martes, 12 de octubre de 2010

ECONOMÍA

De las distintas disciplinas económicas, tal vez la mas difícil de dominar es la Economía del lenguaje, que trata de armar un texto luminoso despojado como un mero hueso exento de adjetivos innecesarios y expresiones barrocas. Los especialistas en esta rama de la Economía no suelen habitar los salones del Fondo Monetario Internacional ni los despachos de los Bancos Centrales, casi todos están muertos, son los poetas, que unen a la claridad de sus textos la finura de su estilete que profundiza en las diversas capas celulíticas de la realidad hasta alcanzar la esencia de las cosas, sin hacer demasiada sangre.

La melancolía de esta mañana húmeda de otoño me impulsa al reencuentro con esa rama de la Economía, pero en mi escueta y desordenada biblioteca soy incapaz de encontrar nada. He cogido un montón de libros al azar y entre esa docena de pequeños volúmenes hay uno de Vicente Aleixandre.

Es un volúmen de la entrañable colección Pequeño Tesoro, del Círculo de Lectores y su cuidada encuadernación lo mantiene en un excelente estado, como yo me sentía cuando lo adquiri, en los tiempos en que aún tenía un alma barroca.

Es una edición cuyo depósito legal se hizo en 1.929, con introducción de Joaquín Marco y unas delicadas ilustraciones de Liarte, titulado Selección Poética. Vuelvo a este libro con alguna frecuencia y siempre lo hago impulsado por cuatro líneas de uno de sus poemas 'Salón', dedicado a Luís Cernuda, que me descubrió una simple palabra cuyo significado ignoraba.

'Todo dulce y dolido,/todo de carne blanca;/amarillez y ojera,/ y pábilo, y estancia.'

La palabra ignorada, hasta que la encontré, es pábilo. Cuando busqué en el viejo Espasa la definición decía esto, 'Torcida o cordón de hilo, algodón, etc. que está en el centro de la vela o antorcha, para que, encendida, alumbre. Es decir, que se trata de un ingenio artesanal ideado por los hombres para iluminar su oscuridad.

Esa palabra conviene a la obra entera de Aleixandre, en tanto que experiencia literaria iluminadora de la que tantos escritores y lectores han intentado extraer sus lecciones implícitas sobre el difícil arte de la Economía del lenguaje.

Las experiencias de aprendizaje, sin embargo, se olvidan, y solo queda, en ocasiones, el poso de lo aprendido. Dando un vistazo panorámico a las páginas del blog, observo que ese poso, en mi caso, es apenas una mota de polvo, pues abundan
en esas páginas los ladrillos indigestos, y he encontrado una sola página en la que
he llevado a la mas completa radicalidad las enseñanzas de Aleixandre sobre la Economía del lenguaje.

Se trata de la página 'Silencio', cuyo texto virtual contiene el título, y a continuación un espacio en blanco, sin mas añadidos. Y, sin embargo, creo yo, esa ausencia de palabras expresa mejor que cualquier oración laboriosamente construída, pulida y artesanalmente abrillantada, la sensación del silencio, que está claramente emparentado con la ausencia.

En fin. Economía.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 12-10-10.

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