lunes, 22 de septiembre de 2014

OTOÑO

Ha entrado el otoño, con una puntualidad británica, extendiendo por los cielos su magnífica gama de grises. Me encantan los grises, he dedicado alguna página al elogio de ls veladuras grises en las buenas pinturas, pienso que esta preferencia mía por los grises se debe a que mis fatigados ojos procesan mal la luz, aunque no soy fotófobo.

Hoy me ha pillado la primera lluvia del otoño llevando a mi nieto mayor al colegio en la pedanía de El Saler, donde alguna vez me he encontrado por azar con Rita Barberá, la alcaldesa de Valencia, a quien he dedicado unos gruesos insultos en la página Amalgama Totalitaria.

Después, nos hemos venido a Valencia con el menor de mis nietos, que ha sufrido una fractura de codo y se queda con nosotros hasta que lo recoja su madre.

El otoño es un tiempo muy favorable, aunque aún es pronto para eso, para desplazarse a un lugar boscoso, con árboles de hoja caduca, por ejemplo, Calles, o cualquier otro lugar de la comarca de Ademúz o Los Serranos, y disfrutar del maravilloso cromatismo que dispone la naturaleza para hacernos ver que estamos en la estación de los púrpuras y dorados, de los variados matices que acompañan los cambios estacionales en los sitios algo alejados de las aglomeraciones urbanas.
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El sábado estuvimos cenando con Lola y Antoni en un sitio de Russafa, donde nos dieron, entre otras cosas, la mejor témpura de verduras que he probado nunca, y luego pensábamos ir al jazz a la terraza del Muvim, pero el camarero dilató tanto los tiempos de un plato a otro, que cuando nos dimos cuenta eran ya las diez y media y se hizo tarde para ir al jazz.

Asumida la renuncia a ir al jazz, nos quedamos charlando un rato mas, y Lola propuso un viaje de otoño. Sigüenza. Yo no tenía ni idea de donde está Sigüenza, si creía saber que es un lugar histórico y monumental, pero hasta que no he visto el mapa no he descubierto que está arriba, muy arriba, de Guadalajara.

Total, que hoy nos hemos metido en Internet para buscar alojamiento, para los días 9, 10, 11, y el 12 ya de regreso, de Octubre. Mal asunto, puente del 9 de Octubre en Valencia, y del Pilar en Aragón. Después de muchas consultas, hemos visto que quedan pocas posibilidades de alojamiento y que muchas de las ofertas son mas bien caras. 

Lo mas asequible que hemos encontrado es el Mesón Castilla, 2 habitacioones 3 noches, 346 Euros, un Hotel en Medinaceli, alejado de Sigüenza, 315 Euros, y lo que me ha parecido mas interesante, unos apartamentos en Olmedillas, a 12 kilómetros de Sigüenza, con la excitante propuesta de un dormitario para cuatro adultos, pero a Encarna parece que no le convence. En fin, que no se lo que haremos, hasta consultarlo con Lola y Antoni

Nuestras anteriores experiencias viajeras otoñales han sido muy gratificantes. Recuerdo ahora la cabaña de madera que alquilamos en Bronchales, que resultó estar rodeada por un campo plagado de rebollones, o las que hemos realizado a pueblos no muy lejanos, bañados por rios rodeados de choperas que le dan ese tono colorista al paisaje que tanto nos gusta, Casas del Río, o Alcántara del Júcar, por ejemplo.

Hubo un tiempo en el que yo temía la llegada del otoño. Fué antes de que el carbonato de litio estabilizara mi tendencia a las crisis cíclicas. Recuerdo como me plantaba, delante de una pizarra, hace muchos años, escribiendo la palabra noviembre y la tremenda sensación de incertidumbre que me causaba esa palabra, porque para mi era la anticipación de dramáticas variaciones del ánimo que siempre llegaban por esas fechas.

Por suerte, hace mas de veinte años que eso pasó a la historia, no se si porque cada día tomo dos tabletas de litio, y cada seis meses me someto a una litemia para conocer el contenido de litio en sangre, si te pasas, es tóxico, si no llegas, es ineficaz, pero no pienso dejar de hacerlo porque a mí, me ha funcionado, me permite llevar una vida normal, sin vaivenes ni desórdenes del ánimo. 

La vida es maravillosa, en verano, ya he dicho alguna vez porqué, porque el calor desnuda a las mujeres, airea sus muslos, sus escotes, que el cambio de estación tiende a ocultar. El otoño es, igualmente, fantástico, porque desnuda a los árboles, y en ese proceso, te permite contemplar la maravilla cromática de púrpuras y dorados que se exhiben en multitud de lugares, solo tienes que ir a buscarlos. 

No se me ocurre nada más sobre el otoño. Vengo de tomar café en la Fuente, el camarero me ha preguntado, va a tomar algo.. Yo he contestado, si, un café...del tiempo...del tiempo que hizo ayer. No tengo remedio, tengo una especial predilección por los chistes malos, y no es una alteración estacional, me pasa todo el año.

En fin. Otoño.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN 22 09 14.

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