lunes, 29 de junio de 2015

OLA DE CALOR

Hoy no he bajado al Maravillas, no he leído en Levante la columna meteorológica, me falta información para escribir sobre la Ola de Calor, recurriré a mi memoria pero, antes, les cuento, ya sé que no les interesa, que hemos ido al Mercado de Russafa, es lunes y hay mercadillo y nuestras mujeres, la mía y la del caompañero con quien he tomado café en Valiente, gustan de dar una vuelta por los puestos ambulantes antes de sumarse a la tertulia.

Antes de volver a casa, hemos pasado por el puesto de Rafa, el carnicero, donde nos hemos aprovisionado de las carnes y embutidos para el arroz al horno de los miércoles, luego nos hemos detenido en el puesto de las lechugas, donde el vendedor charlaba con un cliente venezolano y hacía un comentario sobre la situación en Venezuela.

Por fin, antes de tomar el bus, hemos comprado un pan de pueblo y un par de empanadillas, la de Encarna de pisto, la mía de espimacas, porque sentíamos una sensación de hambre después de tantas vueltas por el mercado.

 Esto no tiene nada que ver con la Ola de Calor pero, que le voy a hacer, lo de divagar antes de entrar en materia se ha convertido en una costumbre. Ya voy.

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Para que podamos hablar de Ola de Calor, el requisito esencial es que las altas temperaturas se mantengan, al menos, durante cinco días. No voy a negar que el espisodio meteorológico que se extiende estos días por casi toda la península, sea una Ola de Calor.

Sin embargo, hay algunos aspectos puntuales de ese episodio que conviene subrayar. El primero es que la coloración del mapa de temperaturas varía sustancialmente cuando se trata de la franja costera del Este de la península, donde las temperaturas, siendo elevadas, no alcanzan, ni de lejos, las de la meseta central o la cuenca del Guadalquivir. 

Mi experiencia personal de la Ola de Calor me remite a una tarde como esta, que me pìlló en Madrid visitando museos. Recuerdo que estábamos en una calle del Barrio de las Letras y dijimos, vamos a la sombra, y al llegar allí, exclamamos sorprendidos, ¿Esto es la sombra?, aquello era una verdadera ola de calor, porque con independencia de donde estuvieras, bajo el sol, o en la sombra, la sensación de calor era insoportable.

Sin embargo, esta tarde he bajado a la Fuente, a las tres de la tarde, a por tabaco y hay algo del fenómeno del calor que me ha llamado poderosamente la atención. Nos habían advertido del efecto del viento africano pero, juro que he transitado por la acera, a la sombra, hasta llegar a la cafetería, y la sensación de frescor que emanaba del ambiente era realmente grata. 

Al volver a casa, después de sacar tabaco, he cruzado la calle bajo los rayos del sol, sin protección alguna, y esa experiencia me ha abierto los ojos sobre lo que está pasando en realidad con el clima. 

No es el 'calor', es decir, el producto de varios factores, lo que nos agobia, es la radiación solar que ataca con una brutalidad nunca antes conocida la superficie terrestre, y eso solo puede ser porque la composición de la atmósfera, en particular de los elementos de sus capas que nos protegían de la radiación solar han sido alterados. 

Sin embargo, no escucharán ustedes a ningún hombre del tiempo detenerse en el análisis de esos cambios, en el recuento de los episodios climáticos extremos cada vez mas frecuentes, ellos se conforman con aludir a los tópicos, ola de calor, borrasca, esas cosas, para no meterse en terrenos informativos mas comprometidos, pues nada, ya se lo digo yo.

Lo de Ola de Calor es un puro eufemismo para ocultar que nos están cambiando el clima, a peor, y que los responsables directos de ese cambio son las industrias del motor y los oligopolios energéticos, entre otros, por no mencionar a los políticos que se lo consienten.

Ola de Calor, Ola de Calor, menudo tópico. 

En fin. Ola de Calor. 

 LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 29 06 15.

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