viernes, 3 de octubre de 2014

BARRA LIBRE

He bajado al Maravillas porque, aunque no estoy del todo recuperado del episodio de vértigo, intento volver a mis rutinas habituales, una terapia complementaria a la ingestión de betahistina, el anti vertiginoso que me recomendó la boticaria.

El clima en el Maravillas es de cierta exaltación, por lo de los quince millones de euros que se han tirado a la pera durante unos añitos los listos de Caja Madrid, por medio de esas tarjetas opacas que les proporcionaban barra libre, sin ninguna contraprestación determinada que lo justificara.

En plena efervescencia de la parroquia, alguien ha propuesto proclamar la independencia del Bar Maravillas como territorio libre de impuestos, visto el uso que se hace de ellos, pero, aprovechando la confusión, un cliente que se ha tomado una copa de aguardiente se ha ido sin pagar, con el consiguiente cabreo de Tony.

Luego se ha sentado a mi lado la reina de las mercheras que, no conforme con pedirme el cigarrillo de siempre me ha sugerido, con voz seductora, que le pagara el café con leche, a lo que he accedido sin vacilar, porque me ha parecido un precio irrisorio por disfrutar de la suavidad de su piel cuando me ha dado su mano en señal de cordial gratitud.

He bajado de la suavidad celestial de la piel de la reina merchera a la aspereza del relato periodístico de la vida real y he encontrado en Levante una cosa de curas que da mucho juego.
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Al parecer, el ex parroco de Beniparrell, que fue expulsado de su parroquia por algún turbio asunto de finanzas parroquiales, es ahora reo de la justicia por haber participado en el desvalijamiento de un establecimiento público. 

Lo primero que se me ocurre al leer esto es que el mundo eclesial es tan diverso y variopinto como el mundo seglar. Al lado del despojo público que supuso la apropiación de la Mezquita de Córdoba por el obispado de allí, al parecer mediante el pago de una suma inferior a cien euros, cuyo retorno financiero alcanza los 8 millones de euros anuales por la recaudación de las visitas, el ex parroco de Beniparrell, aunque haya delinquido, evoca la figura del buen ladrón, mientras que el obispado de Córdoba, con su dominio de las finanzas, se acerca mas a Caja Madrid. 

Pero, que es un cura, en realidad?

He tenido poco trato con curas, salvo con Eutiquio, el cura anarquista que compatibilizó su función pastoral con la conducción de un camión de basura y su afiliación a un sindicato anarco sindicalista, y que vive en una comunidad cristiana de base.

Ayer compartí con el y otros colegas libertarios un all i pebre de anguilas, unos quesos franceses y una botella de Côte du Rhône, gentileza de Bartual, un empresario anarquista, que cumplía sesenta años. 

En la sobremesa me enteré de que Podemos tiene ya unos 5 millones de votos, que en Catalunya funciona como Guanyem, con mucho éxito, pero que aquí, la misma franquicia ha sido tomada por Izquierda Unida, y nada tiene que ver con la idea de democracia horizontal que se atribuye a Podemos.

Al parecer,  esta organización, aún no del todo organizada, tiene dudas de como presentarse a las municipales, pues son tantos los miles de candidaturas que tendría que cubrir, que están sopesando el riesgo de infiltración masiva que eso supone de compañeros de viaje no deseados. 

Habrá que esperar a ver que pasa, antes de decidir el voto en las municipales.

¿Que es un cura? 

No lo sé. He tenido poco trato con ellos. Ayer, sin embargo, en el Aula de Teatro, encontré una definición de alguien que cura, que podría tener alguna remota semejanza con la figura del cura actual. Se trata del chamán, el hechicero de la tribu. La función principal del chamán era convencer de una realidad imposible que no limitaba a la verdadera, aunque en ella la subconsciencia jugara un papel importante. Su intención principal era la de curar, no la de recrear una ficción. (Génesis del elemento teatral).

Visto así, el cura sería el curandero del alma, alguien que usando artificios y rituales devuelve la paz a los espíritus alterados. Pienso en un personaje histórico que encaje con esta definición y se me ocurre que Monseñor Tarancón, con su eterno cigarrillo en la boca y su capacidad dialogante, tuvo mucho que ver en atemperar los espíritus alterados que abundaron en su tiempo transicional.

La diversidad en el mundo eclesial es tal, que nos permite admirar la existencia de tipos como Cañizares, a quien un día nos lo presentan las cámaras vestido con un traje que lleva una cola roja de diez metros, y al siguiente hacen énfasis en que dormirá en un camastro humildísimo y se rodeará de la gente mas pobre. 

Nadie explica porqué se han deshecho de Cañizares en Roma. Sospecho que es por su enanismo intelectual, inversamente proporcional al tamaño de la cola de su vestido de gala. Hay chamanes y chamanes. Alguien que ha escuchado de cerca la profundidad ronca de la voz de Rouco, asegura que si te levantas una noche desvelado y mientras te diriges al baño, escuchas esa voz, el susto te provocaría, por lo menos, un ataque de vértigo.

En fin. Barra Libre.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 3 10 14,

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