sábado, 27 de octubre de 2012

NUBES

Hoy quiero hablar de nubes, pero no de estratos, cúmulos o nimbus, sino de cercanía o lejanía, de luz, oscuridad, de dibujo o amenaza de tormenta, de esas sensaciones que percibimos al contemplar las nubes, no de las nubes mismas.

De esa rara coloración que al ponerse el sol aparece en las nubes, del polvo en suspensión, de como la luz dorada, al declinar la tarde, pone un marco desde el poniente en los contornos nubosos, como si de un delicado bordado se tratara, de tantas tardes como he contemplado, desde el porche de la casa de la sierra, ese sutil trabajo de la luz que singulariza cada momento de contemplación. (...)  

También quiero hablar de la capacidad de las nubes, cuando se acumulan en grandes torbellinos que preceden a la tormenta, y reducen la cantidad de luz que llega a los humanos, para influir en el ánimo de los mas sensibles,o los menos estables. El mundo de las nubes ofrece tal variedad, que se puede asociar a distintos estados de ánimo.

Los hombres de cine lo saben y han dado lecciones casi pictóricas del uso de las nubes en sus obras maestras. 'Cumbres borrascosas' es un ejemplo de nubes de tormenta, amenazantes, que subrayan a la perfección la presencia de los conflictos humanos. 

La grandiosidad de la naturaleza, de los grandes horizontes, no habría sido lo mismo en las películas de J.Houston, sin la presencia de las nubes.

Me entero por el telediario de que hay 30.000 personas en el mundo, asociadas para la contemplación de las nubes. El resto, 7.000 millones?, al parecer están ocupadas con otras cosas y no consta que se dediquen a contemplarlas. Esto es como lo que dice Rajoy, que los que se quedan en casa en días de protesta comulgan con su política. No parece razonable. Hay que suponer que muchos habitantes del planeta, aunque no se cuentan entre los 30.000 asociados, son plenamente conscientes de la existencia de las nubes.

Por ejemplo en Mongolia, donde aún quedan gentes que practican el nomadismo. Seguro que saben mucho de nubes, pues viven en espacios abiertos y para ellos el lenguaje de las nubes, que seguramente entienden, es de vital importancia. 

Pero, y los urbanos, ¿que hay de los urbanos?. Yo, que soy mitad serrano, mitad urbano, desde mi experiencia constato que cuando permanezco en la ciudad, mi capacidad de percibir el mundo de las nubes disminuye casi a cero. En cambio, cuando estoy en la sierra, esa capacidad se potencia. ¿Porqué? 

Básicamente, porque cuando estoy en la sierra dedico mas tiempo a la contemplación, y nada a ver televisión. Las poblaciones urbanas, en su mayoría, dedican su tiempo a trabajar, y el que les sobra, a ver la televisión, aunque hay que decir que, si ven una vieja película de J.Houston, sin darse cuenta contemplan las nubes de esos horizontes cinematográficos.

Ahora, con las técnicas digitales, es mas difícil para el espectador distinguir una imagen real de las nubes, de otra digitalizada. Con Internet, cuando recibes un texto, te puede pasar lo mismo, puede que te cuelen un texto manipulado y creas que es real. Algo así me ha pasado hoy al trasladar al blog un texto de V.Navarro, que ha resultado estar manipulado. 

Al principio, no me pareció que lo estuviera, me pareció creíble. No ha sido hasta que le he pedido a mi asesor informático su opinión, que he llegado a convencerme de la necesidad de eliminar del Blog la página que contenía esa manipulación. 

Así como estamos sujetos ahora a un bombardeo de imágenes, unas reales y otras digitalizadas, los textos que aparecen en nuestro correo pueden estar manipulados, como me ha sucedido en esta ocasión. 

Conclusión, hay que ser mas exigente con la fuente original de la noticia y no prestar oído a intermediarios poco fiables. Es como contemplar las nubes. Si lo haces en un espacio abierto, tienes la certeza de que son reales. Si lo haces en una pantalla ,  no puedes saber si son reales o están digitalizadas.

En fin. Nubes. 

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 27-10-12.

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