jueves, 16 de febrero de 2012

EL FRACASO

No es que lo diga yo, un oscuro bloguero, es que todas las televisiones se referían
ayer a los países europeos que han constatado la recesión en sus economías, Italia,
Holanda, Bélgica, que, sumados a los países del Sur que no se recuperan de las dificultades financieras y las elevadas tasas de desempleo, Grecia, Portugal, España, son la imagen del fracaso de las políticas del terceto que dirige el concierto europeo
como destacaba 'Der Spiegel', si lo que escuché en la Sexta es verdad.

Cuando escribí el artículo de ayer, dedicado a los protagonistas de ese fiasco, Olli, el comisario económico de Bruselas, De Guindos, y los demás ministros económicos responsables de ese fracaso, ni conocía la opinión de 'Der Spiegel', ni sabía de la entrada en recesión de esos países, lo que parece un indicio de que mi percepción es algo de simple sentido común, compartido por la mayoría de la gente que está al tanto del relato de la realidad circundante. Si bien ayer me ocupé de los responsables de ese fracaso, hoy me ocuparé del fracaso mismo, además de personalizarlo en los sujetos cuya responsabilidad política es mas visible.
(...)
Antes de entrar en materia, quiero expresar mi perplejidad por el hecho de que, aunque me siento un comunicador oscuro, por no decir oculto, mis textos aparezcan traducidos al chino mandarín en la Red, mis artículos estén presentes en su idioma original en páginas que indexan textos para usuarios de Usa, y me lean desde lugares tan lejanos como Indonesia. Para alguien que, hace veinte años, escribía sus chorradas en soportes de papel que nunca salían del entorno doméstico, es muy chocante comprobar la expansión planetaria, global, de sus escritos.

Mi asesor informático me dice, para rebajar mis expectativas sobre mi propio trabajo, que su presencia extendida en la Red no obedece a un criterio personal de alguien que lo lee y lo selecciona, sino al mecanismo ciego de programas que aplican un criterio automático de selección de textos, incapaces de valorar mas allá de la identificación aleatoria de alguna palabra o concepto.

La sensación que me produce constatar ese sistema desalmado de selección de textos es que estamos ya en el escenario que anticipaban las novelas de ciencia ficción de los años cincuenta y sesenta del pasado siglo. Ahora falta saber si las decisiones económicas que se toman en Europa, que nos están conduciendo al fracaso de nuestras sociedades, se toman también así.

Existe la creencia, para mi infundada, de que la crisis actual, que arrastramos desde los episodios financieros de 2008, es la expresión del fracaso del capitalismo como modo de producción. Aunque parezca paradójico, dada mi preferencia por las políticas de izquierdas reiterada en el Blog, no comparto esa idea.

El capitalismo, un modo de producción que se demostró durante varias décadas que puede ser el motor de una prosperidad sin precedentes funcionó muy bien, en el sentido de generar excedentes que, convenientemente distribuidos con políticas sociales adecuadas, llevó a los ciudadanos europeos a alcanzar un nivel de vida, material y cultural, como nunca antes sistema social alguno había conseguido.

Esto es mas evidente para aquellos que miren la historia económica europea, sin anteojos sectarios. Ahora bien, esa misma visión ha de reconocer que eso fue así porque la financiación y la economía estaban centradas en el sistema productivo, en la creación de niveles cada vez mas altos de bienes y servicios, y en políticas de distribución que los hacían accesibles a la mayoría de la población.

Cuando ese capitalismo productivo sucumbió a los cantos de sirena de la especulación, cuando los sistemas informáticos permitieron que las operaciones financieras viajaran a altas velocidades, a cualquier hora del día y de la noche, entre uno y otro continente,y los reguladores financieros se plegaron a hacer del antiguo capitalismo, digamos de base material, una entelequia virtual, con el mismo enfoque global que me permite a mi acceder a mercados 'literarios' de China, USA, o Indonesia, sin moverme de casa, estaban poniendo la dinamita para la gran explosión que se ha producido después. Aunque no es cierto que nadie avisara de lo que podía pasar, lo cierto es que las voces que lo advirtieron quedaron ocultas en medio de la euforia general.

