He comprado un paquete de tabaco, aunque lo tengo a buen recaudo, a unos trece kilómetros del lugar desde donde escribo, a mano, estas notas. He comprado una marca nueva, desoyendo la opinión del ex cirujano jefe del antiguo hospital La Fe, quien dice que cambiar de veneno puede estimular una mutación de las células pulmonares, acostumbradas ya al Ducados negro durante décadas.
Naturalmente, aunque he dejado el paquete de tabaco en un lugar alejado, he traído conmigo un cigarrillo que me he fumado antes de tomar un cortado descafeinado. Fumo antes o después del café, nunca mientras lo tomo.
(...)
No es mi primer cigarrillo del día. El primero lo he fumado a las diez y media, antes de entrar en clase de medios de comunicación. Hasta hace un par de días , comenzaba a fumar a las ocho de la mañana, incluso antes, y a las diez había consumido ya mas de un cuarto de cajetilla.
Desde que contemplé, el otro día, la belleza del humo suspendido en el aire, iluminado por el sol declinante de la tarde, trato de hacer del uso del tabaco un asunto estético, mas que frenético.
Con el auge de la contracultura de finales de los sesenta, al parecer la gente fumaba de todo, pero yo solo he fumado tabaco. Comencé a fumar a los diecisiete años, mas o menos. Entonces, el acto de fumar se consideraba un rito de iniciación a la edad adulta, al que no eran ajenas las chicas, aunque ellas solían fumar cigarrillos mentolados.
Al parecer, el cerebro de las mujeres está mejor ordenado que el de los hombres. Quizás por eso aquellas chicas que conocí, en su mayoría, solo fueron fumadoras ocasionales, sin caer en la trampa de la repetición. No se si debido a los muchos aditivos que las tabaqueras añadían a su producto, digamos que para fidelizar al
cliente, o porque ya entonces tenía rasgos adictivos en mi personalidad, el caso es que con los años me convertí en un fumador empedernido, condición que ahora estoy tratando de modificar.
La personalidad adictiva es así, lo mismo te puede acostumbrar al tabaco, que a visitar con frecuencia el Vaticano, sintonizar diariamente Intereconomía, o vestirte de fallero y comer habas con longanizas cada mes de marzo. A mi me dio por fumar y por votar a la izquierda, aunque cada vez con menor convicción, ambas cosas.
Esa es la razón, la debilidad creciente de mi convicción de que fumar sea un acto placentero, por la que ahora me concentro mas en la belleza física de la nube de humo
que flota como una nebulosa en el espacio, una actitud mas contemplativa que militante, que en el supuesto placer organoléptico de chupar un cigarrillo al que cada día le encuentro menos sentido.
Sin embargo, no me siento aún capaz de abandonar definitivamente una costumbre tan arraigada como fumar 40 cigarrillos al día durante decenios, por eso sigo fumando algún que otro cigarrillo cada día, y a la vez procuro tener alejado mi stock de tabaco, tratando de no volver a las andadas del consumo exagerado de tabaco.
Todo este súbito interés por reducir mi consumo de tabaco se lo debo a la neumóloga a la que he dedicado una página del blog. Estaba un poco pirada, si, pero su arrebato de echarme de su consulta especializada en dirección a mi médico de familia, dando por hecho que las revisiones periódicas de mi salud pulmonar le importan un pito
al sistema asistencial, dada mi condición maldita de fumador, ha tenido el efecto de que trate de cuidar yo mismo mis limitaciones respiratorias, reduciendo así los gastos del sistema sanitario, al que por cierto he contribuido con mis cotizaciones
durante cuarenta años, y ahora, con el aumento de las retenciones que practican desde febrero sobre mi exigua pensión.
A ver si van a tener razón los neo con que nos gobiernan ahora, y lo que necesitamos es un poco mas de mano dura. No se, a mi me parece que no aunque, en mi caso particular, una conducta mas responsable, puede generar menos gastos sanitarios en el futuro. A menos que apliquen el sistema de Tatcher, dejar sin asistencia sanitaria pública a los fumadores, que todo podría ser. La actitud de mi neumóloga me pareció, la verdad, demasiado radical. Ustedes, ¿que piensan de todo esto? Yo no lo tengo del todo claro.
En fin. Humo.
LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN)27-02-12.
....pues a mi me parece muy lógica la reacción de la neumóloga, me explico..... si vas a ella por los problemas deribados del tabaco y tu sigues fumando, es como si fuera un fracaso médico ya que no sigues los consejos que te da ni consigue que lo dejes.....asi que no te quejes del trato que lo tienes merecido.....
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