viernes, 4 de marzo de 2011

FUNDACIONES

Una Fundación es, entre otras cosas, una persona jurídica cuyas actividades no tienen ánimo de lucro, pero es frecuente que los cabeza de huevo que prestan allí sus servicios tengan unas retribuciones de fábula, como fabulosa es la historia de ciencia ficción que Asimov tituló así, Fundación, no de forma casual, sino mas bien, supongo, influido por el carácter de centros de poder de estas organizaciones en Estados Unidos, tan frecuentes allí por ser nichos fiscales beneficiados por exenciones de impuestos.

El mundo de las fundaciones es tan amplio y variado, que no se pueden hacer generalizaciones sin antes separar el grano de la paja. No es lo mismo la Fundación Vicente Ferrer, que actúa como una organización no gubernamental con fines altruistas, que la FAES, básicamente un sillón del ex presidente Aznar, con flecos de Think tank, tanque de pensamiento, vaya nombrecito, mezcla de vehículo blindado y contenedor intelectual.

No es lo mismo la Fundación March, dedicada a la cobertura por medio del arte del pasado turbulento de su fundador, que la media docena de Fundaciones creadas por entidades financieras para atender las llamadas obras sociales, y nada tuvo que ver la fundación promovida y creada por el abogado y el padre de la niña asesinada en Alcácer para canalizar los donativos que siguieron a los shows televisivos que protagonizaron --me llamaron, porque estaba en una lista de Auditores del Registro Mercantil para que auditara el patrimonio fundacional de ese chanchullo, pero me excusé-- con las Fundaciones creadas por algunas organizaciones sindicales para canalizar sus actividades formativas.

FAES, de la que me voy a ocupar, a mi me parece un invento para influir en la derecha parlamentaria española, desde fuera del parlamentarismo, o sea, un Think Tank. Eso es lo que se desprende del significado de sus siglas, Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales. Con esas siglas, también podría haberse llamado, por ejemplo, Federación Anarcoide de la España Surrealista.

Agradezco a Blanco que usara el término anarcoide el otro día, en lugar del de anarquista, el anarcoide, como el humanoide, debe ser alguien que todavía no ha alcanzado la plena condición de anarquista, con lo que ese calificativo no molesta a quienes hemos conocido las mejores aportaciones intelectuales del movimiento anarquista, como la de Abad de Santillán, o la Escuela Moderna, de Ferrer i Guardia, y tantas otras aportaciones a lo mejor del anarquismo en la historia moderna.

El término anarcoide empleado por Blanco iba dirigido a quienes se oponen a la fiebre prohibicionista del gobierno del PSOE, que un día legisla sobre el tabaco, otro sobre el tráfico, luego sobre los consumos de energía, y baja el precio de los billetes de tren que han de cobrar otras administraciones, y al parecer lo hace sin el acuerdo previo con otras fuerzas parlamentarias. No sé.

Lo que yo recuerdo de este asunto es que Aznar, ese tipo de aspecto desagradable, rostro desagradable, y discursos desagradables, defiende sistemáticamente, desde FAES, con su sonrisa desagradable, que quiere conducir a la velocidad que le da la gana y consumir alcohol sin limitaciones.Cuando gobernó se alineó para meternos en una guerra, también sin las limitaciones de las resoluciones de la ONU. Este tío, decididamente, no quiere límites a su libertad personal, pero no lo confundan con un liberal. Tampoco con un anarcoide.

No se que pasa con los ex presidentes en este país que, en lugar de retirarse al campo como hizo el General de Gaulle, una vez cumplida su etapa de político activo,
se empeñan en seguir dirigiendo la trayectoria de quienes les suceden, parecen orientadores profesionales, tu di esto Mariano, no digas aquello. No tienen bastante con trabajar para empresas energéticas, o para Rupert Murdoch en el caso de Aznar, además quieren seguir mangoneando en el partido, el gobierno, o la oposición, según sea el caso.

Ya se ve que el mundo de las Fundaciones es muy variado, que lo mismo sirven para un roto que para un descosido. Las hay riquísimas, con un patrimonio millonario, y otras viven en la indigencia. En una de estas últimas, la Fundación Ferrer i Guardia
fundada por un Sindicato anarco sindicalista, tuve la suerte de dar clases a un grupo de alumnos, algunos de los cuales, como supe después, eran internos carcelarios con permiso para recibir formación externa.

Cuando terminó uno de aquellos cursos me dirigí a una de las alumnas, que pertenecía al grupo de los internos en la Cárcel Modelo, una morena guapísima con unos ojos verdes que mareaban, para decirle cuánto me había impresionado aquella mirada.
--¿Y me lo dices ahora, cabrón, cuando tengo que volver al trullo?.

En fin. Fundaciones.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 4-01-11.

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