martes, 7 de abril de 2009

CORPORATIVOS

Las estructuras corporativas que todavía perviven en nuestro tiempo, con la forma, entre otras, de colegios profesionales que agrupan a jueces, abogados, geólogos, economistas y profesionales varios, tienen su origen en la sociedad gremial, estamental, que floreció en la edad media. Entonces no se podía ser herrero, cantero, artista, sin pasar por el taller de un experto reconocido en ese oficio, que después de un largo aprendizaje te presentaba en el gremio para que fueras calificado como uno de los suyos, un miembro de su corporación.

En la actualidad, los colegios profesionales, que tienen entre sus funciones cuidar de la deontología en el ejercicio de su especialidad, de modo que de la práctica individual de la misma no se deriven daños para la sociedad, ni para el prestigio de la profesión misma, exigen como condición para el ejercicio legal de la profesión que representan que el neófito se afilie a ellos, pague sus cuotas y se comprometa a seguir las reglas deontológicas dictadas generalmente por los comités correspondientes de las federaciones o instituciones que agrupan a los colegios de ámbito local.

El carácter gregario de esas instituciones genera una natural tendencia a la mutua defensa entre sus miembros frente a los ataques exteriores, cuando hay algún conflicto
Hemos visto algo de eso cuando estos días han soltado a un peligroso chorizo, aún no sabemos si por error, o por alguna conducta prevaricadora inducida por el soborno, que todo podría ser, y enseguida se han oído voces corporativas contradictorias que se imputaban entre ellas la responsabilidad del error. Jueces o Policías?. Para el observador desinformado, lo razonable es pensar que han fallado los dos, y por elevación, el sistema judicial, que, por cierto, está en fase de reforma, a ver si se acelera.

Algo mucho mas grave ha sucedido en Italia. Un fenómeno natural, al parecer previsible, nos ha vuelto a recordar la fragilidad de los hombres ante las fuerzas naturales. Una tragedia humana que ha llevado el dolor y la muerte a muchas, demasiadas personas y ha dejado sin casa a decenas de miles de familias que, hasta anteayer, vivían una vida normal, como ustedes y yo, sin sospechar lo que se les venía encima. ¿O sí?, porque, al parecer alguien avisó de lo que podía ocurrir. No las he visto, pero al parecer antes del terremoto que ha asolado esa región de los Abruzzos, un geólogo colgó en Internet los resultados de sus predicciones sismológicas y las autoridades responsables oficialmente de esa función le calificaron de imbécil. Me pregunto porqué.

Acaso el geólogo utilizó métodos de predicción no homologados oficialmente?. Estaba al margen de las estructuras corporativas, del mundo “oficial” de su profesión?. El caso es que hizo una predicción y acertó. Podía no haber acertado, y todos lo habríamos celebrado, en el caso de haber sido conscientes de lo que ocurría antes de que los hechos se hayan consumado. Lo lamentable de todo esto es que su predicción se ha consumado, y además de la envergadura de la tragedia, se ha puesto en evidencia el tremendo daño social que pueden causar las actitudes corporativas, cuando la mayor razón que puede justificar todavía la existencia de esas actitudes y las organizaciones que las acogen es, precisamente, proteger a la sociedad de los posibles daños del ejercicio individual de una determinada actividad reglada.

La última vez que asistí a un acto corporativo, fue en el Jardín Botánico de Heliópolis. Se nos daba una cena en ese magnífico marco a varios profesionales que cumplíamos no se cuantos años de colegiación. Después, en un sorteo realizado entre los asistentes, fui agraciado con una noche de hotel en las Rotas de Denia. Un hotelito ubicado en lo que había sido la residencia de un escritor.
Fue una grata experiencia cenar en el Botánico, al aire libre y habitar por una noche un lugar todavía impregnado de los signos de la creación literaria. No está al alcance del público común. Tu te llevas la mesa, las sillas plegables y la nevera, y no te dejan cenar en el Botánico. No se puede.

Lo que nos lleva a la cuestión de los privilegios corporativos. Aunque esas instituciones continuadoras de los gremios medievales hacen una labor cierta para garantizar la deontología profesional en el ejercicio de sus colegiados, son también un lobby para obtener ventajas materiales, como exigir que sus colegiados participen de la tarta pública, incluyendo asignaturas de su especialidad en los planes educativos, y sus representantes, elegidos a veces en campañas tan reñidas como las de los políticos, generalmente buscan esos puestos de representación por que les permiten estar cerca de políticos influyentes, codearse con el poder, con grandes empresarios y presidentes de gobierno, y esa cercanía, justificada por la obtención de mejoras para el conjunto de los miembros de la corporación, generalmente se traduce en gabelas, que suelen venir tras al mayor prestigio que supone formar parte de la vida pública, aunque sea local, lo que suele aumentar la calidad y la cantidad de clientes que el profesional metido a vocero corporativo recibirá en su despacho profesional.

Todo eso entra dentro de la normalidad, se dirá, no parece reprobable, pero el corporativismo, como hemos visto en el caso del chorizo peligroso y del geólogo italiano, puede conducir a un gregarismo acrítico, un espíritu de corps, que tiende a tapar, a oscurecer, los daños sociales que los propios corporativos contribuyen a extender, con su defensa a ultranza de su propio estatus, negándose a reconocer la realidad que tienen delante, cuando el portavoz de esa realidad no es de los suyos.

En mi opinión, es hora de desprenderse de esos restos de la sociedad gremial. Conservar la existencia de comités de ética que velen por la deontología de las profesiones, que protejan a la sociedad de ejercicios individuales desviados, si. Colegios Profesionales, fuera. Ejercicio libre de todas las profesiones, sin colegiación. Y los que se benefician ahora del prestigio social que les concede su representación profesional que se ganan ese prestigio con su trabajo. Fuera lameculos, pelotas y lobistas. Que se presenten a las elecciones y se hagan diputados.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 7-04-09.

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