martes, 23 de septiembre de 2014

AGUIRRE

No deseo que Aguirre, la marquesa consorte, salga de su juicio por desobediencia con una condena de inhabilitación, porque, en mi opinión, es la mejor show woman que tenemos en este país. Recuerden cuando salió de aquel helicóptero siniestrado junto a Rajoy. Ella demostró en aquella ocasión que las monjas con las que estudió le habían enseñado autocontrol, mientras que Rajoy, que a veces también parece haber estudiado con las monjas, mostró a todo el país su incapacidaad para hacer frente a una situación de emergencia, que luego se ha confirmado con su modo de gobernar.

Aguirre se mueve con mas soltura como personaje mediático que como político, y hemos podido ver como su capacidad de convocatoria de los medios periodísticos excede la de cualquier colega, en su salida de los juzgados que han retransmitido las emisoras de televisión, pero yo quiero centrar la entrada de hoy en otra cosa.

¿Como es posible que el domingo, porque jugaba el Pamesa en el polideportivo, las aceras de mi barrio estuvieran atestadas de coches subidos encima de los espacios reservados a los peatones y no hubiera un solo policía, ni uno, para castigar esas infracciones y Aguirre esté metida en un lío por estacionar mal su vehículo, aunque parece ser que lo está más por su actitud infractora posterior?

Esto me lleva a pensar que no todos los ciudadanos somos iguales ante la ley, algo que todos sospechamos pues, unos, por asistir a un evento deportivo, tienen bula, mientras que otros, por ejemplo, los manteros del mercado central los domingos, son perseguidos, si no con saña, con insistencia.

Esto indica que la aplicación, o no, de la ley,está influída por intereses particulares, en estos casos, los intereses de los organizadores del evento deportivo, o de los vendedores del mercado que no desean ser importunados con una competencia irregular.
.....
Les invito a que presencien, cualquier domingo por la mañana, el espectáculo plástico, muy similar a una obra de teatro, que se representa en el mercadillo junto al Mercado Central. Los manteros ofrecen su mercancía con el ojo avizor de sus avisadores que están apostados un poco mas lejos. Cuando los municipales aparecen en la esquina, al recibir el aviso, recogen sus mantas con su mercancía y se quedan apostados en las cercanías. 

Los muncipales fingen hacer un paseo controlador y cuando se van, los manteros vuelven a su posición, así, una y otra vez, todos los actores son conscientes del fingimiento pero, de ese modo, queda cubierto el compromiso de las autoridades municipales con los vendedores que pagan sus impuestos y todos tan contentos. 

A mi, me parece bien ese sistema, no hay agresiones ni sangre de por medio, todo es un fingimiento, con cierta belleza plástica, pero no consigo entender porqué en mi barrio los coches estacionan en las aceras cuando hay partido de basket y no aparece ningún agente. 

Otra cosa que no entiendo es como los responsables de Feria Valencia han fundido, al parecer, mil millones de Euros, estando en su patronato, o lo que sea, la primera autoridad municipal, y no hayamos sabido nada del tema hasta que se ha convertido en hecho consumado.

Antes debieron haber muchas cosas, decisiones, contratos, autorizaciones, todo ese papeleo supuestamente inventado para la cautela en la administración pública, pero nada, cuando el autoritarismo se impone a los papeleos, estos carecen de efectividad. 

Aguirre está al parecer, en una situación de indefinición, no sabe si la van a inhabilitar, o no, para el ejercicio de cargo público, ahora que ella no negaba que pudiera ser candidata a alcaldesa de Madrid. Un presentador televisivo aventuró ayer, en la Sexta, que su cambio de actitud, de insolente a humilde, en el asunto de su coche mal estacionado y su rebeldía posterior ante los agentes, tiene mucho que ver con su deseo de no salir perjudicada políticamente de este tonto asunto, porque a Aguirre, además de que le gusta armar bulla mediática, le gusta mandar, sobre todo en cargo público, eso sí, bajo el paraguas de la providencia. 

A mi, la verdad, me importa un bledo el desenlace de este asunto, solo voy a Madrid de Museos y este año, ni eso, allá se las entiendan los madrileños con la elección de alcalde, o alcaldesa. 

Aquí, bastante tenemos con intentar echar a Rita Barbera, una alcaldesa autoritaria, que parece que se ha fosilizado en su sillón, pero he de reconocer que no es fácil, cuando Rita visita un mercado o da saltitos en el balcón del Ayuntamiento, se gana a la afición, digamos lo que digamos los críticos, que, al parecer, somos minoría. 

Tenía preparada una frase lapidaria para resumir todo esto en cuatro palabras, pero se me ha olvidado, que le voy a hacer.  Ahora me acuerdo de la frase, después de cerrar la página. Hacer la vista gorda, que, junto con la frase citada en otra entrada, Hecha la ley hecha la trampa, definen, mejor que un tratado de derecho público, nuestros hábitos ancestrales en  esa cosa que nuestros políticos suelen citar con algo de engolamiento, el Estado de Derecho.

En fin. Aguirre.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 23 09 14.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios