jueves, 14 de febrero de 2013

PRIMAVERA

Hoy huele a primavera, intensamente. Al menos en mi calle, a la que llaman avenida, ignoro porqué. Nunca he visto un río desbordado pasar por aquí. Fue a mediados del siglo XX cuando se produjo una gran avenida,un desbordamiento, que aquí llaman riada, y entonces esta calle no existía. Formaba parte de un extenso cinturón de huerta que rodeaba la ciudad, surcado por siete acequias en cuyos márgenes crecían hermosas flores blancas y amarillas, como ramos de novia o coronas de muerto.

He bajado a la calle cuando el sol hace horas que ha despertado y en el seto central, esa tregua vegetal que rompe el asfalto urbano, hay un perfume intenso a caléndulas y violetas, pero no se ve flor alguna. Violetas?. ¿Será el perfume de la presidenta de la comunidad que cuando cruza la calle deja un rastro de aromas que persiste durante horas? ¿Será que debajo de ese manto vegetal, antiguo espacio de huerta, bulle una vida incipiente, muy activa, que prefigura ya la revolución vitalista que anticipa el cambio estacional?. No se.
(...)  
Me inventé una leyenda huertana, un cuento de viejas, que relataba una mañana de primavera en la que apareció flotando, en una de aquellas acequias, el cuerpo sin vida de una joven vestida de blanco, coronada de jazmines, violada por un monstruo de los que acechaban aquellas nocturnidades huertanas. Todo falso, pero ahora lo veo como una metáfora que contrapone la pureza y el mal infernal, una especie de teología de la primavera, si es que tal cosa puede existir, si consideramos que el culto a la naturaleza, de origen griego, es muy anterior a la, digamos, ética cristiana y su aspecto teológico. 

Sospecho que esta alusión a la teología viene de la lectura de 'Levante' que se ocupa de la dimisión del papa, pero ahora quiero acercarme a los orígenes paganos del Carnaval, según mi profesor de Teatro, Patxi. 

Cuenta Patxi, muy versado en los orígenes del Teatro, que la palabra Carnaval no está en relación con cuestiones carnales, miércoles de ceniza, y cosas así, sino que viene de la expresión Carro Naval, una embarcación de madera, provista de ruedas, que navegó entre las islas del Egeo y se adentró en tierra, para servir de escenario a los primeros trágicos griegos de los que se tiene noticia.

Si esto es cierto, podemos pensar que ni las palabras, ni las cosas, ni las personas, son siempre lo que parecen, que, en general, no somos absolutamente perversos, ni cándidos y buenos, sino un equilibrio variable de ambas pulsiones que hace que a veces reaccionemos con una paciencia contemplativa ante un estímulo negativo, y otras veces lo hagamos con una agresividad manifiesta, lo que, volviendo a la teología, parece indicar que tal vez estamos habitados, a la vez, por los símbolos teológicos por excelencia, Cristo y Satán.

En la ultima de 'Levante', el autor de 'El Declive del Estado Vaticano', J. López, afirma, en el titular gordo, que 'El mutis engrandece al papa, que iba a pasar sin pena ni gloria'. Ignoro si esto podría suceder en otra época, pero, en la velocísima sociedad de la información actual, parece mas cierto que, cuando una persona pública se va del escenario social, por mucho carisma que se le atribuya, apenas cierra la puerta tras de si, su recuerdo desaparece de la memoria de las gentes en un tiempo muy, muy escaso. 

Hay múltiples ejemplos de lo que digo, premios Nobel, escritores, grandes artistas, científicos eminentes, que fueron universalmente famosos, y hacen perder miles de Euros a concursantes de televisión cuando les preguntan por ellos. 

Solo hay una cosa que puede suavizar, retrasar, ese olvido, que algún director de cine decida elegir al personaje desaparecido de la vida social para darle otra vida en su película. En ausencia de esa resurrección cinematográfica, Ratzinger, como otros tantos, pasará rápidamente a habitar el olvido mas absoluto entre las gentes. Es una intuición, mas que una opinión. 

Cualquiera que sea el destino de Ratzinger en la memoria de las gentes, hoy huele a primavera y mis sentidos conectan mas con el culto a la naturaleza en la antigua Grecia, que con cuestiones teológicas, que me son ajenas. 

Estoy escribiendo a mano, porque el jodido botón de arranque de la CPU se ha atascado, así que no se que mas decir de la primavera y de Ratzinger. Cuando uno no sabe que mas decir, lo mejor es no decir nada. 

Pues eso.

En fin. Primavera. 

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 14/02/13.

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