miércoles, 1 de abril de 2009

EL PATIO DEL COLEGIO

Hay que ver como está el patio. Abundan los niños tramposos que te cambian caramelos por canicas, pero cuando vas a desenvolverlos el envase está vacío. Les recriminas esa actitud fullera en la que les has pillado de modo flagrante y reaccionan amenazando con llevarte al director, en lugar de asumir sus responsabilidades.

El tiempo meteorológico mejora en Heliópolis, las nubes comienzan a deshacerse, pero sobre el patio de colegio en que se ha convertido una parte de la política nacional, la borrasca se extiende y los nubarrones lo cubren todo con una capa de opacidad que dificulta la entrada de aire fresco.

*LA FINANCIACIÓN ILEGAL

Hace unos años, un tal señor Naseiro, entonces tesorero del partido popular, fue empapelado porque le habían pillado traficando con falsos caramelos, pero todo quedó en nada porque las grabaciones que lo imputaban, que incluían perlas como las sinceras expresiones de Zaplana reconociendo que estaba en política para forrarse y cosas por el estilo, al no haber sido practicadas por funcionarios autorizados y con las correspondientes garantías judiciales, fueron desestimadas como prueba en los procedimientos judiciales que entonces se siguieron.

Hoy cuenta la prensa que Bárcenas, también actuando como tesorero del partido popular, ha sido imputado por Garzón, por haber recibido, presuntamente, 1,3 millones de euros de la trama de Correa, y un diputado del mismo partido, Galeote, también aparece en el mismo auto, porque al parecer hay indicios de que ha recibido regalos y gabelas que podrían alcanzar los seiscientos
mil euros.

La reacción del partido popular no se ha hecho esperar. En lugar de anunciar la dimisión de esos señores, hasta que se resuelvan las imputaciones mediante sentencias firmes, ha llamado al director del colegio para quejarse y ha empapelado, a su vez, a Garzón, seguramente con la esperanza de que la opacidad, como en el caso Naseiro, termine por tapar el asunto.

Tengo la sensación de que estos escándalos recurrentes alrededor de los tesoreros de los partidos, no están desvinculados del recurso a la financiación irregular de las organizaciones que integran a sus señorías. Si usted le menta algo de esto a un pepero, enseguida le hablará de Filesa, pero ese desgraciado asunto no excluye, lamentablemente, otras conductas semejantes en los partidos de la derecha, que están aflorando al conocimiento público cada día, incluyendo las turbias operaciones que afectan a algunas administraciones municipales.

En los próximos días, vamos a asistir a un aluvión de noticias relacionadas con la proyección exterior española. Al parecer, nuestros representantes políticos van a asistir a conferencias para reformar el orden financiero internacional, definir una nueva geopolítica guerrera, tratar de influir para que se construyan espacios de tregua entre civilizaciones, nada menos.

Sería deseable que esa numerosa y activa expedición diplomática no impida que queden efectivos aquí para atender los asuntos propios, porque, además de arreglar el mundo exterior, estamos muy necesitados de una acción política de acuerdo entre gobierno y oposición para arreglar el patio del colegio. Hay demasiados niños traviesos que hacen compatibles sus obligaciones regladas con sus trapisondas extra escolares, y convendría poner un cierto orden en ese espacio doméstico.

*AUTÓNOMOS

Cuando todavía ejercía como economista y auditor, desempeñé la dirección financiera de una empresa con poco dinero, con las connotaciones infantiles que acompañan a esa actividad, cambio de cromos (pagarés), cuentos fantásticos que había que relatar a los directores de sucursal bancaria, haciéndolos creíbles, y demás. Además, ejercía como auditor independiente para otras empresas no vinculadas a la que me requería mayor dedicación. Esa doble dedicación, como trabajador por cuenta ajena en un caso y como auditor independiente por otro, me exigía una doble cotización a la seguridad social. Yo pagaba mis cuotas al régimen general, que me descontaban de la nómina, y también hacía efectiva, naturalmente, de mi propio bolsillo, la cuota de autónomos.

En cuanto al efecto en mis prestaciones futuras de esa doble cotización, la cuota de autónomos no añadía tiempo cotizado a mi historial—yo ya cotizaba en el régimen general por jornada completa--
solo mejoraba las bases económicas de mi cotización.

Un día me sorprendió mi jefe de entonces con una carta recibida de Zaplana, entonces ministro de trabajo, en la que le comunicaba que tenía un trabajador, yo, que cotizaba en dos regímenes diferentes, y le sugería que se podía ahorrar sus cotizaciones en el régimen general, puesto que yo ya tenía coberturas en el régimen especial de autónomos. O sea, le estaba diciendo, claramente, que podía darme de baja y ahorrarse unos buenos duros, pasando yo a facturar mis servicios como profesional independiente.

Mi jefe no hizo el menor caso a aquella carta, y nuestra relación contractual continuó como estaba, pero yo me quedé estupefacto, al ver que el ministerio de trabajo cuidaba hasta la delicadeza su atención a las cotizaciones de los empresarios.

Ahora nos cuentan que tres cuartas partes de los diputados que nos representan, que supongo que cotizan a la seguridad social por su condición de diputados, ejercen lo que podríamos denominar, con un sentido jocoso, actividades extra escolares, y que las cuotas de autónomos las pagamos nosotros, ustedes y yo, aunque supongo que será la secretaría de las cortes generales u otro órgano semejante quien se encargará de ingresarlas en la tesorería de la seguridad social.

Antes que nada, me gustaría saber si ese procedimiento, pagar con dinero público las cuotas de autónomos por el ejercicio profesional de unos diputados, obedece, o no, a la necesidad de controlar, desde las cortes, quienes ejercen actividades profesionales además de las propias de diputado, y quienes no lo hacen. Tal vez, de no haber procedido así, ahora no dispondríamos de esa información.

El fondo de la cuestión es saber si, cuando hace unos años, se aprobó la Ley de Incompatibilidades para sus señorías, se hizo con la intención de controlar y reducir el número de diputados pluriempleados, o por el contrario, se preparaba un coladero para que nada menos que las tres cuartas partes de nuestros representantes electos en el parlamento sean ahora doble cotizantes.

Me asombra saber que, hace unos años, una doble actividad privada como la mía, sujeta solo a la deontología profesional que las corporaciones profesionales se encargan de vigilar, requirió la atención del ministro de trabajo, para ahorrarle unos duros a mi empleador, y que 250 diputados del parlamento lleven años de ejercicio público y privado y encima se paguen con dinero público sus cotizaciones.

Otra cuestión de mayor trascendencia es que tipo de relación mantienen esos diputados con sus clientes, ¿Están en el parlamento para mejor defender los intereses de sus clientes, o se dedican a la defensa de los intereses de los ciudadanos? ¿Como se comportan cuando ambos intereses entran en conflicto? ¿Alguien lo puede aclarar? Gracias.

LOHENGRIN. (CIBERLOHENGRIN.COM) 1-04-09.

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