jueves, 25 de septiembre de 2014

COLORES

"He bajado a Mercadona vestido con un pantalón claro y una camiseta comprada en el montón de la ropa usada en el mercadillo de Utiel, que me costó un euro. La camiseta es chula, muy vintage, pero el pantalón tiene historia, como hoy no he bajado al Maravillas ni he visto la prensa, la entrada de hoy será totalmente inventada, con la historia del pantalón, y como toda historia requiere de, al menos, un personaje, recurriré al bipolar extravíado que aparece en alguna de mis páginas.

Ustedes son libres de creer, o no, si ese personaje tiene algo que ver conmigo. Mientras pagaba la cuenta, un pack de cervezas Mahou, otro de zumos multifruta, dos botellas de leche Asturiana, una cuña de queso de cabra, 120 gramos de jamón de Trévelez y un paquete de arroz La Fallera, 16,29 euros, no me parece que eso de la deflación, la bajada de los precios, haya llegado aquí, como había poca gente en la caja, la cajera se ha dirigido a mi, lo que no es frecuente. ¿Donde has comprado ese pantalón tan bonito?.
......
 -Lo compré en el Corte Inglés, antes de que me anularan la tarjeta de compra por moroso. Era marrón, un día me oriné encima, mi mujer lo puso en lejía y salió con este maravilloso tono luminoso tornasolado, tipo Pitingo, que veo que te llama la atención.

-Pues, a ver si te arreglas eso de la meada pero, antes, si no te importa, te traigo una falda mía de C y A, que no me gusta demasiado, la meas, la pones en lejía y me la devuelves, ..si? 

-Pues no, la verdad, eso puedes hacerlo tu misma, 16,29? de verdad me vas a cobrar 16,29 por las cuatro cosas que llevo? 

-Repasa la nota, si no estás conforme. 

Repasé la nota, siempre lo hago, y no encontré ningún artículo que no tuviera en el carro, pero, y los precios....ah eso es otra historia ... 

Llegado a este punto, contaré la causa de mi poca puntería al orinar, de modo que apunto a Alemania, y orino en Francia. Ya lo he contado en otra ocasión, ¿recuerdan al ahogado de Sandycove, con la cara abotargada y blanca de sal?...no..pero hoy lo contaré de otra manera.

Vamos a suponer que el protagonista de la historia del pantalón, estuvo inmerso en una de esas exaltaciones del ánimo que a veces alteran a ciertos sujetos por causas estacionales y por la singularidad de su rareza. Que esa sensación de potencia que acompaña esos episodios le llevó a una actitud promíscua. Se dice promíscuo, de una manera fina, por no decir putero. 

Entonces conoció a una serie de mujeres, que de no haber sido por esa alteración, no habría conocido jamás. La guapisima argentina de Mendoza, con pinta de ama de casa, la chica de Salvador de Bahía, que el pensó que había nacido de un trozo de pirita fecundado por el monzón en lo mas profundo de la selva amazónica, y algunas mas de las que no guarda recuerdo.

Sucedió que alguna de esas mujeres, el está seguro de que no fueron la mendozina ni la bahiana, le dejó un recuerdo del efímero paso por su vida en forma de un papiloma en el hemisferio izquierdo del glande.

A el le gusta decir hemisferio porque da sensación de inmensidad, lo que es, claramente, un ejercicio de exageración. En cuanto al papiloma, es una manchita sin importancia, pero que conviene hacerse analizar, porque algunos son malignos. ¿Que tiene que ver esto con el pantalón meado? Todo. 

Cuando advirtió esa huella en su miembro, mas o menos viril, buscó una clinica en los anuncios del periódico, y allá que se fué, con tan buena fortuna que resultó estar dirigida por una catedrática y cirujana de mucho prestigio, y la mala de que ella estuviera ocupada con unas oposiciones, y dejara la cirugía de su clínica en manos del suplente, que resultó ser un carnicero del Clínico quien, además de extirparle el papiloma, le tocó la uretra, y dejó distorsianada para siempre su puntería en la meada. 

Venga y se lo arreglaré, le dijo el carnicero que reconoció el fiasco, pero el había perdido la confianza en la cirugía del pito y jamás volvió por allí. Prefirió, en adelante, mear sentado, pensó en poner una pileta en el baño, como las que hay en los aseos de los cines, pero nunca lo hizo.

Claro, alguna vez se olvida de la disciplina de adoptar una posición sedente para mear, y en una de esas es cuando manchó el pantalón del Corte Inglés, que, al menos en la opinión de la cajera de Mercadona, ha salido muy mejorado de ese accidente.

A veces, en la vida, te ocurren cosas que valoras como algo desagradable, y el tiempo las convierte en agradables."

La verdad, no tengo costumbre de escribir en tercera persona, prefiero la inmediatez en la comunicación que da la primera persona, pero hoy, como me ha parecido un tema algo escabrosillo, escatológico, pues he preferido la distancia a la cercanía, pero tengo dudas de si he acertado. En el fondo, me da lo mismo.

En fin. Colores.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 25 09 14.

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