viernes, 3 de abril de 2009

REVOLUTIONARY ROAD

Esta tarde he ido a ver Revolutionary Road, la película de Sam Mendes (American Beauty), basada en el libro del mismo título de Richard Yates, que no he leído, pero después de ver la proyección me han entrado ganas de leerlo. Esta es una de esas raras películas que cada espectador, según sea hombre o mujer, y según el grado de sus experiencias con independencia de su sexo, seguramente verá de diferente manera, por la riqueza de carácter de sus personajes, y por la diversidad de dilemas que plantea.

Yo me he fijado, sobre todo, en la confrontación entre normalidad y verdad que se plantea con una crudeza poco común. Como la normalidad está tejida de sobre entendidos, renuncias, convenciones y miedos, la brutal irrupción de la verdad por boca del lunático matemático que la introduce, haciendo visible la honda naturaleza del conflicto que subyace en las relaciones entre los personajes, destruye esa normalidad aparente y conduce la historia hasta su trágico final.

En la película hay de todo, además de ese eje central de la confrontación entre lo verdadero oculto y lo normal aparente, puesta en conflicto a través de la cruda lucidez del lunático, hay un extraordinario y complejo dibujo de los personajes protagonistas, Di Caprio y Kate Winslet, la pareja de Titanic. Kate Winslet compone un poderoso personaje , con una fuerza interior como solo pueden tener las mujeres, que se empeña en la imposible tarea de inducir el valor que le falta a su compañero masculino para abandonar las convenciones de lo posible y luchar por conseguir lo imposible, con una visión revolucionaria de la vida que, a lo largo de la historia, se revela inalcanzable por la mezquindad y la fragilidad de su pareja.

Di Caprio muestra un personaje muy convincente, a mi parecer con ciertos rasgos psicópatas, que afloran cuando reacciona con extrema violencia física, a la crudeza de la verdad que le arroja en la cara el matemático iluminado, pero que también se muestra en su tendencia a responsabilizar y culpabilizar a su pareja de sus propias mezquindades, de sus miedos y de su incapacidad para descubrir que quiere hacer con su vida.

Además, esta compleja película, añade un tratamiento de la cuestión del aborto con bastante crudeza, feto arrojado al suelo incluido, con un planteamiento radicalmente distinto de la mujer implicada en esa decisión, del de su marido, que se opone a un aborto temprano, hasta que la mujer, desesperada, porque ya no se siente capaz de vivir en el plano de lo posible, y ve con claridad que ya no alcanzarán, juntos, lo imposible que reclama su poderosa personalidad, ella misma se provoca un aborto demasiado tardío, que acaba con su vida.

Por si fuera poco, además de todos esos conflictos, la película aborda también el tema de la infidelidad, y en el modo de afrontarla aparece también la radical incompatibilidad entre los dos personajes principales.

Puede que la cosa no sea tan compleja como yo la he visto, y todo se reduzca a la historia de una mujer fuerte emocionalmente, como lo son la mayoría, según mi experiencia, que se junta con un gilipollas, que también, según mi experiencia, somos la mayoría de los hombres.

En fin. Revolutionary Road. A quien no la haya visto, se la recomiendo. Yo voy a leer el libro.

Al salir del cine, la borrasca que anda dando vueltas una semana y hace que llueva en Heliópólis un día si y otro no, nos ha sorprendido sin paraguas. Voy terminando. Tengo que ir a secarme con una toalla el cabello mojado. Muy mojado.

LOHENGRIN. (CIBERLOHENGRIN.COM) 3-03-09.

1 comentario:

  1. Muy buena crítica.
    Kate Winslet consigue hacer llegar al espectador sus ganas de cambiar, de arriesgar y triunfar. Ella representa la luz y el color en una película de corte clásico y puesta en escena impecable que se va apagando hasta llegar al negro total.

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