lunes, 16 de mayo de 2011

DEMOCRACIA

Hay evidencia histórica de que a la democracia como sistema político no le sientan bien los adjetivos. Véase lo que se llamó democracia orgánica en este país, un eufemismo repulsivo para nombrar una dictadura dura que se prolongó durante cuatro décadas. Tuvieron que ponerle un adjetivo porque democracia, a secas, no colaba.

¿Porque le pusieron orgánica? ¿Es que había inorgánicas?. No. Tal vez con ese adjetivo se trataba de negar el carácter mineral, fósil, de un régimen anacrónico que duró cuatro décadas en un entorno político europeo de democracias sin adjetivos. Viene esto a cuento porque unas sesenta mil personas (Levante), con las que simpatizo, se han manifestado en la plaza pública en Heliópolis, para expresar su indignación y su exigencia de una 'Democracia Real', como si la que tenemos ahora fuera ficticia. En ausencia de democracia, esos manifestantes no habrían podido ocupar la plaza pública.

Dicen que la democracia nació en la plaza pública, en el Ágora griega, pero no se insiste bastante en el hecho de que en aquella democracia, tenida por originaria, había una población esclava, sin derechos democráticos, gracias a la cual todo funcionaba, y los señoritos, muy preparados por sus preceptores, casi todos filósofos, podían ir al Ágora a lanzar sus bellos discursos. ¿Era ficticia aquella
democracia originaria?, en mi opinión era muy real.

Basta pensar en la ausencia de democracia en la antigua Grecia. En un régimen de tiranía personal, el Ágora hubiera permanecido vacía, a lo sumo frecuentada por los lameculos del tirano, y las mentes nobles de los ciudadanos amantes de la libertad
recluidos en sus casas, solo podrían expresar sus ideas en la oscuridad de las termas y cuidando de no ser escuchados por los espías del tirano.

Esa población esclava, sin derechos, de la antigua Grecia, que con su dedicación al trabajo doméstico liberaba a sus amos de tareas tediosas y permitía su participación activa en el gobierno democrático de la ciudad de Atenas, no es tan distinta de la población inmigrante de nuestro país (un 14%), una parte de la cual no tiene papeles, y se queda con los niños mientras sus progenitores van a manifestarse por una 'Democracia real', sin ser conscientes de que, si tal cosa existiera, su presencia en la vida pública, sería mas improbable.

A lo largo de mi vida, he participado en numerosos actos públicos como el que nos ocupa, a mi, y espero que a los usuarios habituales del Blog, y, concluidos esos actos, las cosas han seguido, mas o menos, igual.

Solo la permanencia en la plaza pública, el abandono del trabajo, el domicilio y cualquier otra obligación social o laboral con carácter indefinido, puede tener algún efecto en las demandas reivindicadas, pero, en este caso, lo que se pide no solo es un imposible, sino que es un retroceso sobre lo que hay. Lo que hay es democracia, y pretender ponerle algún adjetivo no llevaría a corregir sus debilidades.

Es cierto que las democracias europeas actuales, se asemejan cada vez mas a un edificio después de un terremoto, solo conservan sus estructuras básicas, los partidos políticos, los parlamentos, los votos, pero los ciudadanos, en su inmensa mayoría, reciben un trato cada vez mas semejante al de los esclavos de la Grecia clásica, mientras una minoría de señoritos, financieros, altos políticos, y directivos de organismos internacionales ejercen sus derechos, incluso el de pernada, al parecer, si lo que se le imputa a DSK resulta ser cierto, al margen de los sacrificios que se reclaman a la clase esclava.

Es coherente que los ciudadanos mas lúcidos, mas informados, se indignen. Es una actitud que comparto, pero, en mi modesta opinión, eso debe llevar a la exigencia permanente, no solo puntual, de MAS DEMOCRACIA, lo que no requiere de adjetivos que, históricamente, han servido, precisamente, para desvirtuar y vaciar los contenidos de la democracia.

La radicalización de las posiciones políticas es una consecuencia natural de las situaciones de conflicto, crisis e incertidumbre. En esas situaciones siempre aparecen impulsos pirómanos, incendiarios, y personalidades moderadas que optan por el posibilismo, que actúan de bomberos. Cuanto menos se escuchen las demandas justas de los ciudadanos indignados, mas están estimulando las estructuras políticas de la democracia debilitada la actitud de los pirómanos, de los incendiarios.

Algunos, como un tal Juan García, de Coalición Valenciana, aprovechan la confusión para publicar una página pagada en 'Levante' que recoge el testimonio gráfico de su ideario político, agresión a personas, locales, comunidades vecinas, petardos en sedes de partidos políticos, y mentiras como que todo eso está apoyado por 500 mil valencianos. Serán 500, o 1000, no he visto mas cuando he coincidido con alguno de sus actos callejeros. Este señor es un ejemplo de democracia con adjetivos, no hay que seguirlo.

En fin. Democracia.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 16-05-11.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios