miércoles, 1 de octubre de 2014

LA LUZ Y LAS SOMBRAS

El lunes tuvimos el acierto de pasar la tarde en el Cine D'Or y vimos dos películas que me dejaron huella y merecen ser citadas aquí, para eso hay en el Blog una sección de Cine, que tiene 42 entradas, con esta 43.

Ambas películas tienen algo en común, el tema de la inmigración, tratado en diferentes épocas y lugares, el programador de esta sala suele buscar algún nexo entre las películas que programa en una misma sesión, en este caso, yo diría que una de ellas, El sueño de Ellis, cuyo título original es The Inmigrant, y es una historia ambientada en la inmigración a Estados Unidos de los años 20 por los europeos que huyen de los desastres provocados por la primera contienda mundial, es una obra de arte solanesca, por la sordidez oscura que domina la película, que tiene una textura casi pictórica que hay que apuntar en la sensibilidad artística y cromática de su director, James Gray.

La Jaula Dorada, por el contrario, es una comedia,  su casting franco portugués, interpreta a una familia de inmigrantes portugueses establecidos en París con una vida allí consolidada después de veinte años de residencia y los personajes parisinos, mas o menos burgueses, que les dan trabajo, a uno, Joaquín Almeida, como jefe de obra, y a su mujer como portera de un inmueble de cierto lujo, que entran en conflicto cuando una herencia familiar les exige elegir entre volver a establecerse en Portugal y abandonar la jaula dorada en la que viven, o permanecer en París, donde han arraigado sus hijos.

Esta película, por contraste con The Inmigrant, en este caso firmada por Ruben Alves, me pareció, francamente, luminosa.
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Antes de entrar a comentar interpretaciones y puestas en escena de ambas películas, me apetece divagar un poco sobre su textura cinematográfica. La fotografía sucedió a la pintura, y el cine, al dotar de movimiento a la imágen, superó a la fotografía, pero, de vez en cuando, encuentras realizadores cinematográficos con una sensibilidad artística tan acusada que su obra parece una síntesis de esas tres cosas, la pintura, la fotografía y el cine, y en particular, James Gray consigue en The Inmigrant, o me lo ha parecido a mi, que salgas de la sala con la sensación de haber contemplado una sucesión de cuadros de Solana, además de elegir para potenciar esa sensación, a dos de los mejores actores capaces de expresar el registro dramático, Joaquin Phoenix y Marion Cotillard. 

Joaquin Phoenix no se prodiga mucho en el cine, pero su mejor registro suele ser dramático, no se si porque la muerte de su hermano River, que perteneció a una generación en la que morir joven no era raro, le marcó su carácter, y Marion Cotillard tiene en su currículo la brillante interpretación que hizo de Edith Piaf. 

Ambos llevan el peso de la acción, desde que Phoenix, que hace de chulo de burdel, se las apaña sobornando a la policía para que, primero le impidan a la chica (polaca) su ingreso en el país, y luego, se lo parmitan, con su intervención, con lo que se apodera de su voluntad desde el primer momento, porque la protagonista se ve obligada a dejar a su hermana hospitalizada en ese centro de recepción de emigrantes, y su única motivación hasta el final de la película será recuperarla.

El lugar físico donde transcurre el inicio de la pelicula, la isla de Ellis, en realidad un centro de detención de inmigrantes, con su oscuridad y su sordidez, marca el tono cromático de la película, que luego se trasladará a los diversos escenarios donde transcurre, dando esa sensación de unidad estética que prevalece en su proyección.

La Jaula Dorada, por el contrario, ya desde su primera secuencia muestra un gran patio ajardinado, con una cuidada belleza floral, y la última secuencia, la hermosa finca heredada en Portugal, con cultivos de vid y una bodega, junto al cauce de un gran río que podría ser el Tajo, muestra reunidos a todos los protagonistas, franceses y portugueses, alrededor de una gran mesa, aunque en esa finca solo se quedarán el marido y la hija de los inmigrantes que voverán a París, a su jaula dorada, que, pese a la alegre luminosidad de la película, muestra que la relación entre patronos y trabajadores no es tan idílica como muestra el paisaje, ya que está marcada por el egoísmo disimulado de los empleadores. 

Dos miradas a la inmigración, una mas trágica e histórica. otra mas contemporánea y aparentemente amable. A mi me han llamado la atención los colores de ambas historias, una llena de sombras y sordidez, otra luminosa. No solo cine, pura pintura.

En fin. La luz y las sombras. 

 LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 1 10 14.

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