viernes, 31 de agosto de 2012

MADRID CIRCULAR (II)

He bajado a Mercadona para hacer una compra de urgencia, porque al abrir la nevera, su interior evocaba un paisaje de tundra siberiana, sin cosas de colorines dentro. Cumplida esa obligación doméstica, vuelvo a la crónica de la visita al Prado, ahora que ya tengo el folleto de 'El último Rafael'. Primero, me ha parecido que estaba redactado en inglés, pero luego he visto que ofrece una información bilingüe, menos mal.
(...)
EL PRADO ../.. No he dicho antes que la pintura de Rafael y sus acólitos incide, sobre todo, en vírgenes y sagradas familias grandes, pequeñas y medianas, ángeles, arcángeles y cuadros de altar, incluso hay uno en el que hay una virgen con un pez, y se llama así, la Virgen del pez, y les aseguro que si lo viera en la pescadería de Mercadona yo no compraría ese pez ni jarto de vino, al contrario que el rape gigante que vimos en el mercado de San Miguel que, si tuviera un restaurante de mi propiedad, me lo habría llevado seguro. Menudo rape. Mas cerca de la sagrada gastronomía de ahora, que es casi una religión, que de la pintura rafaelista.

Buena parte de la exposición temporal se dedica a Giulio Romano y Gianfrancesco Penni, colaboradores de Rafael. A pesar del férreo control que al parecer ejercía el maestro sobre sus ayudantes, en los lienzos, sobre todo en los de gran formato, se notan demasiado las diferentes manos que han intervenido. 

En opinión de mi amigo Antoni, el pintor, estas diferencias son mas visibles en el tratamiento anatómico de las figuras, con errores de proporción muy visibles en las articulaciones y en los miembros inferiores. La obra mayor de Rafael fue 'La Transfiguración', pero lo que se expone aquí no es el original, sino una copia realizada por Penni y Romano.

Pero Rafael no hizo solo pintura de iglesia. Se dedicó al retrato, y en la sala hay dos buenos ejemplos de la perfección que alcanzó en la reproducción de la figura y el rostro humano, de un lado su Autorretrato en el que aparece con Giulio Romano, y el que ya he mencionado de su mecenas, cuyo nombre completo leo en el folleto que tengo a mano, Baldassare Castiglione, pintado en 1.579. 

El lado English del folleto incide en el retrato de la pareja Romano/Rafael, otro del arcángel, o lo que sea, San Miguel, la caída en el camino del Calvario, que me recuerda la hostia que me pegué en el baño del hotel, --esa es otra historia-- y poco mas. Los comisarios de la exposición han aprovechado para sacar los fondos de Murillo del museo y. contraponerlos a lo de Rafael, con el título Murillo & Justino de Neve, pintura religiosa, que incide en la relación de amistad y mecenazgo entre el pintor y Justino, culto y dinámico canónigo de la catedral de Sevilla, además de apasionado coleccionista, según el folleto.

 Es lo que pasa con la amistad y el mecenazgo, si Hopper no hubiera tenido al lado un maníaco coleccionista que le compró todos sus cuadros, no habríamos podido ir a verlos al Thyssen. En cambio a Antoni Llop, pintor y mi socio en esta expedición, solo le he dedicado una página en el blog, pero sus cuadros que tengo en casa,todos son de gratis, y como no soy coleccionista, ni culto ni dinámico, pues nadie se entera de lo bien que hace las marinas. Mejor que Hopper, donde va a parar. 


A la salida del museo, dimos un breve paseo y fuimos a comer a la cafetería del hotel. Menú de 9,90. Yo tomé gazpacho andaluz y una merluza que tiraba de espaldas, una rodaja que pesaría un cuarto de quilo, hervida, casi no me la pude terminar. De postre, café con hielo, luego siesta y hala, a buscar la Casa Encendida. 

No pueden imaginar la de vueltas que dimos, todas en dirección contraria, para llegar a la dichosa Casa, que por cierto, la teníamos relativamente cerca, pero, claro, tiramos por la calle Atocha, en lugar de por la ronda de Atocha, --parece casi lo mismo, eh?, pues no-- y ese error fatal nos llevó a peregrinar por distintos lugares de Madrid, algunos castizos, Lavapiés, otros poco recomendables, Tirso de Molina, donde vimos algunos tipos muy por debajo del umbral de la indigencia, apenas agarrados a una mínima supervivencia que me pareció muy trágica. 

Por fin, acertamos a encontrar la ronda de Valencia, en cuyo número 29 se encuentra la dichosa Casa Encendida, que resultó ser un espacio muerto culturalmente, esa tarde, a esa hora, se entiende, porque lo patrocina Caja Madrid, muerta financieramente, no como el Caixa Fórum, nuestra segunda mejor experiencia cultural como comprobamos la tarde del día siguiente. 

 Nos dejó tan reventados ese pateo por el Madrid ex céntrico, que apenas nos quedaron fuerzas para tomar un bocadillo de calamares en El Brillante, y luego de tomar el circular y ponernos a pegar vueltas sin ton ni son por el Madrid externo, irnos a dormir. En la noche siguiente, que dedicamos al fútbol y al jazz, el jefe de 'El Capacho', que pegó la hebra con nosotros en el descanso del partido, afirmó que los calamares de El Brillante son una mierda, para empezar, no son calamares, son 'voladores', que si quieres tomar calamares de verdad tienes que ir a la marisquería 'El Aguilucho' en el barrio de Salamanca. Si, para eso está nuestro presupuesto, para ir a cenar al barrio de Salamanca, no te jode. 

 WILLIAM BLAKE/... La mañana del segundo día de nuestra estancia en Madrid la comenzamos, después del desayuno típico en el hotel, café con leche y flauta de jamón 2 euros, 'como no podía ser de otra manera', como dicen los periodistas mas capullos, los deportivos, tomando el circular 1 para ir al intercambiador de Moncloa.

 Allí, el seiscientos no se cuantos hasta Las Rozas, y venga a pasear entre tiendas pijas, hasta que me rebelé, yo me voy. Me fui y me instalé en el Lobby Café, menudo nombre, eh?, le hace a uno sentirse importante. Lo bueno fue que debajo del entoldado y con ese pulverizado de agua que se ha extendido ya por todas las terrazas de Madrid, mercados y alrededores, y pronto provocará una epidemia de legionella, como en Alcoi, se me pasó el tiempo volando, dando de comer a los gorriones, que venían en bandadas a pillar los cacahuetes sobrados en la mesa, hasta que Antoni y su mujer, y la mía, todos con las mejillas encendidas por el calorazo que hacía, aparecieron y se me unieron para tomar unas cervezas cojonudas, Bravante tostada y eso, a un precio que triplicaba el de mi barrio. Es lo que hay. 

De regreso a Madrid, comimos en un museo del jamón --Madrid está lleno de museos-- el gazpacho que me dieron no parecía, sin embargo, una pieza de museo, por la levedad de su textura, parecía de caja, no extraído directamente de un bote de tomate, sin nada mas. Del pollo al chilindrón, mejor no hablar. Al día siguiente comeríamos mejor cerca de Mayor. Una cosa por la otra.

Después de una merecida siesta, fuimos a ver lo de William Blake, en el Caixa Fórum, al ladito del hotel, frente a una pared llena de plantas rastreras que, como su nombre indica, se arrastran, en este caso en vertical, cubriendo todo el lado del edificio con su agradable manto verde, una isla vegetal en medio de la nada de hormigón o ladrillos que son los edificios de Madrid. (Parques aparte. Esta vez no hemos visitado ninguno. Un error, creo)

 De Blake me sorprendió que, siendo un pintor de finales del siglo dieciocho y el primer tercio del diecinueve, reconociera tantas influencias suyas en la pintura contemporánea, daliniana y simbolista. Una gran carga onírica y mítica hicieron de la pintura de Blake algo muy incomprendido en su época, aunque, como en el caso de Hopper, la presencia del mecenazgo, en este caso, según el folleto, ejercido por un grupo de artistas (Los Antiguos) 'atraídos por la profundidad, la solemnidad y el vívido esplendor de sus paisajes y visiones', hizo remontar el prestigio y la influencia de Blake cuando a este ya le quedaba poca vida.

El retrato de Blake, que te recibe cuando entras a la sala, su mirada, ya indica, sin duda ninguna, que la calificación que se hace de el, 'un visionario', y de sus obras, 'Visiones...' es radicalmente verdadera.. No se puede mirar así, desde un retrato, siendo un tipo corriente.

Sus visiones de la creación de Adán, de la noche del júbilo, del ángel bueno y malo, una contraposición, maldad, bondad, que impregna toda su obra, o la expresión íntegramente precursora del surrealismo que constituye su obra 'David sacado de las muchas aguas' son suficientes, en mi opinión, para mostrar la importancia de este pintor, no solo en la historia del arte británico, sino, por sus evidentes influencias, en todo el arte de las vanguardias que impregnó el siglo XX. Es una opinión, de un indocumentado, claro. Vayan a Madrid y lo miren ustedes mismos. Caixa Fórum, hasta el 21 de octubre. 

De propina, en el mismo sitio está lo de Piranesi (1720-1778), Arquitecto, anticuario, investigador, 'diseñador' y grabador. Un hombre con cabeza renacentista, que lo mismo diseñaba una cafetera que dibujaba un plano. No hay que perderse las 'parejas' de paisajes romanos, iguales pero separados en el tiempo, una lección magistral sobre los efectos del devenir temporal en la vida de los paisajes urbanos, y de los hombres que los habitan.

 En fin. Madrid Circular (II)

LOHENGRIN CIBERLOHENGRIN) 31-08-12. (13,30 h.)

 (Continuará...)

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