lunes, 11 de febrero de 2013

EL FINIQUITO

Ratzinger ha pedido el finiquito, con el pre aviso suficiente que exige el Estatuto de los Trabajadores, de modo que seguirá ejerciendo de Papa hasta el 28 de febrero, para que no lo dejen sin indemnización, pero la Empresa, el Vaticano, ha puesto ya en marcha los mecanismos para su sustitución, con el fin de que los fieles que se congreguen en la plaza de San Pedro la próxima semana santa, lo hagan ante el nuevo Director General de Asuntos Espirituales. A Papa jubilado, Papa puesto.

Dicen los que saben de esto que, desde el siglo XIII, ningún Papa ha renunciado a su pontificado salvo por causa de muerte, al parecer Ratzinger ha mostrado su deseo de terminar sus días leyendo en un monasterio, con el argumento de que su estado de salud no le permite disponer de las energías que exige el cargo.

O sea, estamos ante una dimisión voluntaria de uno de los personajes públicos mas carismáticos del mundo mundial, lo que no significa, necesariamente, que podamos albergar esperanzas de que otros menos carismáticos y mucho mas dañinos para la sufrida población laica, sigan su ejemplo, y se marchen ante su incapacidad para ofrecer a los votantes las soluciones a sus problemas, prometidas y no cumplidas.

Simpatizo con los motivos de Ratzinger para marcharse porque yo mismo, no siendo Papa, tomé una decisión semejante, apartarme de la vida activa y retirarme al blog a escribir, lo que no he dejado de hacer en los últimos años, con un efecto benéfico para mi salud, aunque supongo que no tanto para la de quienes me leen.
(...)
La decisión de Benedicto XVI ha pillado por sorpresa, al parecer, a media humanidad, ni la prensa había recogido ningún rumor antes de que fuera formalmente anunciada, ni de los herméticos muros del Vaticano, aunque tienen grietas, como se vio en el caso del mayordomo, se ha filtrado nada, de tal modo que parece que ni siquiera todos los cardenales que ahora tendrán que acudir al cónclave lo sabían, hay que suponer que los mas llegados, si. 

Cónclave es una palabra enormemente literaria y cinematográfica, que evoca un sin fin de libros y grandes películas que han tratado de mostrar el lado solemne, majestuoso, y a la vez impenetrable, de esa ceremonia que acaba con el humo saliendo por una chimenea pero que, esta vez, reunirá, aunque sea por un instante, a dos Papas vivos, algo que preocupa, y no poco, a los que están al tanto de estas cosas, pues, aunque Ratzinger, con su retirada anunciada a un espacio monacal, lanza un claro mensaje de no interferencia en los asuntos del Vaticano, una vez retirado, no hay que olvidar que entre los cardenales siempre hay resistencias y lealtades que, en este caso, con dos Papas vivos, se podrían prolongar mas de lo esperado, y la experiencia histórica indica que esas circunstancias han favorecido en otro tiempo los conflictos que terminaron en cisma. 

No es un tema que me preocupe especialmente, a mi lo mismo me da una única cúpula de la iglesia, que catorce, total no voy a misa ni cuando me invitan a un bautizo, siempre me quedo fuera fumando, pero de algo tengo que hablar y hoy, no encuentro otro tema que merezca la pena, entre otras cosas porque, como es lunes, y casi todo es fútbol, no compro el periódico.

Por suerte he ido al cine y, antes de dar la página por terminada, puedo hablar de Lincoln, una película de Spielberg que me ha parecido honesta, pues presenta la aprobación de la enmienda a la constitución americana que abolió la esclavitud, como resultado de un montón de trampas, votos comprados, y chanchullos varios, con congresistas cambiando el voto a última hora y maniobras escabrosas para lograr la aprobación de la moción, que ríete tu del Tamayazo de Esperanza Aguirre para entrar por la puerta falsa al gobierno de Madrid. 

El trabajo actoral de D.L. Lewis, casi dos horas de presencia en la pantalla, con una caracterización y actitud corporal asombrosas que te convencen de que Lincoln, efectivamente, fue así, se movía así, andaba así, me ha parecido lo mejor de la película, sin olvidar la densidad precisa del guión que convierte esta historia en algo,esencialmente, político, por encima de cualquier otra consideración. 

De modo que, a quien le guste el cine político, le gustará la película.

En fin. El Finiquito/ Lincoln.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 11/02/13.

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