lunes, 9 de mayo de 2011

INDIGNEZ VOUS!

He asistido a clase de Medios de Comunicación después del largo paréntesis de sucesivas, y extrañas, celebraciones festivas, una crucifixión, unas fiestas pascuales con 'milotxes', pan quemado y huevo duro, una feria de abril que se celebra en mayo, beatificaciones y óbitos varios, a cual mas relevante. Por fin, en la primera sesión, reanudadas las clases, la profesora ha puesto en nuestras manos un extracto del libro de treinta páginas escrito por un joven de 93 años, Stéphane Hessel, nacido en Berlín, antiguo miembro de la Resistencia francesa, del que se han vendido más de 600.000 ejemplares.

(...)

Para Hessel, dice el panfleto,"la indignación constituía el núcleo de la Resistencia (...) invita a sus lectores, especialmente a los jóvenes a aplicar esa herencia (...) incitándoles a que dejen de lado la indiferencia..descifrar las causas de lo que les ocurre y crear redes que les permitan combatirlas ... al margen de los partidos políticos, a los que no es contrario, pero que entiende que no deben constituir el único horizonte participativo".

Este resumen del libro ha sido el origen de un apasionado debate entre los asistentes, que ha durado hora y media. Antes de entrar en el tema, estoy obligado a citar que algunos jóvenes de nuestro país ya están metidos en la tarea de dar forma a esas redes de participación, algunas de las cuales están activas en Internet, por ejemplo, la que advierte, de modo muy elocuente, de que no hay futuro para los jóvenes en este país (a menos que se involucren en un proceso de cambio).

Mientras los jóvenes se centran en la Red con el mismo debate que propone Hessel,
¿Que hacen algunos adultos? Si uno pregunta en la calle o en el bar, por las causas de este desasosiego que nos indigna a tantos, jóvenes y menos jóvenes, es frecuente que reciba respuestas poco matizadas, del tipo 'Los políticos son unos chorizos..'

Recibes una respuesta como esa, tan genérica, y ya puedes suponer lo que viene después, pero lees los sondeos de opinión entre los electores y resulta que, los mismos que tienen tan mala opinión de los políticos en general, tienen intención de volver a votar a los suyos, no importa que las listas de candidatos estén cubiertas con implicados en sobornos, prevaricaciones y cosas peores.

¿Que pasa aquí, te preguntas?, ¿Contra quien me indigno, contra los chorizos o contra los que dicen que los van a volver a votar?

Dejas aparcada la indignación, por un momento, intentas analizar la realidad observada y ese análisis te lleva a un callejón peligroso. Vamos a ver, en principio uno se indigna porque percibe que la democracia no funciona, y, como recomienda Hessel, trata de entender que está ocurriendo.

Si los electores castigan a los chorizos, eso es un signo de que la democracia funciona y no hay motivos para indignarse. En caso contrario, tienes que entender, a la fuerza, que la democracia no funciona, a) por los chorizos, b) por quienes reeligen a los chorizos. El problema aparece aquí, porque esa percepción generalizada de los males de la democracia, pone en peligro los fundamentos de la democracia misma. Puede salir alguien diciendo, veis, no estáis maduros para un sistema democrático, necesitáis un hombre bueno, ético, y firme, para que os gobierne, porque no sabéis hacer uso del voto. Craso error, al que conviene anticiparse por si acaso.

Me indigna que los ricos no paguen impuestos, en la medida que les es exigible y que las políticas sociales estén en peligro por falta de recursos. Es cierto que las leyes aprobadas en los parlamentos democráticos permiten esa situación, pero, ¿han pensado que ocurriría en ausencia de un régimen parlamentario.?

Para llegar a esta situación fiscal que les favorece, las grandes fortunas han necesitado años de influencia, y una gran energía creativa para diseñar los instrumentos legales que les permiten escaquearse.

Esas leyes son susceptibles de ser cambiadas, en un contexto democrático. En los regímenes autoritarios, los ricos no se molestan en actividades tan sutiles, arramblan con todo, lo sitúan donde quieren, y aquí paz y después gloria. Cualquier disposición jurídica requiere con carácter previo, levantar del sillón al autócrata, como estamos viendo, y a que coste, en las revoluciones pacíficas del Magreb.

La percepción por la población de que algo no está funcionando en el sistema, exige, al menos, un mínimo esfuerzo previo de los ciudadanos para conocer las distintas estructuras, grupos sociales, y relaciones entre ellos, así como los instrumentos fiscales y políticos en los que descansan esas relaciones que configuran lo que se da en llamar sistema.

A juzgar por las audiencias de decenas de millones de espectadores en los acontecimientos del fútbol, y el número de programas cada vez mayor, especializados en emitir la bazofia que configura un submundo cultural propio de un país ágrafo, es impensable que la mayor parte de los censos electorales, los que determinan las mayorías elegidas en los parlamentos autonómicos, estén constituidos por personas
con una buena percepción de los fallos de los sistemas político económicos, es decir, que entiendan lo que está ocurriendo y, en consecuencia, se indignen, y esto no tiene nada que ver con la edad, sino con el sentido común informado de cada uno.

Para indignarse, como propone Hessel, es condición previa estar informado. A veces, algún candidato comete la torpeza con su conducta inapropiada, de deslizar algún comentario que da pistas sobre su verdadera calaña, y eso puede compensar la falta de información.

Es el caso de Camps. Por si quedara alguien sin tener noticias de sus raros manejos con Correa, de su imputación por la justicia, ahora insulta al abuelo de Zapatero,
quien descansaba en su tumba de fusilado republicano ajeno a las trifulcas entre políticos, con lo cual deja claro que, además de un maleante, es un tipo con poco o ningún estilo para la brega electoral.

Y, sin embargo, los sondeos le dan ganador. Esto si es para indignarse, pero claro, sin olvidar que un sistema democrático, por mal que funcione, es perfeccionable, y mil veces mejor a un sistema autoritario, de cuya cultura vienen, Rita, Camps, Rus, y bastantes mas de los de su cuerda. No basta con indignarse, además hay que ser consecuente con las causas de esa indignación en el momento del voto.

En fin. Indignez Vous!

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 9-05-11.

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