domingo, 28 de septiembre de 2014

NIEBLAS

El viernes nos fuimos a la casa de la sierra sin despedirnos. Hicimos la siesta mientras llovía y al despertar había salido el sol. Encarna llenó rápidamente el bolso con las cosas que tenía escritas en una nota y nos largamos del bullicio urbano.

Esta mañana, al ir a desayunar, Encarna ha dicho, --la leche!. No he traído la leche, es algo tan obvio que no lo apunté. --Pues, desayunamos café solo, que mas dá, o le pides una poca a los vecinos, no sé.

Al abrir la puerta, compruebo que estamos en un mar de niebla, la bruma lo cubre todo, tal como Maldonado había anunciado en su página del tiempo para este lugar. Damos un paseo hasta la aldea y las diminutas gotas de la masa brumosa que cubre el horizonte nos refrescan la piel.

Una cuadrilla de temporeros contratada para las labores de vendimia almuerza en la zona recreativa, junto a la piscina, que ahora permanece cerrada. Una mujer que va con ellos lée el cartel del chopo negro....edad estimada...un colega suyo, precisa, estimada quiere decir que no es concreta.
.. ....
De regreso a la casa, que huele a leña quemada, la radio cuenta cosas de Chad y Mauritania, en el espacio radiofónico Babel, pero yo miro el reloj, las colinas cubiertas de niebla, y se me antoja que estoy en Escocia y se hace tarde para votar la independencia...Ha ganado el no, o sea, el miedo al cambio.

Los humanos, en general, somos así, cuando nos proponen un cambio tendemos a pensar....para qué, si ahora estoy bien, quien esté bien, que no se mueva... Si al despertar ayer de la siesta hubiéramos pensado así, nos hubiéramos quedado quietos, ahora no estaríamos disfrutando de un paisaje tipícamente escocés en plena sierra. 

El mecanismo mental que nos impulsa a cambiar, debe ser algo así...No se si estaré mejor o peor, pero, ¿Porqué no probar? Unas previsiones meteorológicas adversas no deben ser un obstáculo para cambiar de escenario. Cuando lo haces, cuando cambias, raras veces te sientes defraudado, aunque, claro, tan razonable es pensar que es mejor quedarse quieto, como moverse.

Los vecinos andan cambiando los tubos de la chimenea, Encarna coge un serrucho y amputa una rama del almendro. Fijo mi vista en el muñón que ha quedado de la rama viva y siento una especie de solidaridad vegetal con el árbol tullido.

Cada vez mas me reconozco como uno de ellos, aunque no siento las raíces que me fijan a un lugar, mi lado contemplativo, ajeno a la acción, me acerca a la condición vegetal en un mundo que se mueve, algo paradójico, contradictorio, con la necesidad de movimiento.

La niebla cáe desde las laderas de las colinas a cotas cada vez mas bajas; entra de Levante, y el sonido musical de la lluvia percute sobre la claraboya, mientras los leños encendidos crepitan en la chimenea y al aroma del espliego quemado perfuma la casa. 

Las brumas levantarán en un par de días, previsiblemente, dejando paso a la luz, porque, si hay algo que está presente en la vida de los hombres, es el cambio. Si esto es así, es difícil entender porqué tanta gente le tiene miedo a algo que está tan presente en nuestras vidas. No sé... 

En fin. Nieblas.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 28 09 14.

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