viernes, 22 de febrero de 2013

URGENTE, IMPORTANTE

Los viejos tratados de gestión de empresas insistían mucho en la distinción entre lo urgente y lo importante , un residuo de la antigua racionalidad abandonada desde que la plaga neoliberal impuso la velocidad especuladora a los negocios y el dinamismo a las transacciones financieras globalizadas soportadas en redes cibernéticas transnacionales, hasta el punto de que ese dinamismo ha llevado a la economía occidental a romperse la crisma.

Este nuevo paradigma, el de la velocidad, ha convertido lo importante en urgente, y lo urgente en inmediato, de modo que todo es inmediato, casi nada es importante, y los resultados de esa euforia de la velocidad han conducido, entre otras cosas, a que algún empresario declarara que a los ejecutivos a sueldo no hay que apretarlos, hay que ahogarlos, y a que el índice de suicidios entre el personal de alguna empresa francesa, alcance tasas preocupantes.

El mundo de la comunicación parece que todavía conserva el hábito de la distinción entre lo importante, y lo que no lo es, en la toma de decisiones sobre lo que se debe publicar, o no. Sin embargo, dada la diversidad de los usuarios de sus productos, sus responsables conservan un renglón específico dedicado a la frivolidad, ya que lo que para unos es importante, para otros, los que buscan un espacio irrelevante pero divertido en los periódicos, no tiene el menor interés.

Digo yo que habrá sido ese paradigma de la variedad en la información para tratar de satisfacer gustos diversos, lo que está tras la decisión de poner como noticia en 'Levante' que un diputado se hace la manicura en sede parlamentaria.

(...)
Vamos a ver, con todo lo que hay por hacer, reconstruir un sistema financiero regional que ha sido objeto de demolición, recoger los pedazos de la televisión autonómica destruida, redactar un plan de mantenimiento sostenible que pueda mantener en pie los edificios públicos construidos en la época del esplendor, contribuir a levantar una industria del espectáculo, cine, teatro, y cultural, editoriales, conservatorios, estudios de grabación, poner en marcha un plan de empleo para los jóvenes que reduzca su espectacular tasa de desempleo a la mitad, y tantas otras cosas importantes para nuestra recuperación como sujetos comunitarios activos, resulta que ahora es noticia que un señor se hace la manicura en las cortes. No me jodan.

No entiendo la noticia, aunque se trata de Díaz Alperi, ex alcalde de Alicante, un señor que yo pensaba que estaba en la cárcel, debido a sus relaciones dudosas con tipos aún mas dudosos, por cuestiones urbanísticas y basureras, sicilianas, podríamos decir.

Habiendo tanto por hacer, en esta comunidad cuyos parámetros estadísticos de todo tipo indican que hemos alcanzado un estado zombi, que nuestro primer periódico se ocupe de cuestiones cosméticas, del cuidado de las uñas de un diputado, aunque sea Alperi, da la medida del grado de decadencia que hemos alcanzado.

Menos mal que esta mañana me han hecho un electro y me han asegurado que mi salud cardiovascular permite que me dedique al arriesgado deporte de la lectura de la prensa diaria, sin merma de mi esperanza de vida, aunque me han recomendado, al mismo tiempo, que deje de ver los telediarios, como una medida complementaria a la dieta pobre en grasas que me han aconsejado.

El telediario de la Sexta es, ahora, lo mas parecido a aquel periódico sensacionalista, Siete Fechas, que voceaban los vendedores por la calle y era un resumen extenso de los crímenes de la semana, solo que la Sexta extiende esa información a un ámbito planetario.

Quien me iba a decir que me refugiaría en Antena 3, o en Euronews, para encontrar espacios informativos mas serenos y equilibrados. En fin.

Es muy conveniente distinguir lo importante de lo que no lo es, mas en esta época, con un caudal tan abundante y veloz de información, y en ningún sitio está escrito, que yo sepa, que interesen los chismes sobre Kate Middleton, o el estado de la manicura de un diputado, existiendo publicaciones especializadas que ya cubren esa cuota de las preferencias del público.

Como tampoco está escrito, que yo sepa, que el deporte deba ocupar la mitad del espacio de los telediarios. Son los medios, los que imponen esas preferencias, no los usuarios a los que, rara vez, se les pregunta por sus preferencias, salvo a través de las mediciones de audiencia de los diversos programas.

Sabemos que la publicidad insertada en televisión, y sus tarifas, se miden ahora por impactos, de modo que el anunciante paga según el número de usuarios que, supuestamente, la ven. Eso no debería ser obstáculo para que se recuperaran las antiguas distinciones entre lo urgente y lo importante, entre lo que es importante y lo que no lo es.

Solo mediante esa selección previa, hecha con criterios rigurosos, los usuarios de la prensa y la televisión podremos aspirar a tener un adecuado grado de información, en medio de la vorágine de la prisa y la frivolidad que predomina cada vez mas en el mundo de la comunicación.

Parece oportuno recordar aquí ese aforismo atribuido a Lord Byron, o a su sastre, 'La prisa es enemiga de la perfección', aunque la perfección, ya se sabe, no es cosa de este mundo imperfecto, no está mal intentar acercarse a ella.

En fin. Urgente, importante.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 22/02/13.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios