miércoles, 10 de septiembre de 2014

0, 05

He bajado al Maravillas, he tomado un café, pero no he prestado mucha atención al periódico, porque mi atención está hoy en otra cosa. He de ir a Bankia, a pagar la tasa de matrícula de Teatro, luego he de llevar el documenhto de pago al Aula de teatro. Cumplido ese trámite, el próximo día veintitrés me incorporaré a las clases. Que bien, solo faltan....trece días.

He tomado el bus, he bajado en San Agustín y enseguida estaba empujando la puerta de la sucursal bancaria, me dirigía al mostrador, cuando me han dado el alto. Coja número por favor. Yo, sorprendido, pues era el único cliente en la sucursal, ¿Es esto una carnicería...?

Detrás de la columna, el dispensador está detrás de la columna...Yo, ¿donde?, con las gafas oscuras no veo un pijo..,.Ah...si, ya lo veo. ¿Que desea?....Pagar estas tasas de matrícula. Dieciocho, cero cinco. Son dieciocho, cero cinco. Yo... cero cinco?, como lo que os cobra el Banco Central Europeo por el dinero...¿Cuanto cobráis vosotros ahora por los créditos que concedéis?

 ....
La empleada me miraba con extrañeza, como si yo fuera un extraterrestre, o peor, un bipolar, ahi andaba mas acertada. Yo hablaba con ella pero, en realidad, pensaba en el presidente de Bankia, ese prejubilado de Neguri al que el BBVA se tiró de encima, pagándole un pastón de indemnización, porque se ve que les molestaba en el Consejo, y ahora ha vuelto a trabajar presidiendo Bankia, como los jubilados alemanes a los que no les llega la pensión.

Los presidentes de Banco son una de esas especies raras que, pasan los siglos, y su naturaleza sigue respondiendo al nombre que se les da, es decir, una representación viva y actuante del poder financiero. A pesar de eso no son, como pensábamos algunos, inmortales, deidades que habitan un mundo desconocido para la mayoría de los humanos. Mi mujer me lo ha confirmado, al asomarse al lugar donde escribo y decirme, ha muerto Botín. Joder, con la pinta de salud que tenía, no somos nada.

Bueno, el si era alguien, la mayoría si somos, si no nada, nadie. Pero yo quiero ir ahora por otro lado, mi verdadera intención era mostrar como, en ocasiones, el lenguaje que empleamos, que nombra las cosas, ya no tiene nada que ver con la sustancia de esas cosas.

Hablando del 05, me recuerda las monedas de cinco céntmos de peseta que circulaban en mi niñez, que debían ser de estaño, por su ausencia de color, a las que se llamaba, perra chica. Es evidente que esas monedas ya no están en circulación, salvo alguna que tenga un coleccionista, pero la palabra perra chica, en la memoria de la gente de mi genración aún existe, este sería un caso de lenguaje que sobrevive a la cosa nombrada.

Hay más. Ayer aprendí un par de cosas en la tele, que dicen que es una cosa pasiva que inclina a la burricie. No es cierto,  aprendí que la palabra mogollón, tan usada por la juventud actual, tiene su origen en el apellido de una familia extremeña muy numerosa, de la época de los conquistadores. La familia ya no existe, la palabra sí. 

Luego está lo de irse de picos pardos, aunque en el lenguaje coloquial actual no se usa, en el teatro de Muñóz Seca o Miura seguro que la encontramos. Explicó el locutor de la tele que esa expresión tiene su origen en la disposición de un rey español para que las meretrices, a quienes el locutor se refirió con una expresión mas antigua, llevaran un pico pardo en su sayal, bien visible, que identificara el oficio al que se dedicaban. La palabra sobrevive, pero la función no. 

Un caso parecido al de Presidente de Gobierno. Durante siglos, al menos desde los albores de las primeras democracias, se daba tal nombre a los que gobernaban, es decir, tomaban decisiones con la autoridad que les confería el pueblo. 

Hoy en día, lo vemos cada legislatura, los presidentes de gobierno ya no gobiernan, están a merced de instancias superiores que les dicen, --Tú, haz esto o aquello, y ellos van y lo hacen, aunque nada de lo que hacen estuviera escrito en el papel que mostraron a sus electores para ganar su elección. La palabra subsiste, Presidente de Gobierno, la función no.

Esto me sugiere si estaremos viviendo en un mundo de ficción, donde la mayor parte de las cosas que nombramos no existen, o han cambiado tanto su sustancia, que es como si no existieran.

Lo que si existe es el marco geográfico, físico, donde vivimos. Se lo he dicho a la chica que me ha servido un agua Perrier en la terraza El Botijo, frente al Aula de Teatro, que se quejaba del calor.

El calor es bueno, desnuda a las mujeres. Estamos rodeados de muslos estupendos y escotes espectaculares, luego llega el mal tiempo y zas, todo desaparece. -- Es verdad, entonces nos tapamos hasta el cuello. 

En fin. 0,05.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 10 09 14.

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