Hace unos cinco años, la Comunidad Valenciana, con todo dentro, inició, junto con otros paracaidistas, un salto en el vacío desde la estratosfera, y a día de hoy todavía sigue cayendo, un poco mas abajo que los demás, sin que se vea (ceguera)
todavía el fondo, y sin que se escuche (mudez) discurso alguno que refleje una estrategia coherente para iniciar una trayectoria de recuperación de cierta altura, una vez llegados a tierra.
No se trata de una metáfora, las cifras y los indicadores de no se que organización internacional nos colocan en la parte de abajo de la lista de un centenar y pico de países, en uno de cuyos primeros puestos está Mongolia, mas pobre que nosotros, pero
al parecer con mas ansias de crecer.
No recuerdo que cuando niño tuviera yo esas ansias de crecer. Con la perspicacia que caracteriza el mundo infantil, yo ya sospechaba que crecer me traería mas problemas que satisfacciones, pero a nivel comunitario, nacional, de país, crecer a nivel colectivo es una necesidad para atender dignamente las necesidades sociales.
Ese recorrido desde la estratosfera, al principio,estuvo marcado por la incertidumbre,
pero luego, a medida que caímos mas y mas, tomó la dirección de la Austeridad, un concepto determinista, marcado por la fe de Lutero, que ha tomado tal rigidez, que nos impide gobernar el artilugio en el que vamos montados y, a los pesimistas, nos da la sensación de que solo aumentará la dimensión de los daños cuando por fin nos estrellemos contra el suelo.
Pero yo no quiero divagar hoy sobre economía y sociedad, sino sobre escritura --lo de literatura me viene ancho-- a propósito de una entrevista en la última de 'Levante' al autor de un best seller de novela histórica --un género que no inventó Umberto Ecco con la rosa y su nombre, pero que creó una nueva generación de imitadores-- y una frase destacada del entrevistado que dice 'Si cortan todo en cultura, nos queda un mundo mudo y ciego'.
(...)
Vamos a ver, un mundo mudo y ciego, no solo en el ámbito de la cultura sino, sobre todo en el de la política, es el que aplaude Mariano Rajoy cuando da las gracias a quienes no se manifiestan. Lo que al escritor entrevistado le parece una especie de castración cultural, al presi le parece algo cojonudo, porque gobernar un país en el que sus ciudadanos imitan la conducta de aquella celebre foto de los tres monos, uno se tapa la boca, otro los ojos, el tercero los oídos, es mas cómodo que atender las continuas quejas de las gentes que se sienten engañadas.
Nuestro escritor entrevistado ha vendido 600.000 ejemplares de novela histórica. Dado lo estrecho de nuestro mercado, eso es comparable a las cifras millonarias de Ken Follet. Entre esos tochos de novela histórica, yo prefiero algunos mas que otros.
En concreto, me gusta leer a Matilde Asensi, no solo porque sus relatos parecen estar muy bien documentados, sino porque, a menudo, rescata personajes históricos femeninos, hasta no hace mucho olvidados de la nómina oficial, como hizo Amenábar
con su película sobre Hipatia.
Esta preferencia mía tiene sus raíces en el convencimiento de que la mujer, en cuanto a género, supera claramente al hombre, en algunas cosas, por ejemplo, en la novela histórica, aunque a veces uso ejemplos desafortunados en apoyo de este argumento.
Así, la otra tarde, en un debate sobre la naturaleza del trabajo, afirmé que las mujeres se organizan mejor que los hombres, pero di el ejemplo de que en las últimas guerras, ellas se mostraron mas eficientes en la fabricación de proyectiles, tanto, que los hombres que habían sido enviados al frente cayeron por millones bajo esas mismas balas.
Solo pretendía demostrar que el trabajo es un medio, y sus resultados dependen de como se organiza y para qué. Tal vez no usé un ejemplo afortunado.
El entrevistador plantea al autor la disminución en la venta de libros, y este, dice que no le preocupa el cambio de formato, sino que se deje de leer a los clásicos.
En este sentido, creo que puedo sentirme afortunado de que mi profesor de teatro
insista en que leamos a los clásicos, y nos facilite la tarea proporcionando fotocopias de su textos, que debemos leer, además de declamar.
Finaliza la entrevista con un interrogante del autor ¿No se puede escribir algo que
guste a muchos y tenga calidad literaria? Yo lo intento.
Hombre, yo también, pero lo que escribo no pasa del umbral de la comunicación, sin pretensiones 'literarias'.
La prueba de que esto es así, es el comentario que ha entrado en la página 'La Fundación', con pretensiones de relato, que reproduzco a continuación.
'Hola, esto no tiene nada que ver con tu relato....' (El comentario íntegro se puede leer en la página citada) A ver, si no tiene nada que ver con mi relato, ¿es que tiene que ver conmigo?.
La verdad, me hizo ilusión, hasta que volví a la realidad enseguida, me miré en el espejo, (una imagen diez años posterior a la foto del blog) y concluí que no. He de decirle a mi asesor informático que cambie esa foto por otra mas actual.
En fin. Mudez. Ceguera....Impostura.
LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 10-10-12.
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