viernes, 14 de diciembre de 2012

EL ESCUCHADOR DE AGUA

Me dirigía,a pié, hacia el lugar señalado para la tertulia de los viernes, cuando he observado en la calzada a un operario provisto de un dispositivo que llevaba en su oído, y una especie de bastón metálico, con el que tanteaba en las tapas del alcantarillado. Enseguida me he preguntado ¿Estará escuchando el agua?.

Al llegar a la tertulia he preguntado al ex alcalde, --Oye, dime, que debo hacer para que me nombren escuchador de agua..-- Tu debes referirte a los operarios que se ocupan de captar las fugas de agua en las canalizaciones que la transportan.. --Ah ..era eso.. a mi me hacía ilusión ser escuchador de agua, viajar por los continentes escuchando el rugido de los ríos tumultuosos y el silencio de sus remansos..

--Eres un romántico, tal cosa no existe en las plantillas municipales, escuchador de aguas, si quieres dedicarte a eso, te lo tendrás que pagar tu, en los municipios, por lo menos en mi época, no había presupuesto para eso..

En vista de que esa deseada profesión no está a mi alcance, he vuelto al blog, con la intención de mejorar la entrada de ayer, poco visitada, ni a mi me gustó, pero la dejo ahí para que me sirva de escarmiento. La tercera actividad que mas me gusta, después de la de escuchador de agua y la de bloguero, es el teatro de aficionados, como saben quienes siguen el blog hace tiempo.

El teatro es un medio estupendo para expresar emociones básicas, los aplausos y las risas del público, son como un elixir del espíritu que, después de los nervios de la espera que preceden a la actuación, te deja completamente relajado y satisfecho.

Ayer se celebró la función festiva que cierra el trimestre en el aula municipal de teatro a la que asisto y me lo pasé tan bien, que voy a dedicar la entrada de hoy a una breve crónica de ese acto teatral.
(...)
Ni yo mismo comprendo como fui capaz de salir vestido con un delantal rojo de flamenca, lleno de volantes, para hacer de madre de un diputado, que pelea con el para que se levante y cumpla con sus obligaciones, como tampoco se como fui capaz de lanzar un grito surrealista que tuvo el efecto, no buscado, de conseguir el silencio del público, antes de comenzar la escena. 

Se trató de escenificar un diálogo entre el diputado y su madre. Como el compañero que hacía de diputado no se sabía el papel, tuvo la idea de decirlo entre bastidores, sin aparecer en el escenario hasta el final. La cosa funcionó, pero me dejó a mi todo el peso de la presencia en escena. Nunca había estado tanto tiempo sobre el escenario. Fue una nueva experiencia.

El texto que dijimos ha circulado por Internet. Ignoro si su autor está vivo o muerto, si vive, y demuestra de modo fehaciente que es su autor, me ofrezco sinceramente a pedir al profesor, Patxi, que le pague sus derechos de autor. Si se trata de un texto anónimo, sin autor conocido, pues me ahorro ese trabajo.

Este fue el texto interpretado:

--"Hijo mío, por favor, que el sol está ya en lo alto. --Déjame dormir, mamá, no pasa nada si falto. --Hijo mio, por favor, que es la hora del almuerzo. --Déjame, que levantarme me supone mucho esfuerzo. --Hijo mío, por favor, van a llamarte haragán. --Déjame, mamá, que nunca me ha importado el que dirán. --Hijo mío, por favor, ¿y si tu jefe se enfada? --Que no, mamá, déjame, que no me va a pasar nada.
--Hijo mío, por favor, que ya has dormido en exceso.
--Déjame, mamá, que soy diputado del Congreso (en este punto comenzaron las carcajadas del público y ya no cesaron hasta el final) y si falto a las sesiones ni se advierte ni se nota. Solamente necesito acudir cuando se vota, que los diputados somos ovejitas de un rebaño para votar lo que digan y dormir en el escaño. En serio, mamita mía, yo no se porque te inquietas si por ser culiparlante cobro mi sueldo y mis dietas. Lo único que preciso, de verdad, mamá, no insistas, es conseguir otra vez que me pongan en las listas. Hacer la pelota al líder, ser sumiso, ser amable. Y aplaudirle, por supuesto, cuando en la tribuna hable. Y es que ser parlamentario fatiga mucho y amuerma. Por eso estoy tan molido. Déjame, mamá, que duerma. --Bueno, te dejo, hijo mío. Perdóname, lo lamento. Yo no sabía el estrés que produce el Parlamento".

Muchas risas y aplausos produjo este entremés. Fueron 30 actuaciones, unas corales, otras personales, y todo el mundo declaró habérselo pasado bien. En particular, los actores aficionados, que nos habíamos alegrado el ánimo con alguna copa antes de comenzar el espectáculo.

Viva el teatro, si.

Después de la profesión de escuchador de agua, dudo cual de las dos actividades, la de bloguero, o la de actor aficionado, merece el segundo lugar en la lista de mis preferencias.

Si tienen oportunidad, no dejen de apuntarse en la escuela de teatro mas cercana, sea pública o privada, municipal, o no. Y luego, me lo cuentan, vía comentarios.Por cierto, si se hacen profesionales y actúan ante Rajoy, pidan su dimisión. Gracias.
En fin. El Escuchador de Agua.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 14-12-12.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios