miércoles, 8 de febrero de 2012

DIÓGENES

"Estaba sentado en un banco de la plaza de la 'Casa de la Demaná', a escasos metros del bosque de pinos que crecen en el parque natural de l'Albufera y la violenta claridad del sol de las tres de la tarde le hizo entornar los ojos. En la duermevela, vio que se acercaba a el Alejandro el magnífico y al verlo envuelto en harapos, avisado de su fama y reconocimiento popular como filósofo cínico, le preguntó, --¿Puedo hacer algo por ti? --Si, tan solo que te apartes, porque me tapas el sol."

Esto dicen que sucedió en Corinto, después de que Diógenes el protagonista de esa leyenda, fuera desterrado, junto con su padre, del lugar donde este ejercía de banquero, por dedicarse a fabricar moneda falsa. (Wikipedia) Con un banquero por figura paterna, no es raro que Diógenes se decantara por la escuela cínica, entre las
distintas tendencias filosóficas de su época.
(...)

Así es como lo cuenta Wikipedia, pero quien estaba sentado en el banco de la plaza
lo soñó, en medio del agobio del sol de la duermevela, de otra manera. Pudo ser en el Ágora de Atenas, no en Corinto, a la hora soleada en que, cuando los debates en el Gymnasium habían concluido, los vendedores del mercadillo bullían en la plaza, mientras los magistrados y sacerdotes habían abandonado el templo y el senado de los notables ya estaba vacío.

El César no le habría preguntado a Diógenes lo que podía hacer por el, sino que, directamente, le habría ofrecido un asiento en el Senado. Diógenes pudo contestar:

"Señor, agradezco tu munificencia, pero prefiero seguir viviendo en la indigencia, aquí, en esta tinaja, que compartir el mundo de inmundicia en que se ha convertido
esa cueva de ladrones con toga de senador que se dedican solo a adularte y, cuando
no están a tu vista, hacen todas las trapacerías imaginables en su personal beneficio"

"Pero, Diógenes, ¿no quieres comprometerte con la nobleza ateniense, para librarla de esos aprovechados?. Tendrás todo mi apoyo."

"César, no está en mi ánimo suponer que yo sea mejor que los demás, por tanto no está a mi alcance la alta tarea que me propones. Desde que me propuse adecuar mi vida a la filosofía que profeso, no son las prebendas, ni la salvación de otros, lo que inspira mi vida, sino la ausencia de deseos. Nada me puedes ofrecer, porque nada deseo. Es un placer egoísta, si, renunciar a los deseos, pero es el único medio que conozco para
alejarme de la infelicidad. Como nada deseo, nada me puede incomodar si no lo consigo"

Una nube ocultó el sol por un momento y quien estaba sentado en el banco de la plaza
se espabiló de la duermevela, una mano femenina desconocida se puso junto a la suya, notó el calor de esa piel ajena, recordó su sueño y se preguntó que haría el si tuviera que elegir entre el placer solitario de la renuncia y la emoción compartida del calor humano. Volvió a cerrar los ojos y se quedó dormido sin darse una respuesta.

El anónimo desocupado que tomaba el sol en la plaza nada sabía de Diógenes, cuando volvió a casa quiso saber algo mas de ese filósofo cínico que vivió en una tinaja, en Atenas y en Corinto, hacia el cuatrocientos antes de Cristo, y encontró lo del padre banquero, la falsificación de moneda, el destierro; supo que no dejó escrito alguno y lo que se cuenta de el aparece en las 'Vidas ... y sentencias de los filósofos mas ilustres', le pareció un tipo interesante Diógenes, su pensamiento cínico, su actitud ante el poder, pero, el calor compartido de dos pieles humanas le mereció mas interés que el aislamiento y la renuncia."

En fin. Diógenes.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 8-02-12.

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