miércoles, 15 de abril de 2009

OSORO

El próximo sábado, 18 de Abril, cautivo y desarmado el ejército rojo, entra en Heliópolis Osoro, el cántabro designado arzobispo para sustituir a García-Gasco. Lo hará acompañado de la Santísima Trinidad, el propio García-Gasco, Rouco y Cañizares, integrantes del alto mando de 63 altos dignatarios de la Iglesia Romana en España, cardenales, arzobispos y obispos que, junto con el nuncio del Vaticano en España, Manuel Monteiro, se harán acompañar por 46 gaiteiros en el protocolo de la toma de la ciudad. Ni Fraga se atrevió a tanto cuando era ministro de Franco y nos visitaba.

Los cántabros me caen bien, en especial su presidente Revilla, que va promoviendo por el suelo patrio el consumo de sobaos pasiegos con la mayor naturalidad. Por otra parte, considero que Osoro merece algo parecido a los cien días de cortesía parlamentaria que, por lo que leo por ahí, no se le han dispensado al flamante nuevo/viejo gobierno de Zapatero, por lo que me abstendré de cualquier crítica formal o de fondo sobre su ejecutoria pública, que solo tendrá sentido cuando haga públicas sus primeras medidas y conozcamos su calado y su efectividad. Porque un arzobispo es, además de pastor en el mejor sentido, –cuida de que no se le despeñen las ovejas, que no se pierdan los chivitos, que el rebaño esté bien alimentado-- un hombre de gobierno y, como tal, de el se esperan medidas efectivas en favor de los mas atribulados de sus fieles.

El arzobispo es, por definición, un jerarca, por el cargo que se le confía en el aparato de poder de la Iglesia Romana, pero en el ejercicio de ese cargo proyecta su humanidad de persona implicada en el bienestar de sus fieles, algo que hemos echado en falta en García-Gasco, quien se ha ocupado mas del poder temporal que del bienestar de su rebaño, por lo que el cambio, en principio, debe ser bienvenido.

Sin duda, las organizaciones vinculadas a la Iglesia, como Cáritas, los cristianos de base que se organizan un poco a su aire, pero sin que los aparatos de poder de la iglesia sean ajenos a ellos, las ONG'S de orientación cristiana, y hasta los particulares que reparten por libre comida en los parques, esperan con ansiedad que Osoro les eche una mano, no vacía, en favor de los mas desheredados, los inocentes, los que a muchos les son extraños porque vienen de otras culturas, ahora sometidos a la fatalidad de las tribulaciones que acompañan la profunda depresión económica que afecta, sobre todo, a quienes menos tienen, a quienes menos pueden.

Algún obispo ha tenido el detalle de ofrecer a esos desheredados una porción de sus ingresos y ha sugerido a sus fieles que, los que puedan, hagan lo mismo. No ha sido Osoro. La actitud del obispo sensible a las necesidades de su grey prueba que los cargos jerárquicos de la Iglesia no están exentos de una dimensión humana, evangélica, en el ejercicio de su función. Mi opinión personal es que García- Gasco, por el contrario, ha ejercido de arzobispo en Heliópolis con la misma pulsión de un ejecutivo agresivo de multinacional, atento solo a hacer la pelota a su jefe de la casa matriz y a intentar aumentar su cuota de mercado sin reparar en los medios, hasta conseguir un puesto en el Consejo de Administración. O sea, un trepa, desentendido de que no se pierda el chivito, que no se le despeñen las ovejas y de tener el rebaño bien alimentado.

Esta noche, aunque no tengo costumbre de hacerlo, ensayaré una oración para que Osoro, a quien su antecesor le ha montado un protocolo de toma de posesión que recuerda todos los oropeles del régimen franquista mas rancio, sea inspirado por el espíritu conciliador de Tarancón y por la calidad humana de Juan XXIII, y, aunque se que es difícil, encuentre un equilibrio entre la obediencia debida al Papa, los intereses del Vaticano, y el lado pastoral y benefactor exigible a su magisterio.

En todo caso, a diferencia del PP y algunos directores de periódico, en relación con el nuevo/viejo gobierno de Zapatero, a cuyos ministros les han llovido las críticas feroces apenas han tomado posesión, creo que a Osoro le debemos todos, los creyentes y los agnósticos, cien días de cortesía.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 15-04-09.

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