Por tanto, no es el capitalismo el responsable del fracaso que nos ocupa, sino un modo determinado de entenderlo, ajeno a la creación de riqueza material que siempre fue su objetivo, ahora subvertido por una economía donde predomina lo financiero, el enriquecimiento rápido desvinculado de operaciones productivas, enlazado con oscuras operaciones hechas de madrugada desde un ordenador.

Sabemos la dimensión del fracaso que todo esto ha traído, en particular en los países europeos, en los mas frágiles. Ese fracaso se expresa sobre todo, en dos datos, el desempleo y la deuda. Así como la causa de la crisis es el fracaso del capitalismo financiero, no productivo, el fracaso de las medidas para superar esa crisis tiene su origen en unas políticas económicas y monetarias de los países afectados, completamente inadecuadas.

Si un mercado se ve privado del consumo de, digamos, entre seis y ocho millones de consumidores, entre desempleados y personas a su cargo, es evidente que la demanda se contrae. Pensar que facilitar el despido a los empresarios no va a acentuar la caída de esa demanda es, sencillamente, cerrar los ojos para no ver el fracaso.

Las organizaciones patronales hacen gala de una ceguera extrema, al primar la vuelta a unas relaciones laborales casi esclavistas, por encima de la recuperación de la demanda. La expresión de Rosell, el jefe de la patronal catalana, está pidiendo a gritos una peluca empolvada y una casaca, pues su cara no es menos antigua que la política laboral que defiende. Pero, no personalicemos. Vayamos al grano.

¿Entonces, en que consiste el fracaso de las políticas económicas que se aplican ahora mismo en Europa, según Der Spiegel, confirmado por la entrada en recesión de varias economías europeas?. No sé. Si tengo una idea, en cambio, del fracaso de esas mismas políticas en España.

Si la demanda cae abruptamente, por un aumento brutal del desempleo, los Estados pierden ingresos por impuestos y eso se refleja en mayor déficit y menor capacidad para afrontar la deuda pública. Si usted dirige la política económica de un país que pasa por esas circunstancias, tiene mas de una alternativa para afrontar esa situación.

Usted puede negociar con los acreedores una espera en el pago de la deuda, y exigir a los bancos centrales recursos para estimular la economía. Un volumen adecuado de inversiones en nueva obra pública, además de estímulos a las nuevas contrataciones permitirán recuperar mas rápidamente el empleo, con una reflejo en la demanda de bienes de consumo, mayores ingresos por impuestos y, al final, mayor capacidad para atender la exigencia de la deuda.

Por el contrario, si usted cede a la prisa de los acreedores que exigen el pago de su deuda como prioridad de su política y convierte la disminución del déficit y la deuda en prioridad absoluta de su política, abandonando el estímulo de la producción y el empleo, habrá mas despidos, los ingresos del Estado caerán todavía mas, y los acreedores estarán mas en precario, como los trabajadores sin empleo.

No se si fue Byron o su sastre quien dijo aquello de que 'la prisa es enemiga de la perfección'. Ignoro si Goldman Satchs y sus hombres en los Estados europeos, De Guindo y otros, son los causantes de la prisa por poner la deuda por delante de la reactivación de la demanda. Si es así, en este caso, esa prisa, nos lleva a un fracaso. Un fracaso casi perfecto. No lo digo yo, en calidad de oscuro bloguero, lo dice Der Spiegel, lo confirma la creciente recesión, lo dicen dos economistas de prestigio en Estados Unidos, pero ellos, los protagonistas del fracaso, insisten en no enterarse.

En fin. El Fracaso.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN)16-02-12.

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