sábado, 3 de noviembre de 2012

CAUSA, EFECTO.

He bajado al bar de los locos, he tomado un café con leche y, seguramente, las larvas de la cafetera me han alegrado el tracto intestinal, eso que se atribuye a los yogures en la tele y, según mi experiencia, es una mentira rotunda.

Luego, en el quiosco, he recogido el ejemplar de 'Levante que me guardan hoy, porque es sábado, y lleva el cuento de Jaumet, que colecciono para mis nietos.

La columna de Millás, en la última, alude al absurdo como motor de la vida, y, en relación con las declaraciones de Mariló Montero relativas a la transmigración de las almas por medio del trasplante de órganos, Millás opina que 'Formarían parte de la cuota de ignorancia habitual de cualquier medio'.

Me he quedado con esa idea y, al leer el breve recuadro de Julio Monreal, El Noray, hoy dedicado al fin de la era de la subvención, me ha dejado estupefacto la primera línea de sus argumentos. 'La falta de fondos ha impuesto un liberalismo salvaje...' A ver. Me consta que Monreal no es un ignorante, porque he leído otras veces sus atinados y sintéticos diangósticos, casi siempre acertados en su brevedad, pero este argumento suyo de hoy indica una ignorancia supina, tal vez producto de las prisas en medio de un puente festivo.

La cosa es justo al revés de como lo cuenta Monreal, es el liberalismo salvaje el que ha derivado en la falta de fondos, para unos, aunque no para otros.
(...)
Dicho esto, hay que entrar en los detalles. Desde que Groucho Marx revisó las leyes de la física, el concepto de causalidad quedó en entredicho, anticuado, obsoleto. Nadie medianamente informado atribuye a una causa, un solo efecto, ni a varios efectos, una sola cusa. 

Desde que los estructuralistas --Tuve de catedrático de Estructura a José Luis Sampedro aunque nunca vino por aquí, mandaba a su segundo-- pusieron de moda la noción de interdependencia, intuimos que son demasiados los factores presentes en la realidad, política, económica y social, para creernos lo de la causalidad, que a una causa le corresponde un solo efecto.

La realidad absurda en la que vivimos ahora, seguramente será el efecto de una serie de causas que concurren en sus orígenes. No será la menor de ellas que los órganos de poder real residen fuera de los parlamentos. En cuanto al liberalismo salvaje que cita Monreal, hay quien lo llama neo conservadurismo y busca sus raíces históricas en el desmoronamiento del socialismo de Estado en los países del Este de Europa, lo que convirtió al capitalismo occidental en un sistema absolutamente monopolista, sin ninguna competencia, y ya sabemos como funciona eso, y su personalización política en la figura de Margaret Tatcher, ahora en Frau Merkel. 

No lo sabemos, pero se puede imaginar que  los sistemas social democráticos y  la economía social de mercado, que fueron la respuesta a un sistema competidor, se están desmontando pieza a pieza en sucesivas reuniones de los poderes económicos y financieros que, sin dar cuentas parlamentarias, están dirigiendo la política mundial desde hace décadas.

Por tanto, parece ingenuo, tal vez apresurado, pensar que 'la falta de fondos ha impuesto un liberalismo salvaje'. La falta de fondos (Monreal se refiere a los recortes en las subvenciones del Consell) afecta a unos, mientras que otros se enriquecen cada vez mas, como muestran las estadísticas de distribución de la renta.

A mi me parece que esa situación es consecuencia de la aplicación continuada de una ideología económica que prevalece desde hace años, sin que se le oponga ningún freno, y no al revés. En favor de Monreal, hay que decir que en menos de una docena de líneas, no se puede matizar tanto, y que lo que el pretende decir lo destaca en su breve recuadro 'El fin de la era de la subvención', pero creo que convendrá conmigo en que la causalidad implícita en la primera línea de su artículo, precisaba de una aclaración mas analítica. 

Para que no se me tache solo de cascarrabias, no creo ser cascarrabias por haber envejecido, creo que a los tres años ya lo era, eso sí, ahora lo sigo siendo, solo que mas viejo --Gracias, otra vez, Carmen, por felicitarme en Facebook en mi 69 aniversario, un número, por otra parte, muy erótico-- haré algo de autocrítica antes de dar la página por concluida. 

En la página Mafia madrileña? mezclaba dos cosas que tal vez debí tratar de modo separado. La tragedia del Madrid Arenas, que ahora echa humo en la red, y una fantasía mafiosa a partir del apellido de un político madrileño de resonancias latinas. 

Después de la reflexión de hoy, creo que si aplicara la teoría de la causalidad a esa página, ambos asuntos deberían haber ido por separado, pues no existe ningún vínculo que los una. Ahora bien, aplicando el concepto de interdependencia, a la luz de la revisión de las leyes físicas de Groucho Marx, no puedo estar seguro de que sea así.

En fin. Causa, Efecto. 

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 3-11-12.

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