miércoles, 8 de abril de 2009

PESO POLÍTICO

He bajado al Maravillas y había una muchedumbre que impedía acercarse a la barra. Mi sorpresa por la inusual afluencia de clientes se ha transformado en seguida en estupefacción, al ver salir de la cocina a una fila de nazarenos, todos vestidos de morado, con los capirotes puestos. Entre los aplausos de los presentes han salido del bar, y alguno, para corresponder a los saludos, se ha descubierto y lo he reconocido.

Era uno de los chicos que se dedican al top manta. Alguien me ha aclarado que los han contratado para acompañar los pasos de la Semana Santa del Grao, pero no de costaleros, .como en Melilla, sino de figurantes, porque, al parecer, una epidemia de apostasía consecuencia del rechazo que suscita García Gasco con su manía de devolver a la Iglesia a los tiempos medievales, está reduciendo la parroquia.

Con el bar mas tranquilo, me he dedicado a la lectura de las noticias del día, y he visto la expresión “peso político” repetida en las primeras veinte páginas del diario.Se refería, claro, esa expresión, al peso político del nuevo/viejo gobierno de Zapatero. ¿Que es eso de peso político? ¿Es que pesan a las ministras y ministros, como hacían con el Aga Khan? ¿Comparan la cifra resultante con la de gobiernos anteriores y si estos pesan mas, de ahí se deduce el titular?

He visto la foto en primera de las nuevas ministras y ministros. Sus figuras, las de las ministras, responden, en general, a las tipologías de las tallas femeninas diábolo y campana. Del tipo cilíndrico, como Rita Barberá, no he visto. Al parecer, los sinsabores de la política en tiempos de crisis afectan mas a las socialistas que a la oposición, y ese sinvivir por las próximas citas electorales las mantiene mas en línea.

Como el estudio antropométrico de las tallas no se extendió a los varones, ignoro si por falta de fondos, o por algún prejuicio de género, nada puedo decir de la figura de los nuevos y viejos ministros, pero, en general, puedo sugerir algunas ideas para esa clasificación. Perfil globo, para los que tienen un abdomen considerable, como el despedido Bernat Soria, Cabezón, para los que necesitan una talla de sombrero holgada, como es el caso del también despedido ministro de cultura.
Observo que, entre los nuevos, no hay obesos, tal vez por la misma razón apuntada para las ministras.

Si no hay obesos, ni obesas, sigo sin entender lo del peso político que se atribuye al nuevo gobierno.
Después de leer cuidadosamente todos los titulares, pies de foto, contenidos de artículos, columnas y comentarios de opinión que hoy se dedican a este asunto en la prensa local de Heliópolis, concluyo que esa expresión se refiere a que todos los ministros son miembros del PSOE, alguno muy destacado, como Chaves, su presidente.

Es decir, mientras en otros gobiernos europeos se incorporan personalidades independientes de prestigio y políticos de la oposición, lo que parece bastante coherente, pues si se propone a todos los ciudadanos un esfuerzo común para luchar contra la crisis, es lógico que en los gobiernos esté representada la pluralidad social, aquí, el partido gobernante, que representa solo a una parte de la ciudadanía, se erige en salvador de todos nosotros, no sabemos si para salvarnos, o para salvarse el.

Algunos comentaristas, muy sagaces, argumentan que este nuevo gobierno unipartidista responde a la necesidad de corregir el error de Zapatero al armar su gobierno anterior, que no ha brillado por su eficacia, y a la propia debilidad política de Zapatero, inducida por las circunstancias adversas que acompañan esta legislatura, por lo que al rodearse de personalidades carismáticas del partido, trata de enderezar la fragilidad de su carisma.

En mi opinión, las circunstancias exigen lo que en tiempos se llamaba un “gobierno de salvación nacional”, una combinación que concentre los esfuerzos de gobierno, oposición, regionalistas e independientes, con un fuerte contenido técnico especializado en los principales asuntos que afligen a una buena parte de la ciudadanía. Pero como, en el fondo, no tengo ni puta idea de política, no encuentro argumentos sólidos a favor o en contra de la solución que se ha dado al configurar un nuevo gobierno para la crisis.

En consecuencia, haré como el árabe aquel, que se sentaba a la puerta de su casa para ver pasar el cadáver de su enemigo. Yo no tengo enemigos, creo, me limito a ver pasar la vida. El tiempo acaba por solucionar todas las dudas. Lo que hoy parece un error, puede revelarse un éxito, y al contrario, todo depende de como evolucionen las circunstancias que rodean una determinada elección entre distintas alternativas.

Sinceramente, por lo que me concierne, espero que los buenos deseos de quienes cargan sobre sus hombros los sinsabores de la política en tiempos de crisis, se traduzcan en una realidad productiva para el conjunto de la ciudadanía. En todo caso, la cortesía exige un plazo de gracia de cien días, antes de evaluar los primeros resultados de un gobierno entrante. Tengo dudas de si la oposición y ciertos directores de periódico tendrán la paciencia de esperar. Yo no prometo nada.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 8-04-09.

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