LOHENGRIN. (CIBERLOHENGRIN.COM) 25-03-09.
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