lunes, 4 de octubre de 2010

POLÍTICA INTERNACIONAL

He dedicado escasa atención en el blog a la política internacional, porque siempre me ha parecido una cosa extraña y remota difícil de comprender. Hoy, desde el silencio de la hora calma en la casa de la sierra, a las cinco de la madrugada, vuelve mi intuición de que la política interior de los gobiernos, tampoco es comprensible si no se echa un vistazo a su política exterior.

La política exterior es, a mi parecer, la hermana menor y disminuída de esa cosa llamada geopolítica que aspira a conformar el mundo siguiendo unos determinados intereses, tal vez por eso, tengo la percepción de que la linea de política exterior que siguen determinados países, en ocasiones puede tener efectos devastadores en su política interior.

(...) Esa percepción se hace presente a través de la memoria, con el ejemplo de la política de alianzas de los gobiernos franceses en los últimos setenta años. Puede ser útil revisitar algunos hitos históricos que iluminan su comprensión.

Un gobierno francés se alió con los nazis en la Francia ocupada durante la segunda contienda mundial y, a cambio de minimizar los daños de la ocupación militar, practicó deportaciones en masa que fueron consecuencia directa de esa alianza.

Ahora mismo, otro gobierno francés ha seguido una política de deportaciones, en este caso no solicitadas, sin considerar la alianza que le une con el país de orígen de los deportados, y pasándose por el forro la legislación comunitaria.

Fué otro gobierno francés, el de Miterrand, quien hizo volar un barco ecologista con algún activista dentro, lo que no fué, precisamente, una demostración de sensibilidad diplomática.

Durante decenios, bajo la vista gorda de gobiernos franceses, su territorio fue el santuario de ETA, por un pacto tácito para mantenerse a salvo de los objetivos de los violentos. Solo cuando se rompió ese pacto, ETA comenzó a declinar y se hicieron frecuentes las 'deportaciones' de sus comandos.

Estos son algunos testimonios históricos que consiguen que la política exterior me parezca una cosa extraña y difícil de comprender. Hay mas.

El modo en el que los gobiernos franceses han transitado por el subsuelo de la diplomacia visible tal vez tuvo su máxima expresión con la voladura que ordenó Miterrand, pero el acontecimiento mas significativo de los últimos setenta años, puede que haya sido la acogida al Ayatolá Jomeini y el patrocinio francés de su regreso triunfal a Irán, con extendidas consecuencias en Oriente y Europa.

Un punto de vista histórico permite reconocer en esos hechos una línea de continuídad. La alianza con los nazis en la Francia ocupada, el pacto tácito con ETA, la voladura del buque ecologista, la posición adoptada con el régimen islamista iraní, parecen el reflejo acumulado del lado mas perverso de la 'razón de Estado' aplicada por la rama disminuída de la geopolítica.

A cambio de esas cesiones calculadas en perjuício de la soberanía democrática por medio de alianzas espúreas, los gobiernos franceses que las propiciaron en cada momento histórico, buscaban contrapartidas concretas. Minimizar los daños de la invasión en la Francia ocupada, en el caso de los nazis. Asegurarase las fuentes energéticas en el caso iraní. Que su territorio permaneciera a salvo de atentados, tanto etarras, como de radicales islamistas, que luego castigaron a Londres y Madrid.

El gobierno francés deporta ahora de modo indiscriminado a gitanos rumanos, pero en los peores momentos de violencia de los disturbios habidos en los barrios conflictivos de París, su afición a la deportación fue obviada de un modo calculado,
para no irritar a las minorías musulmanas.

La línea continuada de esa política exterior/interior ha sido siempre la misma, se trate de alianzas con los nazis, de su posición ante la creciente influencia iraní, de ignorar a los Estados recién incorporados a la Unión Europea, y a la propia Unión, poniendo sus no siempre legítimos intereses, por delante de la idea de Europa.

Este subsuelo de la política, que realiza sus movimientos al margen y por debajo de la diplomacia visible y se vale de pactos y alianzas tácitas, mas o menos ocultas,
no es exclusivo de un solo país, pero el ejemplo evocado parece representativo de su permanente influencia a través del tiempo.

No es necesario formular una teoría de la conspiración para concluir que la política internacional de la que dan cuenta los periódicos solo es la parte visible de unas potencias telúricas que solo vemos cuando se convierten en catástrofe.

En este escenario, se entiende mejor que los presidentes de gobierno de los países europeos, unos mas que otros, sean percibidos a veces por los ciudadanos como muñecos de paja zarandeados por fuerzas ajenas, a las que no parecen poder resistirse.

Tal vez esto suceda, si es que sucede como yo lo percibo, porque hace mucho tiempo que dejamos de ser europeos de la época imperial, sin que hayamos sabido aún constituírnos en ciudadanos del mundo. ¿Quién lo sabe?

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 4-10-10.

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