lunes, 1 de julio de 2013

¿UN PAÍS DECADENTE?

Anoche estuve despierto hasta las dos viendo la retransmisión televisiva de un acontecimiento deportivo excepcional, ya saben, la final de la copa Confederaciones disputada por los equipos de fútbol de Brasil y España, que terminó con el resultado de 3-0 a favor de los brasileños.

Yo no soy futbolero, ya lo saben, pero no me pierdo estas citas excepcionales por su alto contenido simbólico. Piensen la que estaría montada ahora mismo si hubiera ganado España, los periodistas deportivos estarían estirando en la radio la noticia, todos los telediarios abrirían sus informativos con un triunfalismo grandilocuente, y. habría una serie de actos programados con la presencia del rey, el gobierno, y el clásico desfile en autobús por las grandes avenidas capitalinas, cuyas aceras estarían llenas de seguidores celebrando el triunfo a voz en grito, con sus caras pintadas con los colores de la selección.

Alguna de mis páginas ha sido dedicada a analizar la repercusión social de otros encuentros importantes que terminaron en victoria, recuerdo ahora mismo una con el título 'Catársis', pero nunca he dedicado ninguna al análisis de una derrota deportiva tan significativa como la de anoche. Voy a ello.
(...)
La selección española me pareció una tropa cansada y torpe, lo de torpe va por el penalti que falló Ramos, lo de cansados por todos ellos, que se enfrentó a un equipo de auténticos atletas, que además demostraron unas tremendas ganas de trabajarse el triunfo, hasta el punto de que su entrenador, en los últimos minutos, viendo que tenía enfrente a un equipo derrotado, físicamente, moralmente, y técnicamente, no cesaba de exigir a sus jugadores con un gesto de sus dedos que marcaran el cuarto gol, tal era el estado de indefensión que reconoció en sus contrarios.

Esto en cuanto a los jugadores, al equipo. En cuanto a los periodistas deportivos, un tal Manu dijo una cosa cuando ya estaba el partido sentenciado, que me pareció una muestra de la tremenda estupidez que habita en ese ramo, el periodismo deportivo. 'Ni en sueños habría pensado Brasil ganar este partido', esta prepotencia a posteriori, negada por la realidad, solo puede salir de boca de un estúpido, si.

Estas fueron mis impresiones, ahora me planteo una pregunta, ¿Lo sucedido anoche en Maracaná es una muestra mas de la decadencia en la que ha entrado el país? No veo porque hay que eludir la palabra decadencia, cuando puede servir como estímulo para el análisis y la reflexión.

Conviene recordar que, a lo largo de su dilatada historia, España ha transitado por tiempos decadentes. Así, cuando perdió el dominio de los mares, y del comercio, en favor de ingleses, portugueses y holandeses, abandonó sus victorias y su gloria de potencia mundial de la que solo quedaron la Compañía de Tabacos de Filipinas, Cuba y algunas posesiones africanas, entró en una fase decadente, que se agudizó con la pérdida de Cuba, que alimentó todo un género literario decadentista, Unamuno, me duele España, todo eso, de la que solo se recuperó con el desarrollismo de la segunda mitad del siglo XX. 

Así, históricamente, el país ha vivido mas tiempo en la decadencia que en la euforia, hasta que la burbuja del ladrillo llevó a pensar a algunos que podíamos superar a Italia en PIB, y llegar a ser una potencia europea. Lo que ha sucedido después, hasta llegar al momento de la derrota de anoche, son una serie de acontecimientos que podrían marcar un cambio de etapa que se puede calificar, o no, de decadente. 

Veamos. Hemos perdido soberanía, hasta el punto de que las políticas fiscales y sociales las marcan poderes foráneos. Estamos en manos de la banca europea, que decide que modificaciones constitucionales hemos de hacer para asegurarse el reembolso de sus créditos. Nuestros jovenes, en su mayoría, no es que carezcan de futuro, es que no encuentran su sitio en el presente, como en los años cincuenta, adultos y jovenes, no lo tuvieron, aunque entonces lo buscaron en el extranjero, y ahora, gracias a que estamos en la Unión Europea, como remarcan los ministros del gobierno, lo pueden buscar en la propia casa común.

Los negocios están paralizados y no hay créditos para ponerlos en marcha, justo igual que cuando el oro y la plata dejaron de fluir desde América. No quiero cansarles. ¿Son estos argumentos suficientes para suponer que estamos en una situación de decadencia? La cuestión requiere algún matíz. Si hay decadencia, ¿afecta al país o a las élites que lo dirijen?. Me inclino a pensar que si, hay decadencia, pero que este estado afecta, sobre todo, a las élites dirigentes, políticos y empresarios,  aunque sus consecuencias afecten a todo el mundo.

Un político que no es libre para tomar decisiones sin consultar a otros poderes, ¿cómo justifica su existencia?. En otras épocas, en otros contextos históricos, han existido gobernadores sometidos al poder superior del imperio, esos son ahora nuestros políticos. Se puede decir que han decaído en la integridad e independencia de sus funciones, han pasado a un estado de dependencia. Es en ese sentido que sostengo que son élites decadentes. 

En cuanto a los empresarios. ¿Que puede hacer un empresario si le faltan los medios financieros necesarios para reemprender su actividad, saliendo de una situación de crisis, sin demanda interna suficiente? Poca cosa. Lo cierto es que poca cosa están haciendo, lo que se traduce en un estancamiento de la actividad económica. Si ese estancamiento es temporal, si encuentra capitales, no podemos hablar de decadencia. Si contamos los años en los que se está prolongando esta situación, ya no estoy tan seguro.

Si fallan las élites, políticos, empresarios, y fallan los símbolos, soportados también por unas élites, las deportivas, ¿que tenemos?.

En mi opinión, no tenemos un país decadente,pues supongo a todo el mundo ocupado sobreviviendo, sino unas élites decadentes. 

Por eso pongo mis esperanzas en las plataformas ciudadanas, en los jóvenes combativos, ellos son ahora los que llevan en sus camisetas los colores de la renovación, la esperanza de la sustitución de una élites decadentes, responsables de la actual situación del país, por un lado, y de las derrotas deportivas por otro. 

El país tuvo una etapa de gran crecimiento económico y social antes de los excesos y los errores que nos han traído hasta aquí. No es el pensamiento neo conservador lo mas adecuado para volver a la prosperidad y la justicia, sino la regeneración de las élites, con personas portadoras de otras ideas capaces de revolver el estancamiento derivado de unas políticas marcadas por la ideología, en lugar de por el sentido común, pero si esta renovación no se produce a la vez entre los políticos que mandan en las instituciones europeas, no se. 

El verdadero campeonato no fue tanto el de Maracaná, se juega en las distintas elecciones representativas que quedan por venir. Hasta entonces, no tendré claro si es el país el que está en decadencia, o son solo sus élites. 

En fin. ¿Un país decadente? 

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 1-07-13.

2 comentarios:

  1. decadencia.

    (De decadente).


    1. f. Declinación, menoscabo, principio de debilidad o de ruina.

    2. f. En historia o en arte, período en el que esto sucede.

    Personalmente si me dicen que es una canción de Heroes del silencio me lo creo, es muy de su estilo.

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  2. una extensa élite decadente,
    buenas palabras!:)

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Comentarios