sábado, 4 de febrero de 2012

EL RELATO

La percepción de la realidad, de aspectos de esa realidad muy presentes en lo cotidiano; la realidad política, social, económica, y hasta meteorológica, está sujeta al cliché del relato. Un relato generalmente elaborado por otros que muchos de nosotros leemos de muy distintas maneras, pero que acaba condicionando nuestra visión
del entorno, cuando no nuestras emociones sobre lo que en el sucede, o nos cuentan que sucede.
(...)

Nunca como en los últimos tiempos ese relato ha sido tan unívoco, tan de un solo tema dominante, y sin embargo, existen diversas maneras de enfrentarse a ese discurso, a esos argumentos repetidos con la intención de conformar una determinada mentalidad colectiva.

Quienes pueden hacerlo, porque tienen tiempo y algo de sentido crítico, pueden intentar filtrar la enorme cantidad de información que reciben cada día sobre lo que sucede a su alrededor, añadir informaciones que no se les facilitan, limpiar la que reciben de adherencias interesadas, claramente visibles en la forma de construir los titulares, prescindir de palabras como 'enorme' y 'peor' que van hoy en la primera de 'El País', y quedarse solo con los hechos, pero, pese a esas cautelas, su percepción de la realidad seguirá siendo un relato, el suyo propio, lo que quede después de filtrar el ajeno.

No hay manera de escapar de estas limitaciones, por eso no tiene sentido llevar una discusión con amigos, enemigos o conocidos, al terreno de la cólera sectaria, de la violencia dialéctica, porque el objeto de la discusión casi siempre será, solo, un relato sobre la realidad, nunca la realidad misma.

Es cierto que hay aspectos de la realidad que existen por si mismos, pero normalmente no interesa su relato. Los segmentos mas necesitados de la sociedad, indigentes, enfermos, no suelen formar parte del relato mayoritario, cotidiano, para ellos se elabora un relato aparte, programas muy determinados de televisión, pero sus vicisitudes, sus necesidades, no suelen habitar los grandes medios.

Tampoco forman parte del relato de la vida cotidiana, aquellas personas que por su cercanía a los verdaderos centros de poder, financieros, organizaciones globales cuasi secretas, estarían en condiciones de proponer un relato mas veraz del acontecer del mundo.

El relato de la información cotidiana se articula alrededor del perfil del ciudadano medio, a el va destinado el argumento insistente y repetido que trata de conformar su mentalidad de acuerdo con los intereses políticos e informativos del momento.

Un ejemplo evidente, es el tratamiento del tiempo frío siberiano con el que nos han bombardeado todos los medios escritos y audiovisuales desde hace una decena de días. Señores, hace frío. No se si se han enterado de que hace frío. Algo que podía haberse confinado a los espacios habituales de previsión del tiempo, se ha convertido en una noticia casi única, que ha eclipsado todas las demás, con un lujo de medios en todas las cadenas de televisión que ha conseguido, no se si se pretendía así, que no se hable de otra cosa.

Yo por mi parte, que vivo en una ciudad mediterránea, he salido a la calle estos días, he visto brillar el sol, y, si, al atardecer hacía frío, ¿Y qué? Estamos en febrero, joder.

A esto me refiero al señalar la necesidad de distinguir la realidad, del relato de esa realidad. Si no lo hacemos así, si no separamos lo que nos cuentan, de lo que percibimos, acabamos por quedarnos en casa por el frío siberiano. Igual, es de lo que se trata.

En fin. El Relato.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN)4-02-12.

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