miércoles, 20 de febrero de 2013

EL ESTADO DE LA NACIÓN

La nación está en estado. Dicen que esta tarde habrá un parto en el parlamento y, a juzgar por la calaña de los políticos que la han estado jodiendo en el año que ahora se examina, el resultado de ese alumbramiento solo puede ser una criatura llena de malformaciones, con una corta esperanza de vida.

La palabra nación, si nos atenemos al uso que históricamente se ha hecho de ella, evoca gestas bélicas, emociones totalitarias, grandes concentraciones de masas a la mayor gloria de sistemas fascistas, nacional socialistas, nacional católicos, y cosas así.

En cambio, la palabra país es mas bucólica y literaria. Se imaginan un cuento infantil que comience con la expresión...En una nación....No, siempre comienzan así..En el país de... luego aluden a hadas, maravillas, y sus protagonistas son, a veces, niñas de cabellos dorados en las que se ha fijado el autor, como fue el caso de Lewis Carroll.
(...)
Puede que presentar el debate de hoy como un parto con mal fin sea demasiado extravagante, que sea mas realista mirarlo como una representación teatral llena de malos actores. Millás se refiere hoy en su columna a que de tanto ingerir alimentos pre cocinados adulterados, hemos perdido la facultad de percibir su sabor. Concluye que, aunque la sustitución fraudulenta de carne de bobino por la de equino no afecta a la salud física, es un fraude. Afecta a la salud moral y eso es lo que nos está haciendo perder el sabor de todo.

Es otro punto de vista, se puede presentar así el debate de hoy sobre el estado de la nación como una representación fraudulenta de la realidad, en la que la verdad bobina se presentará adulterada con productos equinos por parte de aquellos que tienen que dar cuenta de el, después de haber acercado tanto la nación al matadero, mientras que otros, los que están deseando hacerse con los subproductos adulterados para entrar en el negocio cambiando su etiquetado, tratarán de poner en evidencia la mala gestión de quienes les han precedido.

En medio de este charco de inmundicia, hay sin embargo un concepto que nos puede salvar del hedor. El concepto de persona, mas esperanzador que el de nación, o incluso el de país.

Si detenemos la mirada en la persona individual, encontraremos conductas ejemplares en todos los grupos que ahora nos producen un cierto rechazo. Alcaldes de la derecha con un ejercicio impecable de sus funciones, diputados de a pie, de cualquier otro partido, que nunca han sido contaminados por las extravagancias de las cúpulas de sus partidos, votantes de buena fe, que han creído las promesas electorales, y no son responsables de los incumplimientos de los candidatos.


Por eso, si del parto de esta tarde, que yo doy por fallido, saliera alguna intención de reforma que permitiera poner a las personas individuales y sus conductas, mediante listas abiertas que primen a los individuos, por encima de las siglas de los partidos, tal vez podríamos comenzar a ver la política como algo mas constructivo y esperanzador que una mala farsa con actores detestables o un parto fallido, que nos deja una criatura con esperanzas de supervivencia mas que dudosas. 

En fin. El estado de la nación.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 20/02/13.

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