Pensaba yo, erróneamente, que hermeneutas son los navegantes espaciales que vienen en vuelo de reconocimiento a la Tierra, procedentes del asteroide Hermes, para verificar el alcance de los destrozos que estamos causando en el planeta, pero mi viejo Espasa me ha sacado del error, aunque con mucho laconismo, al aclarar que son personas que profesan la hermenéutica, aunque no proceden de Hermes.
Una segunda búsqueda aclara que hermenéutica es el arte de interpretar textos para fijar su verdadero sentido. Viene esto a cuento porque determinados periodistas de medios audiovisuales, en tertulias nocturnas cada vez mas parecidas a los programas mas frívolos están ensayando ahora otra habilidad que consiste en interpretar gestos
para fijar su verdadero sentido.
Esta cosa que no se como se llama, reconocer un gesto y sacar conclusiones de esa gestualidad, evoca la habilidad de los fisonomistas de Casino para reconocer aquellos fulleros que no deben participar en los juegos de azar, junto a la certera percepción de los directores de banco antiguos, jubilados, que se posicionaban en el patio de operaciones y, con solo mirar a la cara del cliente, recordaban todo su historial, sus riesgos y beneficios, pero los tertulianos a los que aludo, 'Al Rojo Vivo', en la sexta, lo aplican al insustancial arte de averiguar, ¿se va/ no se va/ cuando se va/ quien está mejor posicionado para sustituirle?.
Hasta tal punto esto se está convirtiendo en un deporte nacional, que un agente inmobiliario que me ha visitado esta mañana, interesado por un piso en la calle Onteniente que tengo en venta, al despedirle con el comentario --A ver si esto se arregla-- ha respondido, --A ver si se va quien se tiene que ir.
Al parecer, ni los tertulianos, ni el agente inmobiliario, se referían al primer ministro del gobierno portugués, Sócrates --pongo primero el cargo para que nadie lo confunda con el griego difunto-- sino a un político español cuyo nombre nadie menciona, porque lo dan por sabido.
Los hermeneutas del gesto se fijaban anoche en tal expresión de Bono, tal otra de Rubalcaba, un elogio a Chacón, menos mal que uno de ellos aclaró que son los órganos de gestión de los partidos los que deciden esas cosas, que no hay nombramientos a dedo, pero lo cierto es que la mayor parte de la tertulia se dedicó a elucubraciones absurdas, carentes del menor interés, hasta el punto de que me fui a la cama antes de que la cosa acabara, porque soy de los que piensan que una de las cosas buenas que le puede pasar a un país es que el nombre de quienes lo administran no sea noticia.
Tertulias como esa, y alguna mas, deberían titularse 'Historias de la frivolidad' porque no otra cosa que frivolizar es lo que se hace en relación con el agotamiento político del actual presidente, y las quinielas, mas o menos absurdas, para su sucesión.
Mas importante que esa personalización del poder es, me parece a mi, acometer una reforma urgente que potencie la participación de los ciudadanos en la toma de decisiones políticas de importancia, que se incluya en esa reforma una decidida apertura del bipartidismo parlamentario a otras fuerzas representativas, si es necesario modificando las barreras del 5% que lo impiden.
Que se acabe con las listas cerradas, para que cada diputado se gane su presencia en las listas con el favor de los ciudadanos, no con la designación desde los aparatos de los partidos, que se le meta mano al candente asunto de la financiación de los partidos, que en estos momentos parece demasiado vinculado a la corrupción y, tal vez, que se limite la permanencia en el poder, en aquellos casos y situaciones en los que esa permanencia genera clientelismo y juego sucio que acaba con demasiada frecuencia en los juzgados.
Como se ve, nada de esto tiene mucho que ver con unos u otros nombres, sino con la aspiración de que, cualesquiera que sean los nombres, el marco jurídico político en el que actúen permita una regeneración de la vida pública, ahora desprestigiada hasta niveles que no conocíamos desde hace mucho tiempo.
La expectativa de cambios en el Gobierno socialista, y en el partido, ocupa sin embargo los mayores espacios entre nuestros hermeneutas del gesto, y todo el interés público se centra ahora en el tema de los nombres, en lugar de en lo sustantivo, la calidad del marco jurídico político en el que se han de desenvolver.
Que le vamos a hacer. Era inevitable que la insistencia en el famoseo presente en todas las cadenas de televisión se extendiera a los programas de contenido político. Ante esta evolución de la oferta, lo mejor es dedicarse a ver los programas de humor, y pasar de las tertulias políticas. Son parecidos, pero los chistes de los profesionales del humor, suelen ser mejores.
En fin. Hermeneutas.
LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 24-03-11.
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