lunes, 27 de abril de 2009

PREGUNTAS

¿Quienes somos? ¿De donde venimos? ¿Adonde vamos? ¿A que sabe el jamón de Jabugo? Comparto con un buen amigo la creencia de que carece de sentido hacerse preguntas cuyas respuestas no están a nuestro alcance. Sin embargo, hasta las cosas que parecen no tener sentido, tienen algún sentido, aunque no seamos capaces de percibirlo.

La frase que escribí en la entrada de ayer, “Charles Spencer Chaplín nació en Londres a la edad de veinte años” tiene ese tufo absurdo de las cosas que no tienen sentido, y sin embargo, en un segundo análisis, está llena de sentido. El origen de la frase es la información de un cartel de la exposición que visité, que decía algo así “(...) Chaplin nació en Londres en el año tal.. Y a la edad de veinte años.....(...). No me pregunten porqué, al leer el cartel, visualicé enseguida la expresión absurda que incluí en la entrada. No encuentro su sentido. En un segundo análisis, que no es otra cosa que la racionalización del absurdo, si lo tiene.

¿Se puede nacer a los veinte años? He aquí una pregunta retórica. No suelo hacerme preguntas trascendentales para las que no tengo respuesta. Las retóricas son otra cosa. Todos los que escribimos las usamos. Parece que son preguntas puestas ahí para reflexionar en su respuesta.
La mayor parte de las veces, las respuestas ya están preparadas, y la pregunta retórica solo se pone ahí para que quede bonito.

En el tema que me ocupa, como Chaplin fue un cómico que alcanzó fama universal, y todavía perdura, a juzgar por el número de visitantes que acudió a la exposición a la que me referí en la entrada de ayer, podemos encontrar un sentido metafórico a la frase absurda, que podría indicar que Chaplin nació a la fama a los veinte años, de la mano del personaje que, ese sí, nació mas o menos por entonces. Pero esta racionalización posterior no estaba presente cuando visualicé, de modo irracional, el texto del cartel que leí, con la supresión que le daba un sentido absurdo.¿Porque lo hice? No le encuentro el menor sentido.

Esta respuesta, bastante endeble, a la pregunta retórica ¿Se puede nacer a los veinte años?, indica que es la clase de pregunta que se pone para reflexionar sobre la respuesta, no para adornar una respuesta preparada, aunque la reflexión haya salido un poco pobre.

Las preguntas que nos hacemos, sean retóricas, trascendentales o absurdas, parecen ser las excrecencias de nuestra fragilidad. Somos frágiles, dudamos y por eso nos hacemos preguntas que, casi siempre, carecen de respuesta.

A veces, hacemos un uso fraudulento de las preguntas. Se de buena fuente que un profesor de la Facultad de Bellas Artes de Heliópolis persuade a sus alumnos para que se hagan una batería muy conocida de preguntas retóricas para entender el sentido del arte. ¿Que? ¿Cuando? ¿Como? ¿Donde? y ¿Porqué?. Ocurre que esa serie de interrogantes se usa en el mundo de la comunicación para expresar los elementos esenciales de la noticia. Cualquiera que haya estudiado periodismo, a cualquier nivel, lo sabe. Sabemos que el arte incluye elementos de comunicación, pero reducir el sentido del arte a una sentencia tan específica y repetida, aplicable sobre todo al campo del periodismo me parece, por parte del docente, una cierta estafa, una explicación banal contaminada por la facilidad.

Una pregunta que nos podemos hacer, de rabiosa actualidad, sería, ¿Es la gripe porcina una venganza vírica por el uso de órganos del cerdo en trasplantes humanos? Ahora mismo, las autoridades sanitarias no están para preguntas retóricas de esta naturaleza. Están muy ocupadas haciendo uso de mascarillas, batas, guantes, procedimientos de aislamiento de los enfermos, protocolos sobre medidas preventivas divulgados por la OMS, y atención preferente, en España, a los cientos de jóvenes que regresan de su estancia en México, el foco de la alerta sanitaria.

Mientras las primeras páginas de los periódicos se llenan con las noticias del día, los ganaderos, industriales y comerciantes de los productos porcinos, cuyo consumo está tan arraigado en España, y cuya exportación incipiente a los mercados orientales había comenzado a despegar, contemplan con preocupación esta alarma social, que puede tener consecuencias inmediatas en el rechazo de sus productos, por lo que lanzan mensajes de tranquilidad, que incluyen expresiones como ésta “Del cerdo son buenos hasta los andares...” Nunca había reparado en ese lado del asunto, pero hay que reconocer que los cuartos traseros porcinos se mueven con cierto garbo, por otra parte, el modo de transmisión de la dichosa gripe tiene mas que ver, al parecer, con los riesgos tradicionales de cualquier infección vírica, estornudos, respiración, contacto táctil, que con la ingestión de una carrillera o un secreto de cerdo.

En fin. Esperemos que esta situación de alarma se diluya cuanto antes, aunque para eso hará falta la aparición de otra noticia de interés universal, lo que sucede casi cada día y a tal velocidad, que la semana que viene igual ya nadie habla del tema.

Termino reiterando una pregunta, para mi trascendental.

¿A que sabe el jamón de Jabugo? Concluyo, como mi buen amigo, Marco Aurelio, que no tiene sentido hacerse preguntas cuyas respuestas no están a nuestro alcance.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 27-04-09.

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