jueves, 23 de agosto de 2012

CORAJE, VALENTÍA

Una de las limitaciones que tengo para entender el mundo actual, mas que mi edad es, sin duda, mi formación en la etapa infantil. Ese periodo de la vida en el que los de mi generación formábamos nuestra incipiente conciencia sobre la bondad y la maldad, la justicia y la injusticia, el valor y la cobardía, con la lectura de los tebeos que entonces editaba Bruguera.

Aquellos héroes de novela gráfica que simbolizaban el valor, casi siempre se enfrentaban, para defender las causas justas, a enemigos superiores en número, mejor armados, y, claro, es sabido que los valores que la literatura, cualquiera que sea su nivel, inculca en las personalidades en formación, suelen dejar un poso que prevalece a pesar del paso del tiempo.
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Será por eso que no puedo entender ahora, ni creo que pueda hacerlo nunca, que las medidas que toman los gobiernos neo conservadores en casi toda Europa se califiquen, con frecuencia por los mismos que las dictan, de 'valientes'. Esas medidas se toman contra una población indefensa, desde la posición de fuerza que impone el chantaje del poder, son injustas y se aplican a los sectores de la poblaciön mas débiles, sin que afecten a los fuertes. 

Si el paradigma del valor es ser fuerte con los fuertes y débil con los débiles, ¿A cuento de que se atreven a decir algunos gilipollas que las medidas que aplican son medidas 'valientes'?. Creo saber a que se refieren. Para entender esto, creo yo, hay que echar una mirada histórica a las sociedades europeas. 

Todas las ventajas sociales que se han disfrutado en buena parte de los países europeos, --España llegó muy tarde a eso-- hasta los años noventa del siglo pasado, tenían su origen, además de en la doctrina alemana de la economía social de mercado, en una suerte de competencia con el sistema soviético, al que había que vencer a toda costa.

Así, muchos empresarios y políticos se lanzaron a una competencia para conseguir que las poblaciones gobernadas, que los trabajadores, tuvieran un nivel de prestaciones sociales, de vida colectiva, claramente superior a las que vivían en el sistema competidor que, sobre el papel, era un paraíso social, y aunque es cierto que sus sistemas educativos y sanitarios, al parecer, funcionaban bien, la falta de libertades, los pobres resultados en capacidad de consumo, y la prioridad de lo militar sobre lo civil, terminaron por hundir.

Es en este contexto, creo yo, conseguido ese objetivo, al que se ha llamado globalización, en realidad la instauración de un sistema único que carece de competidores, que ha perdido sentido histórico la conservación de los sistemas de social democracia que tenían como finalidad superar al adversario, por medio de un variado paquete de ventajas sociales que han estado vigentes medio siglo. 

Así, creo yo,  hay que entender la tan repetida 'valentía' a la que aluden los políticos conservadores cuando se trata de cercenar lo que queda de los sistemas social demócratas en la Europa actual. El personaje precursor de esa 'valentía' fue, sin duda, Margaret Tatcher, que comprendió enseguida el cambio de época, la ausencia de competencia, que habría de permitir actuar a los gobiernos europeos 'sin complejos', otra expresión que se repite mucho entre los conservadores. 

Se trata pues de desmontar, con 'valentía', todos los logros sociales del siglo anterior y en esas están, y cuando alguien se resiste, como Zapatero, a pesar de sus errores, se resistió en una parte de su legislatura, o como ahora Hollande trata de hacerlo, se le acusa de inmovilismo, aunque nadie asume, del lado conservador, que inmovilismo es volver a un capitalismo semisalvaje como el que se inició con la máquina de vapor en las islas británicas.

Por esas razones, cuando oigan ustedes la expresión 'valentía' en boca de uno de esos tipos reaccionarios que pululan por los gobiernos conservadores y las patronales, sepan que quiere decir, en realidad, inmovilismo, regresión, retorno a lo peor del siglo pasado, y que ese vocablo no responde, para nada, a lo que reflejaban las novelas gráficas de la niñez, coraje, valor, enfrentarse a un enemigo mas numeroso, mejor armado, para defender una causa justa

 En fin. Coraje, Valentía

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 23-08-12.

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