sábado, 9 de octubre de 2010

OCTUBRE

La saga de los duques de Gandía, conocidos aquí como los Borja --tengo un nieto que se apellida así, debe ser de otra rama familiar-- es la que mas peso histórico ha dejado por la condición de Papa o Santo de sus mas famosos personajes. Cuenta Josep Piera en la separata de 'Levante' dedicada al V Centenario de Francesc de Borja que el antiguo duque de Gandía renunció a ser cardenal, lo que no le impidió ser general de la compàñía de Jesús. Esta información me ha chafado la imagen literaria que pensaba construir por oposición entre la ambición de poder de Rodrigo, que se hizo con el papado bajo el nombre de Alejandro Sexto, y la supuesta preferencia por la vida monacal de Francisco. El ejercicio del máximo mandato de la Compañía de Jesús se podría calificar de cualquier modo, pero no debió ser un retiro monacal.

Lo cierto es que las personalidades de Francisco y Rodrigo debieron ser semejantes en algunas cosas, ambos vivieron inmersos en los salones de algún tipo de poder, pero opuestas en otras, pues uno fue elevado a la santidad y el otro ha pasado a la historia como uno de los mayores libertinos de su época, en la que por cierto debió haber otros muchos de los que no tenemos noticia.

Santo o Papa. He aquí una elección que está de rabiosa actualidad. Lo que parece separar ambas trayectorias es un cierto sentido ético de la vida, se trate de etica cristiana, o civil.

La vida monacal está mucho menos sujeta al estrés ético que el ejercicio del poder político. En el monasterio, los únicos conflictos éticos se dirimen entre el monje y la divinidad, y el vehículo para afrontarlos es la oración, y, si es el caso, la autoflagelación, pero esas vicisitudes no suelen tener reflejo a extramuros del convento, --salvo que al final, le conviertan a uno en santo-- en cambio el ejercicio del poder político, por ejemplo la presidencia de una Comunidad sin nombre determinado, es un combate diario entre los presupuestos éticos que el ejerciente creía tener cuando se metió en política, y las presiones cotidianas en nombre del pragmatismo que le obligan al abandono de sus principios un día si y otro también.

De como se comporta el político ante esas presiones, de su capacidad para sostener un mínimo equilibrio entre lo que sabe que debe hacer según sus principios, y las cesiones que hace en contra de esos principios, depende en buena parte que la ciudadanía que lo ha elegido lo considere mas Papa que Santo, o mas Santo que Papa.

Pasando al terreno mas concreto, en mi opinión personal, nuestro no muy honorable President, hace tiempo que debía haberse retirado a un convento para conciliar allí
las muchas contradicciones visibles en el ejercicio de su cargo, y curarse del traumático estrés ético al que han debido llevarle los diversos
presuntos asuntos turbios que se le atribuyen.

En lugar de eso, haciendo gala de una resistencia numantina para la dimisión, tipíca de los demás hermanos de su orden, presidirá hoy las fiestas que conmemoran la entrada de Jaume I en la ciudad de Valencia.

Por otro lado, hoy es un día festivo, y no toca joderlo con las historias de siempre,
por eso, me limitaré a decir que yo, y supongo que otros muchos ciudadanos --por ahora no los suficientes en número de votos-- no me siento representado por ese President.

Es una opinión.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 9-10-10.

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