lunes, 1 de octubre de 2012

EL REINO DE LA AMBIGÜEDAD

El Presupuesto de un Estado democrático pasa por ser el instrumento fundamental de la política del gobierno, que lo somete a información pública, ya que incluye un conjunto de medidas, cuantificadas, que son el reflejo del trato que van a recibir, a través de ese presupuesto, las diversas comunidades ciudadanas integradas en ese Estado, y no me refiero a comunidades territoriales, que también, sino a las diversas capas sociales que lo forman.

Por otro lado, la ambigüedad lingüística, en la definición que tengo a mano, se dice que se da cuando una palabra, o una oración, es susceptible de dos, o mas, significados o interpretaciones. Del mismo modo, cuando a un propósito de actuación se le ponen cifras --el presupuesto- y una o varias de sus cifras son susceptibles de dos o mas significados, entramos en el terreno de la ambigüedad política, económica o presupuestaria, que es en el que se está moviendo el partido en el gobierno, desde el minuto uno que siguió a las últimas elecciones generales.
(...)  
A la ambigüedad se le puede sumar, o no, la contradicción. En este caso, el del presupuesto del gobierno del Partido Popular para 2013, llama la atención, primero, la contradicción. Es una flagrante contradicción que se recorten miles de millones de gasto público y que no se reconozca el efecto que van a tener esos recortes en el lado de los ingresos. 

Pretender que esa merma en el gasto no hunda aún mas la demanda, con su consiguiente efecto en los niveles de crecimiento, que a su vez afectarán de un modo decisivo a los ingresos públicos --hay consenso en que de un modo mas intenso del que reconocen los presupuestos presentados-- es jugar a la contradicción y la ambigüedad, cuando no, directamente, a la mentira.

En esto, sin embargo, hay una cierta coherencia, que un mentiroso como Montoro, presente un presupuesto mentiroso, entra dentro de lo esperado por quienes, de un modo u otro, seguimos la vida pública. El presupuesto es contradictorio en el efecto que reconoce en los ingresos por la contracción del gasto, pero es ambiguo, especialmente, en algún capítulo de gasto, por ejemplo, las pensiones.

Decir, en el presupuesto, que las pensiones se subirán un 1%, y silenciar como se va a tratar en ellas la repercusión del IPC, que es probable que a final de año alcance el 4%, es un flagrante gesto de ambigüedad, a la que el Partido Popular se ha acostumbrado desde que decidió presentarse a las elecciones con un tratado completo de ambigüedades, que entonces se llamó programa electoral.

Este presupuesto para 2013 es, en esencia, un catálogo de ambigüedades, que extiende y prolonga las que estamos acostumbrados a oír desde hace un año, procedentes de los argumentarios que los políticos de la derecha, de aquí y de allá, repiten como aves exóticas, como en un disco rayado. No hay alternativa, y con austeridad saldremos de la crisis, ya saben. 

Pues bien, ante la ambigüedad y las contradicciones, conviene recordar que hay expertos en economía, premios Nobel, o no, que sostienen que sí hay alternativa y, consiste, no en la ambigüedad, sino en un conjunto de medidas que no solo atienda a la reducción del gasto, donde sea necesario, sino en el estímulo al crecimiento, y que para eso el sistema bancario --el sano-- debe ofrecer crédito a la economía productiva, algo --el crecimiento-- que no aparece sino en forma mentirosa en los presupuestos de nuestro reino de la ambigüedad

El peso de los intereses de la deuda en el capítulo de gastos, indica que esta rémora creciente nos está impidiendo crecer. El tema de la deuda, hasta ahora se está tratando de una manera estúpida. Somos un país solvente y la vamos a pagar. Esta actitud frena nuestro crecimiento. ¿Porque no se negocia con los acreedores un mayor plazo de pago, incluida la demora en el de los intereses, que nos permita crecer y así atender mejor esa deuda? Por las apariencias? Por el que dirán? Por la presión de Alemania? Pero, no somos un Estado soberano? En que quedamos.

Empiezo a dudar de que seamos un Estado, y menos aún, soberano. Mas bien percibo que vivimos en el reino de la ambigüedad, y hasta nuestro presidente de gobierno se siente desnudo, por eso tiene que cubrirse con los harapos de un presupuesto confeccionado con contradicciones y ambigüedades

En  fin. El Reino de la ambigüedad. 

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 1-10-12.

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