En el Aula de teatro entramos, el jueves, en el inabarcable espacio de los orígenes del teatro en la Grecia
clásica, para lo que tuvimos que sumergirnos, primero, en su mitología. Gea, la diosa primigenia que personifica a la tierra. Pan, el dios que representa la fertilidad y con su pastoreo y su lubricidad se ocupa de poblarla, Afrodita, a quien yo siempre atribuí la condición de la belleza, pero Wikipedia añade la sexualidad lúbrica, Hera, Apolo, Artemisa
Atenea, Hades, el guardian del lugar de los muertos, que delega en Can Cerbero para que nadie salga de allí, el barquero Caronte, que traslada las almas al Hades, siempre que lleven una moneda para el viaje, Perseo, Poseidón, y así, hasta 30.000 divinidades o entes mitológicos, me ha parecido leer, y todo ese ejército de divinidades y símbolos controlado por un solo general, Zeus, que vive en el Olimpo, con sus mas allegados. O sea, politeísmo y jerarquía
No me extraña que luego llegara el monoteísmo porque, menudo lío, no?. Aunque claro, así tenían un dios para cada oficio, cada momento del día, cada estación del año, esas cosas.
Lo que nos interesó de todo eso, por lo que concierne a los orígenes del teatro, fueron las dionisiacas, festivales de teatro rurales y urbanos, los que se celebraron en Atenas fueron los mas importantes y se extendieron fuera del ámbito ateniense, dedicados al dios Dionisos, el dios del cachondeo y el desenfreno o, dicho en terminología castellano manchega, del descontrol, y el carromato de Tespis, que es el antecedente mas antiguo de los bolos teatrales.
Bien, no solo es la cultura griega clásica la que ocupa nuestras clases ahora mismo. Además estamos recitando poemas
de diversos autores y aquí yo me he metido en un pequeño jardín.
La otra tarde recité un texto de mi propia autoría, escrito hace cuarenta años, creo, después de consumir media botella de whiskey, cuyo primer verso dice así,
Agonicé en tu cuerpo
playa nocturna
adonde llegué náufrago
Claro, yo no dije que era mío, sino de autor anónimo, aunque su música suene nerudiana, no es de Neruda. Esta expresión, agonicé en tu cuerpo, enseguida se ve que es una metáfora orgásmica, no?
Decía que me metí en un jardín porque mi modo de escenificar el poema, acercándome al público, en concreto a una compañera, provocó que cuando le pregunté, -- te ha gustado?, respondiera, --sí, pero no me lo digas a mi, porque me da vergüenza.
Tu te acercas a alguien, aunque sea en el contexto de un ejercicio teatral, y le largas una metáfora orgásmica
tan evidente, y bueno....así que al repetir el ejercicio cambié su escenificación y además me serví del teatro griego para dar
otra intención a la metáfora
En la mitología griega, la relación carnal entre mortales y diosas es tan cotidiana como poner ahora la tele y que te hablen de las tarjetas de Caja Madrid. Por tanto, el poema que voy a repetir ahora, no se refiere a mujer carnal
alguna, sino a Afrodita, aunque su letra suene nerudiana.
Después de esta aclaración, en lugar de aproximarme a las compañeras me quedé plantado en el escenario, eso sí, miré a los ojos a cada una de ellas y a continuación fijé mi mirada en otra compañera, distinta de la vergonzosa, y recité el fragmento completo,
Agonicé en tu cuerpo
playa nocturna
adonde llegué náufrago
Agonicé en tu cuerpo
las manos enlazadas,
fuera: la madrugada
Agonicé en tu cuerpo
rotas las ataduras
de un tiempo encadenado
Agonicé en tu cuerpo
buscando el doctorado
en tu geografía
Eres la patria mía
de la infinita luz
la del nimbo dorado
(se supone que Afrodita es rubia, en este caso)
Total que, después de este cambio de estrategia, de escenificación, incluso de texto, pues eliminé dos versos y añadí dos nuevos respecto a la primera actuación, me quedé afónico, -no se oye, dijo un colega, se me olvidó parte del texto
y todo resultó un desastre.
Es lo que pasa con el teatro a veces, lo preparas, te metes en las fuentes de los clásicos griegos, y todo sale una castaña, porque te falla la voz o la memoria.
A pesar del fiasco, hay que seguir intentándolo, porque el teatro es, ya lo dice el profe, sobre todo, repetición,
hasta que sientes que lo controlas todo, el texto, la voz, el modo de dirigirte al público.
En fin. Teatro Griego.
LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 17 1O 14.
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