lunes, 13 de febrero de 2012

ARDE ATENAS

He bajado al Maravillas, a una hora tardía, después de una visita al mercado de Russafa. El periódico lleva la foto de la rotunda y gesticulante humanidad del primer ministro griego que interviene en el parlamento mientras Atenas se quema en las llamas de la protesta. Esas imágenes evocan al emperador Nerón tocando la lira desde la terraza de su palacio mientras las casas de madera de la Roma de entonces son devoradas por el fuego.

(...) A menudo se cita la Grecia antigua, el ágora ateniense como el origen de la cultura democrática de Occidente. Se suele silenciar que aquella democracia primigenia excluía a las mujeres y a los esclavos. Nunca como ahora las democracias occidentales, que mandan a las mujeres al paro las primeras, y cuyos políticos incapaces mantienen un diálogo solo con los burócratas y financieros que decretan los sacrificios de las clases populares para atender los males que ellos mismos han creado, se han parecido tanto a esas democracias de notables cuyo origen se atribuye a la cultura griega.

Para nuestra desgracia, las clases políticas que pululan ahora por Europa son enormemente incapaces para servir al pueblo. A lo sumo, son políticos de partido, los sacas de ese estrecho reducto y no tienen visión del Estado, ni de la comunidad democrática a la que están obligados a servir.

Que habría sido de Europa si, después de la última contienda mundial, en lugar de contar con políticos enérgicos y capaces, y reguladores financieros dispuestos a hacer lo necesario para sacar al continente del marasmo en el que se encontraba después de aquella tremenda destrucción, hubiera estado en manos de la pandilla de incompetentes y timoratos que pululan ahora por nuestros parlamentos.

Durante medio siglo, las democracias occidentales han progresado como nunca antes lo habían hecho, en materia económica y de derechos sociales. Nunca estuvieron tan lejos del modelo originario, aquella democracia de notables, excluyente y aristocrática.

Ahora, la involución conservadora es una ola destructiva que arrasa todas las conquistas sociales trabajosamente conseguidas durante décadas de buena política y economía, orientada al beneficio de la entera comunidad democrática. La excusa es la crisis que se desató en 2.008, pero, cualquiera que tenga memoria, sabe que la situación de la Europa de pos guerra fue infinitamente peor que esta, pero en la conferencia de Bretton Woods se pusieron las bases para un progreso continuado y casi universal, que ha interrumpido la especulación desaforada, primero, y la incapacidad política, a continuación.

No creo que quemar los parlamentos europeos sea una solución al problema, pero hasta que las inoperantes, incompetentes, dependientes, limitadas, clases políticas actuales comiencen a ser sustituidas por los políticos de altura que necesitamos, el recurso a la protesta parece ser lo único que queda.

Esperemos que esa sustitución se produzca en el plazo mas breve posible. Quizás hagan falta cinco o diez años. No sé.

En fin. Arde Atenas.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN)13-02-12.

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